La llegada de hombres de negocios al equipo de Lenín Moreno prendió algunas alarmas. No era para menos: los hombres de negocios dejaron un recuerdo imperecedero en el gobierno de Rafael Correa: todos se juntaron, bajo la égida de Jorge Glas, por el bien de sus bolsillos.
Ahora tres hombres de negocios del gobierno produjeron la mayor metida de pata comunicacional de la semana. Eduardo Jurado, secretario general de la Presidencia, Aurelio Hidalgo, ministro de Transporte y Obras públicas, y Santiago Cuesta, consejero presidencial, se encargaron de anunciar la construcción del tren playero. Esa noticia, contada como un cuento de hadas, posiblemente costará algunos puntos de popularidad al Presidente. Los hombres de negocios no tienen sensibilidad política y ese detalle –porque de eso también se trata la política– dio al traste con algunos ejes del imaginario que el gobierno ha venido anclando por pura necesidad. En las redes sociales hay muestras fehacientes de un daño evidente en, por lo menos, tres puntos.
- Moreno termina pareciéndose a Correa: Moreno y su equipo han tratado de distanciarse del gobierno de Rafael Correa. De sus ínfulas faraónicas. De sus elefantes blancos, tipo Refinería del Pacífico o Yachay. Este anuncio trajo a la memoria de los ciudadanos esa forma de relacionamiento con el país en el cual el poder golpea la imaginación a punta de grandes obras de infraestructura. En este caso, en vez de entusiasmo y adhesión, el gobierno creó desconfianza y escepticismo. La comparación que disparó con el gobierno de Correa, llevó a muchos a anticipar que el tren playero es otro anuncio chimbo, como fue Pegaso o la inversión de Tesla. Y si no chimbo, muy costoso como la repotenciación fallida del tren de Alfaro. Los funcionarios-empresarios que hicieron el anuncio se ganaron, además, la sospecha de que tienen intereses o amigos suyos concernidos directamente en el proyecto.
- La zancadilla a la política de austeridad: desde su llegada, el Presidente se colgó del discurso de la mesa no-servida, de la deuda pública gigantesca, del exceso de personal en el Estado… En una palabra, preconizó la austeridad. De pronto, tres de sus altos funcionarios anuncian la construcción de una obra que costará mil millones de dólares. Ese es el mensaje. La gente no oyó que esa obra la harán empresas privadas. Lo que sí registraron es su segundo tramo el Estado tendrá que otorgar un subsidio. ¿Otro subsidio del Estado en época de vacas flacas?
El mensaje que enviaron los tres empresarios-funcionarios es que hay plata y que la austeridad es puro cuento. Al punto de que la gente pide (basta ver las redes sociales) que se atiendan primero los proyectos inacabados o postergados que hay en muchos rincones del país. Conclusión: el gobierno puso zancadilla a su política de austeridad. Un error garrafal que se hubiera evitado usando el sentido común: si hay una o varias empresas que quieren invertir en ese proyecto, el anuncio lo tenían que hacer los empresarios; no los funcionarios. Y como lo hicieron los funcionarios, llevando a pensar que hay plata, los ciudadanos desempolvaron hasta las promesas de campaña. Los 250 mil empleos anuales, las casas del plan Toda una Vida… - El gobierno abre una caja de Pandora: el Presidente ha venido diciendo que por falta de plata, su administración tiene que priorizar la inversión y el gasto. En este punto, el anuncio del tren playero suma en su detrimento: la percepción que dio es la de un gobierno que no sabe priorizar. Y, para no ir tan lejos, los seguidores de 4P. están poniendo sobre la mesa, en sus comentarios al artículo sobre tema, un sin número de proyectos que, a sus ojos, podrían hacerse en vez del tren playero: la construcción de un eje vial central que se inicie en Carchi, pase por las provincias centrales de la Sierra y termine en El Oro. Autopista Quito, Tambillo, Alóag, Sigchos, La Maná, Quevedo, Babahoyo, Juján, Guayaquil. Autopista Manta, Latacunga, Tena. La ampliación de la vía Machala, Guayaquil a cuatro carriles y la renovación de la vía Quininde, Esmeraldas. O la autopista que una Quito y Guayaquil… Y decenas de otras ideas. Así, el gobierno, lejos de hacer soñar con el tren playero, destapó una caja de Pandora de todos los atrasos nacionales en infraestructura. Eso también logró.
La llegada de hombres de negocios al equipo de Lenín Moreno prendió algunas alarmas. En pocos meses lucen ampliamente justificadas. El tren playero es la última de sus obras. Pero Eduardo Jurado ya había hecho hablar de él. Al igual que Santiago Cuesta. Aurelio Hidalgo hace parte de la empresa Hidalgo Hidalgo, constructora de infraestructura, y es ministro de Transportes y Obras Públicas…
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