#Ecuador Ex Farc forman a redes delictivas en territorio ecuatoriano
El proceso de paz en Colombia deja las primeras secuelas en Ecuador. Las cifras oficiales de esa nación señalan que el 6% de los 7 000 guerrilleros de las FARC no entraron en las negociaciones.
Las FF.AA. colombianas dicen que unos 400 armados no acompañaron a las conversaciones de paz y tienden a conformar bandas delictivas que están asociadas con el crimen organizado y el narcotráfico.
Reportes de las Fuerzas Armadas de esa nación señalan que los disidentes operan en poblaciones como Guaviare, Vaupés, Tumaco, Nariño, Caquetá y el Putumayo.
Este último poblado limita directamente con Ecuador e investigaciones de agentes refieren que la presencia de estos grupos ilegales repercute, por ejemplo, en Sucumbíos.
De hecho, las primeras indagaciones señalan que al menos dos grupos delictivos de Ecuador fueron entrenados por desertores de las FARC.
Les adiestraron en el manejo de armas, explosivos y les dieron una formación ideológica.
Por eso comenzaron a llamarse guerrilla ecuatoriana. Incluso adoptaron nombres como Comuneros Alfaristas de Liberación Nacional (CLN) y Montoneras Alfaristas Revolucionarias (MAR).
Así, desde el año pasado atemorizaron a 40 comunidades asentadas en Sucumbíos. Perpetraron robos, extorsionaron, secuestraron y atacaron con explosivos.
Hace 11 días, la Policía detuvo a 18 integrantes de esos dos grupos, incluido al cabecilla.
Además, realizaron 19 allanamientos y se confiscaron dos armas de fuego, 25 municiones, dinero y uniformes.
Los investigadores señalaron que los detenidos tenían conocimientos en armamento y en manejo de explosivos.
Ahí se conoció más detalles de los vínculos que tenían con los guerrilleros desertores.
Los agentes que rastrearon a los armados señalaron que montaron un sistema de recaudación de dinero a través de las vacunas. Así se conoce a la forma en que las bandas cobran dinero a dueños de negocios y de fincas a cambio de dar una supuesta seguridad. Los montos que exigían iban desde USD 50 hasta los USD 600.
El 31 de diciembre del año pasado, estos grupos también secuestraron a un ecuatoriano que se hallaba en Sucumbíos.
Por eso, el 6 de este mes, agentes de la Unidad Antisecuestros de la Policía (Unase) ejecutaron una operación conjunta con autoridades colombianas y rescataron en ese país al ciudadano ecuatoriano.
En agosto, el dueño de una finca de puerto Mestanza (Ecuador) también fue rete-nido por pseudo guerrilleros.
Él estuvo secuestrado 15 días y por su liberación exigían USD 80 000. Tras escaparse de los sospechosos habló con EL COMERCIO y contó que lo tu-vieron en la selva ecuatoriana.
Ahí montaron pequeños campamentos. En ese entonces, el afectado dijo tener miedo por lo sucedido y que se iría de Sucumbíos. Ahora su finca luce desolada y dejó a un hombre para que la vigilara.
El cuidador cuenta que el dueño de las tierras no piensa regresar, pues pidió que vendiera el ganado, los cerdos, las tilapias y las gallinas que tenía.
La Unase dice que los sospechosos llevaban a los rehenes por la selva y cada día caminaban a puntos que tienen montados. Así los desorientaban y les fatigaban para que las víctimas presionaran a sus familiares y paguen el rescate lo más pronto posible.
Los agentes que hicieron el seguimiento de este hecho dicen que estas son estrategias de las agrupaciones ilegales y sus indagaciones también revelan que la supuesta guerrilla reclutaba a sus integrantes, especialmente en Sucumbíos, Pichincha y Los Ríos.
Luego eran llevados a Colombia donde los adoctrinaban los desertores de las FARC y los equipaban con armamento pesado y con explosivos. Después cruzaban el fronterizo río San Miguel y para no levantar sospecha ese cargamento lo escondían en la selva.
Hacían huecos en la tierra y los tapaban con hojas o plásticos.
Así fue como hace un mes, las FF.AA. hallaron dos bombas en puerto Mestanza. Los uniformados dicen que se indaga si los explosivos iban a ser usados en atentados.
Los presuntos guerrilleros también llegaron a puerto El Carmen, una población asentada en las orillas del San Miguel, en Sucumbíos. Hablaban con los pobladores y decían que llegaron a cobrar las “colaboraciones”, al referirse a las vacunas. A unos pobladores incluso les citaban en la selva colombiana, para pactar los pagos. El dueño de un negocio dice que fue dos veces y ahí le dijeron que eran subversivos en formación y que necesitaban ayuda. Ahora están presos.
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