Entre los documentos sobre el caso Assange que se hicieron públicos el martes 16 de octubre hay dos que permiten entender hasta qué punto el servicio exterior ecuatoriano, en tiempos de la ex canciller María Fernanda Espinosa, estaba perfectamente sintonizado con el operativo que el gobierno ruso preparó para sacar ilegalmente al célebre australiano de Inglaterra.
Se trata de un detalle, insólito sin duda, que hasta ahora no se había podido ver y que consta en los nombramientos de Assange como diplomático, primero en Londres y, luego, en Moscú. En esos nombramientos se establece un tiempo determinado para que Assange cumpla con su supuesto trabajo como diplomático ecuatoriano: hasta el 19 de enero del 2018 en Londres y hasta exactamente ese mismo día en Moscú.
Resulta que, de acuerdo a las acciones de personal del Ministerio de RREE, Assange fue nombrado simultáneamente para dos cargos en distintos lugares. En la acción de personal donde es nombrado como Consejero de la Embajada del Ecuador en el Reino Unido, emitida el 15 de diciembre del 2017, se establece que ganará un sueldo de 2 034 dólares y que desempeñará ese cargo hasta el 19 de enero del 2018. La acción de personal donde, en cambio es nombrado Consejero en la Embajada en Rusia, con idéntico sueldo, fue emitida el 19 de diciembre (cuatro días luego de la de Londres) pero establece, asimismo, que ese trabajo lo realizará hasta el 19 de enero del 2018.
Este hecho, a más de obvias irregularidades administrativas que conlleva (entre otras nombrar a alguien funcionario para que trabaje al mismo tiempo en dos países), demuestra que la Cancillería ecuatoriana bajo la dirección de María Fernanda Espinosa estaba plenamente involucrada en el plan ruso para sacar a Assange de Ingalterra y que fue revelado, no hace mucho, por The Guardian. Ese diario inglés filtró información de autoridades rusas. Según ese plan, Assange debía escapar de Inglaterra un día antes de la Navidad del 2017.
Según The Guardian, el plan se frustró el momento en que el Foreign Office inglés no aceptó reconocer el nombramiento de Assange como diplomático con sede en Londres porque, como era obvio, se trata de una persona con problemas legales en ese país ya que violó la prisión domiciliaria en la se encontraba. Según The Guardian, el funcionario ecuatoriano encargado de coordinar los detalles del operativo era Fidel Narváez, un ecuatoriano que hasta hace poco trabajaba en la embajada del Ecuador y que fue la persona más cercana a Assange durante varios años en la embajada.
En la información que publicó The Guardian, mucho antes de los documento se hayan hecho públicos en el Ecuador, se asegura que fuentes rusas dijeron que el operativo de fuga de Assange incluía el nombramiento por parte de las autoridades ecuatorianas de Assange como diplomático para que goce de las inmunidades del caso. Cuatro fuentes dijeron al diario inglés que el Kremlin estaba decidido a llevar adelante el operativo para que Assange llegue a Rusia y se quede a vivir ahí. El operativo abortó, dice el diario, pocos días antes de lo planificado por la negativa inglesa al pedido del Ecuador. Rommy Vallejo, el secretario de Inteligencia del Ecuador, viajó de Ecuador a Inglaterra alrededor del 15 de diciembre (fecha en la que se nombra a Assange) para supervisar la operación pero tuvo que abandonar Londres cuando todo se vino abajo.
Las fechas que constan en las acciones de personal del Ministerio de RREE coinciden perfectamente con el plan ruso descrito por The Guardian y permiten concluir que había una estrategia perfectamente coordinada entre Ecuador y Rusia. Aunque la diplomacia rusa ha dicho que la revelación del plan era “noticias falsas”, lo cierto es que la publicación de los documentos dejan muy pocas dudas de lo que estaba en marcha. La cadena estadounidense de televisión ABC sostiene, asimismo en una nota hecha luego de la publicación de los documentos en Quito, que estos nombramientos son claras señales del involucramiento ecuatoriano. “Ecuador incluso fue más lejos al aplicar para una identificación de diplomático para Assange, según revelan los documentos”.
Las fechas simultáneas para los cuales estaba establecido que Assange debía terminar sus funciones, no solo que son parte de una anormalidad administrativa sino demuestran que la idea era que Assange, a los pocos días de llegado a Moscú, pudiera librarse de sus vínculos con la diplomacia ecuatoriana y hacer su vida en Rusia. No solo eso, el hecho de que que María Fernanda Espinosa ocultara esta información (nunca hizo público ni la nacionalización ni los nombramientos de Assange) permite pensar que el plan preveía que en el Ecuador nadie se entere de lo que el Ministerio de RREE había hecho para Assange y que el fundador de Wikileaks finalmente pueda vivir a sus anchas en Moscú.
El conjunto de documentos que el canciller José Valencia entregó a la Asamblea, muestran la extraordinaria audacia de la responsable de entonces de la política exterior ecuatoriana, María Fernanda Espinosa. Es evidente que el Ecuador estaba dispuesto a violentar las leyes y las instituciones británicas para poder sacar a Assange, quien está involucrado en las investigaciones que el fiscal especial de los EEUU, Robert Mueller, adelante sobre el involucramiento del espionaje ruso en las elecciones presidenciales en los EEUU. Mueller acusó a doce espías rusos de haber hackeado los servidores del Partido Demócrata durante la campaña presidencial y de haber entregado esa material a Assange quien finalmente los publicó perjudicando las posibilidades de que la entonces Hillary Clinton gane las elecciones. Assange ha negado haber recibido esos documentos.
Si el operativo era exitoso y la participación ecuatoriana hubiera salido a la luz, las relaciones entre el Ecuador, los EEUU y el Reino Unido hubieran sufrido un gran golpe. Se trataba, finalmente, de un plan que incluía la violación de las leyes británicas y que hubiera colocado al Ecuador en condición de Estado nada confiable dentro de la comunidad internacional.
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