domingo, 21 de octubre de 2018

Ordeño y ordeño



Aurelio Maldonado Aguilar
Por AGN - 18 octubre, 2018201
El campo es el último reducto donde el ser vivo puede y debe buscar paz y sosiego. La entonada sinfonía de sonidos en su verde teatro, es el más esplendido concierto. Silencios temporales y la soledad como grácil compañera, despiertan la necesidad de pensar, recapacitar y planificar serenamente nuestro camino y búsqueda del aprisco que llene nuestro espíritu en la fugaz carrera de la vida. En días pasados, unos actores de la escena y el sonido me faltaban. El amplio potrero de mi vecino ganadero, lucía vacío y sin el mugir de sus lecheras. La dehesa triste no atinaba a mostrarse productiva ni sus hierbas brindaban un posible adelanto y empeño beneficioso. Mi vecino vendió todo su hato con un enorme despecho a cuestas y luego de agotar toda posibilidad de mejorar su economía. Ya no es, desde ahora, la ganadería su medio de vida y deberá emigrar a la ciudad en busca de trabajo y medio de subsistencia familiar. Como no hacerlo si apenas pagan 35 centavos el litro de leche en finca, valor que apenas cubre el costo de producción, pues el valor y el riesgo de los animales, insumos agrícolas y medicinas requeridas, son caras y merman toda posibilidad de ganancia.
Además hoy en forma absurda, torpe e indolente, teniendo como sustrato el suero que es un deshecho de la leche y que vale céntimos o nada, junto con leche en polvo que entra importada y a vista y paciencia del gobierno, los industriales fabrican su producto, que este sí, es bien vendido en los supermercados, obteniendo pingues ganancias en desmedro del hombre de campo y productor, que debe arrodillarse todos los días, mañana y tarde frente a las ubres y ordeñarlas sin importar el frío, cierzo, lluvia o viento y sin discernir sábados domingos o feriados, pues todos son iguales para las repletas mamas de sus animales que si no son ordeñadas regularmente, se enferman gravemente. De tiempo atrás, los ganaderos sufren aún más, porque los intermediarios no recogen su leche algunos días a la semana con el pretexto de sobreproducción y obligan a bajar el precio a 20 centavos el litro o no llevarla ni regalada y terminar tirando la leche en el potrero. Esta es la verdad del campo y la agricultura, que con un gobierno y su trama de corrupción que le invade formidablemente, no tiene ojos para mirar ni ocuparse de estas verdades y realidades campesinas.
Pero existe otro tipo de ordeño mafioso y que llena de ganancias a la argolla que se confabula, aparentemente bajo las leyes y honestidad y esquilma al pueblo que usa sus servicios, siempre pagados claro, de lo que se aprovechan para meter las manos en nuestra cuentas y ordeñarlas discretamente pero en forma masiva. Hablo del último escándalo, donde se comprueba que el secretario general de Lenín y de su entera confianza, mediante la figura de aseguramiento para los usuarios, debita en concupiscencia con las banca privada, valores que no fueron consultados, peor aceptados por los cuentacorrentistas y tarjetahabientes, recogiendo de pisto en pisto y asaltando las cuentas, bicocas enormes producto de un masivo y sistematizado procedimiento.
Diferentes ordeños. El sacrificado y honrado del campesino y el otro, artero y mafioso de un sistema que de una u otra manera, valiéndose de leyes amañadas y con clara dirección promulgadas, roba en cara y paciencia del mismo gobierno, resultando simple de creer que fue engañado también y no sabía de estas trafasías. No sé qué tiempo dure la paciencia del pueblo que no reacciona, pero empieza a escucharse un rumor peligroso que canta “que se vayan todos” y que podría ser fuente de desangres y muerte. (O)

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