¿Engañado por los estafadores de siempre?
Presidente Moreno, si realmente desea gobernar usted y a su medida, si es seria su propuesta de que el país recupere la ética de la verdad y la honorabilidad, no es tan solo cuestión de que cambie ministros y otras autoridades. No es suficiente que no cese de denunciar al correísmo. Es indispensable y urgente que descorreíce todo, absolutamente todo su gobierno, incluida gran parte del servicio exterior. Cirugía mayor, como usted mismo lo dijo, presidente.
29 de octubre del 2018
POR: Rodrigo Tenorio Ambrossi
Doctor en Psicología Clínica, licenciado en filosofía y escritor.
Huyen con la mirada fija en Bélgica porque ahí está plantado e incólume el gran faro que iluminó sus vidas y las condujo hacia la infamia".
“El país ha sido golpeado por una mafia y ha sido engañado por los estafadores de siempre”, dice P. Granda. Y en la Presidencia consideran que el error de Granda fue no depurar el Ministerio de Justicia, infestado de correístas. ¿Error de Granda? Por favor, el gobierno entero, de pies a cabeza se halla “infestado” de correístas. ¿Acaso no se le ha pedido a Moreno, desde el primer día de su gobierno, que es imperativo que se descorreíce y descorreíce su gobierno?
¡Recién ahora, cuando ya ha transcurrido un año y más de gobierno se dan cuenta de que han dormido, desayunado y cenado con el enemigo! ¡Y con qué enemigo! ¿Acaso no están de ministras y ministros fanáticos correístas que no dudarán un segundo en clavar la puñalada por la espalda? Y ya lo han hecho con no poco cinismo, ese cinismo que se esconde incluso en la mueca de la boca cerrada. Esa boca que se abrirá, sin embargo, el rato menos pensado y de la que brotará la lava incandescente de la traición.
El caso Assange se ha utilizado como un distractor. Sin embargo, también da cuenta de cómo el correísmo fanático de la entonces Canciller, que de hecho representa a un inmenso grupo de auténticos correístas, hizo todo de tal manera que el presidente Moreno quedase en ridículo ante Inglaterra, y ante la comunidad internacional. ¡Cómo se habrán reído del gobierno de Ecuador en Inglaterra ante esa especie de ingenua torpeza de la nacionalización para designarlo diplomático y que llevaba gato encerrado!
Esa cédula de identidad ya caducó. Y el malhadado huésped querella al país. Ahora Moreno cosecha los productos de la hipocresía de sus consejeros destinada a ponerlo en ridículo ante Correa.
Y de a poco, algunos cabecillas del latrocinio y la impudicia del gobierno de Correa van desapareciendo del país. Se van sin mirar atrás porque saben, que si lo hacen, se convertirán en estatuas de sal e irán a parar en la cárcel. Huyen con la mirada fija en Bélgica porque ahí está plantado e incólume el gran faro que iluminó sus vidas y las condujo hacia la infamia.
Mafias fanáticas, topos: términos utilizados por las autoridades para calificar a los correístas que forman parte del gobierno de Moreno. No, señor. No se han incrustado en el gobierno, ni son topos. Están ahí presentes de cuerpo entero porque fueron designados por Moreno y sus ministros. Ellos mantuvieron en secreto los cientos de intentos de desconectar el grillete de Alvarado. Y nadie lo denunció porque los correístas en el gobierno se protegen entre sí como miembros de una logia.
Sabiamente Moreno decidió alejarse de Correa. Pero no lo hizo bien pues permitió que los tentáculos de Correa invadieran su gobierno. Presidente, los que le hacen daño no son los correístas de a pie sino aquellos a quienes usted ha otorgado poder dándoles ministerios (salud y otros), embajadas (Cuba) delegaciones internacionales, gobernaciones, direcciones de proyectos, jefaturas. También están quienes se mantienen en los puestos que ocupaban en tiempo de Correa y a quienes usted, Presidente, no ha removido. Por allí andan los y las grandes correístas que supieron manejar a perfección el poder que entonces poseían para mañosamente meter sus manos, es decir, las de Correa, en las leyes, como en la de comunicación, en la justicia, en las Fuerzas Armadas. Están por doquier, comenzando por la misma presidencia de la república.
Presidente, todos ellos trabajan con ahínco para que usted fracase.
La huida de Fernando Alvarado no hace más que correr y muy parcialmente el velo del correísmo tras el que se oculta buena parte de la realidad nacional. Es insano olvidar que el proyecto de Correa fue exactamente igual al de Maduro, Morales y Ortega.
Presidente Moreno, si realmente desea gobernar usted y a su medida, si es seria su propuesta de que el país recupere la ética de la verdad y la honorabilidad, no es tan solo cuestión de que cambie ministros y otras autoridades. No es suficiente que no cese de denunciar al correísmo. Es indispensable y urgente que descorreíce todo, absolutamente todo su gobierno, incluida gran parte del servicio exterior. Cirugía mayor, como usted mismo lo dijo, presidente.
De lo contrario, el país cada día hederá más a la podredumbre de la corrupción.
¡Recién ahora, cuando ya ha transcurrido un año y más de gobierno se dan cuenta de que han dormido, desayunado y cenado con el enemigo! ¡Y con qué enemigo! ¿Acaso no están de ministras y ministros fanáticos correístas que no dudarán un segundo en clavar la puñalada por la espalda? Y ya lo han hecho con no poco cinismo, ese cinismo que se esconde incluso en la mueca de la boca cerrada. Esa boca que se abrirá, sin embargo, el rato menos pensado y de la que brotará la lava incandescente de la traición.
El caso Assange se ha utilizado como un distractor. Sin embargo, también da cuenta de cómo el correísmo fanático de la entonces Canciller, que de hecho representa a un inmenso grupo de auténticos correístas, hizo todo de tal manera que el presidente Moreno quedase en ridículo ante Inglaterra, y ante la comunidad internacional. ¡Cómo se habrán reído del gobierno de Ecuador en Inglaterra ante esa especie de ingenua torpeza de la nacionalización para designarlo diplomático y que llevaba gato encerrado!
Esa cédula de identidad ya caducó. Y el malhadado huésped querella al país. Ahora Moreno cosecha los productos de la hipocresía de sus consejeros destinada a ponerlo en ridículo ante Correa.
Y de a poco, algunos cabecillas del latrocinio y la impudicia del gobierno de Correa van desapareciendo del país. Se van sin mirar atrás porque saben, que si lo hacen, se convertirán en estatuas de sal e irán a parar en la cárcel. Huyen con la mirada fija en Bélgica porque ahí está plantado e incólume el gran faro que iluminó sus vidas y las condujo hacia la infamia.
Mafias fanáticas, topos: términos utilizados por las autoridades para calificar a los correístas que forman parte del gobierno de Moreno. No, señor. No se han incrustado en el gobierno, ni son topos. Están ahí presentes de cuerpo entero porque fueron designados por Moreno y sus ministros. Ellos mantuvieron en secreto los cientos de intentos de desconectar el grillete de Alvarado. Y nadie lo denunció porque los correístas en el gobierno se protegen entre sí como miembros de una logia.
Sabiamente Moreno decidió alejarse de Correa. Pero no lo hizo bien pues permitió que los tentáculos de Correa invadieran su gobierno. Presidente, los que le hacen daño no son los correístas de a pie sino aquellos a quienes usted ha otorgado poder dándoles ministerios (salud y otros), embajadas (Cuba) delegaciones internacionales, gobernaciones, direcciones de proyectos, jefaturas. También están quienes se mantienen en los puestos que ocupaban en tiempo de Correa y a quienes usted, Presidente, no ha removido. Por allí andan los y las grandes correístas que supieron manejar a perfección el poder que entonces poseían para mañosamente meter sus manos, es decir, las de Correa, en las leyes, como en la de comunicación, en la justicia, en las Fuerzas Armadas. Están por doquier, comenzando por la misma presidencia de la república.
Presidente, todos ellos trabajan con ahínco para que usted fracase.
La huida de Fernando Alvarado no hace más que correr y muy parcialmente el velo del correísmo tras el que se oculta buena parte de la realidad nacional. Es insano olvidar que el proyecto de Correa fue exactamente igual al de Maduro, Morales y Ortega.
Presidente Moreno, si realmente desea gobernar usted y a su medida, si es seria su propuesta de que el país recupere la ética de la verdad y la honorabilidad, no es tan solo cuestión de que cambie ministros y otras autoridades. No es suficiente que no cese de denunciar al correísmo. Es indispensable y urgente que descorreíce todo, absolutamente todo su gobierno, incluida gran parte del servicio exterior. Cirugía mayor, como usted mismo lo dijo, presidente.
De lo contrario, el país cada día hederá más a la podredumbre de la corrupción.
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