Homenaje a “El Fakir”
Francisco Chérrez Tamayo
“Regreso desde los cerros donde moríamos a la luz del frío/ desde los ríos donde moríamos en cuadrillas/ desde las minas donde moríamos en rosario/ desde la muerte donde moríamos a grano”. Este fragmento recuerda parte del excelso poema: “Boletín y elegía de las mitas” del afamado poeta y escritor César Dávila Andrade, poema comparado solo con “Alturas del Macchu Picchu” de Pablo Neruda. Este jueves 5 de octubre se conmemoraron los 100 años del natalicio de nuestro glorioso y recordado Fakir, llamado así por su aspecto físico, además por el interés que tenía por las ciencias ocultas y esotéricas, así como por la hipnosis. Dávila Andrade célebre poeta, narrador y ensayista, fue uno de los más preclaros poetas ecuatorianos, cuyo accionar dentro de las letras fue fundamental en el proceso evolutivo y en la madurez de la lírica ecuatoriana, durante la segunda mitad del siglo XX. Nació en Cuenca el 5 de octubre de 1918, de familia humilde, modesta y de escasos recursos económicos, su primaria lo curso en la escuela Hermano Miguel, alcanzado solo hasta segundo año del colegio normal Manuel J. Calle; curso también un año en la escuela de “Bellas artes”; tuvo que abandonar sus estudios por la carencia económica, para dedicarse a cumplir diferentes trabajos, con el objeto de ayudar a la mantención de su familia. Dentro de su vasta producción literaria, resumiremos las obras de mayor renombre a nivel nacional e internacional, como “La Vida es vapor”, su primer poema, publicado en 1934, cuando apenas cursaba los 16 años. En el año de 1945 publica muchos cuentos, ensayos y artículos en la revista “Letras del Ecuador” de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Luego, “Espacio me has vencido” (1947); “Catedral salvaje” (1951); “Trece relatos” (1955); “Boletín y elegía de las mitas” considerada su obra cumbre, catalogada y elogiada a nivel internacional, publicada en 1959; “Cabeza de gallo” (1966). A inicios de la década del 50 busca un mejor porvenir en Guayaquil, sin estabilizarse anímica ni económicamente, pasando luego a Quito donde realizó trabajos de amanuense y empleado en una biblioteca, para posteriormente en 1951 radicarse definitivamente en Venezuela desempeñándose como periodista y profesor en la Universidad de los Andes, en Mérida. Finalmente su vida bohemia y angustiada lo lleva al suicidio el 2 de mayo de 1967 en Caracas, encontrándose junto a su cadáver su pensamiento postrero: “Nunca estaremos verdaderamente solos, si vivimos dentro de un mismo corazón”. No hay duda que leer cualquiera de los poemas del mayor representante del relato breve del Ecuador, nos deleita y nos complace sobremanera! (O)
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