martes, 25 de abril de 2017

Si a Correa lo sorprenden robando podría decir que estaba cuidando

  en La Info  por 
Es perfectamente posible imaginar a Rafael Correa detenido por la policía saliendo por la ventana de una casa que no es la suya, con un lote de joyas en sus manos, diciendo a sus captores que no estaba robando sino que entró para regar las plantas del vecino y, como vio que había unos objetos brillantes tirados en una caja fuerte, pensó que lo mejor era sacarlos a la calle para preguntar a los transeúntes si les pertenecía o no. Y claro, también hay como imaginarlo diciendo que eso no es delito.
Si resulta perfectamente posible imaginar a Rafael Correa diciendo que sacaba las joyas para buscar a sus dueños es porque ha demostrado que es capaz de darle la vuelta al significado de las palabras para que éstas se adapten a lo que le conviene. Lo hizo en el conversatorio que sostiene los martes en Guayaquil con los medios de comunicación cuando habló sobre la detención de su ex ministro de Energía Alexksey Mosquera para investigarlo por haber recibido un millón de dólares por parte de Odebrecht.
Correa aseguró que lo único irregular que puede haber habido en la recepción de Mosquera de un millón de dólares es evasión de impuestos. Sí, en el argumento de Correa en esta transacción, a la que calificó como acuerdo entre privados, apenas hay defraudación tributaria y quizá lavado de activos por la simple razón de que ese dinero lo recibió luego de haber sido Ministro y mucho después de que se firmó el contrato con Odebrecht para el Toachi-Pilatón. En otras palabras no hay nada malo en que lo hayan entrega esa suma de dinero porque lo que  recibió fue cuando ya no era ministro.
¿No es posible, según el raciocinio de alguien que se supone tiene el coeficiente de inteligencia necesario para ser Presidente, que el pago pudo haber recibido Mosquera luego de cumplido algún supuesto servicio a favor de Odebrecht? Hay declaraciones cínicas, otras que son muy cínicas y esta hecha por Correa en Guayaquil.

Pero que Correa pretenda hacer creer a la opinión pública que no se reciben pagos luego de haber hecho un favor o un servicio, sino únicamente antes, no es lo más escandaloso de las declaraciones del conversatorio. ¿Cómo es posible que al Presidente ni siquiera le parezca extraño o que al menos se sorprenda de que alguien que fue su funcionario haya recibido un millón de dólares de una empresa que contrató con el Estado? ¿No le parece nadita extraño que el pago que recibió su ex Ministro haya sido precisamente de la empresa que está hasta el pescuezo en un escándalo de corrupción de escala mundial? ¿No le dice nada la palabra Odebrecht? ¿No se le suena?
“Hay que usar con precisión los términos” le dijo a la periodista del canal del Gobierno que le preguntó, con mucho cuidado y tino, sobre el tema. “Se ha hablado de coima, no hay coima, no hay soborno porque no es funcionario público. Alexksey Mosquera fue ministro desde julio del 20o7 hasta julio del 2009. El ha recibido ese pago de Odebrecht en febrero del 2011. En principio tendría todo el derecho para hacerlo, como consultar privado, etc. El problema es que no lo declaró . Hay defraudación tributaria y probable lavado de activos”, dijo sin despenairse y alternando lo que decía con esa risita nerviosa que lo acompaña a sus declaraciones públicas.
Con argumentos así, entonces, es perfectamente posible y legítimamente verosímil imaginarse a Correa con las manos llenas de joyas asegurando, con tranquilidad pasmosa, que las sacó de la casa del vecino para verificar quién es el dueño.
Correa ya había abordado meses antes el tema de Odebrecht de tal forma que si aparecen denuncias en su contra o de sus funcionarios éstas deberían perder fuerza y legitimidad. Entre esas cosas había dicho, por ejemplo, que el escándalo Odebrecht es un complot de la banca y de la derecha internacional para desestabilizar gobiernos progresistas y que, si aparecen las denuncias. no hay que olvidar que son hechas por un empresario corrupto. O que tras el tema hay un plan concebido para afectar exclusivamente a su gobierno pues, según él, el escándalo Odebrecht sospechosamente se circunscribe a su período presidencial y no alcanza a la partidocracia, esa sí corrupta y corruptora.
Pero Correa nunca había dicho, hasta ahora, cosas de la envergadura como las que afirmó sobre Mosquera en este conversatorio. Asegurar que no se puede hablar de coima ni de soborno porque Mosquera ya no era Ministro cuando recibió la transacción, es como tratar de inventarse un nuevo concepto de honradez y de ética de un minuto al otro.
Resulta insólito y escandaloso que para Correa un ex ministro suyo no sea responsable de lo que hizo durante su administración y que por el hecho de que ya no estaba en el cargo no debe responder por un depósito de un millón de dólares que le hizo una empresa que firmó contratos con él. Sí él mismo había dicho al inicio del conversatorio que Odebrecht es una empresa corrupta y corruptura (lo mismo siempre dijo de la Chevron) ¿cómo es que no le llama la atención que un ex ministro suyo haya recibido tanto dinero precisamente de ella? Pero no solo es insólito que no le llame la atención todo eso o que no pida explicaciones siquiera a los involucrados, no. Lo más insólito es que haya dicho que la transacción entre Mosquera y Odebrecht es tan solo un “acuerdo entre privados”, cuyo único defecto es que no haya producido pago de impuestos. Parecería que dentro de poco, Correa podría decir que la corrupción es buena si cuando se cometen actos de corrupción se pagan impuestos.
“Esto habla muy bien del gobierno. Resulta que es un depósito cuando Alexksey Mosquera ya no era ministro, dos años después de entregado el contrato Toachi-Pilatón y que demuestra que el gobierno ha actuado siempre en función del bien común (…) No es coima, no es soborno porque Alexksei Mosquera ya no era funcionario público. Es un acuerdo entre privados y el principal problema, la acusación es por eso, es que puede haber defraudación tributaria porque no se declaró ese millón de dólares”, sostuvo. Y más adelante soltó algo aún más grosso: “si yo como Alexksey Mosquera trabajo como consultor eléctrico, cobro un millón de dólares, facturo y deposito donde me de la gana en el mundo no pasaba absolutamente nada. El problema es que no lo haya declarado”.
Correa, esta vez, no solo vuelve a curarse en salud cuando dice que estas denuncias no deben tener credibilidad porque las hace un corrupto como Marcelo Odebrecht, sino que también inventa un nuevo concepto sobre honradez y responsabilidad pública. Si a él la Chevron o la propia Odebrecht le paga un millón o más de dólares cuando ya esté viviendo en Bruselas no habrá nada de malo ni que merezca ser investigado si es que, al menos, ha pagado impuestos. Todo es cosa de esperar a salir del cargo y pagar impuestos.
Otra cosa que llama la atención luego de la declaración de Correa es que ésta haya coincidido plenamente con el contenido de un tuit escrito en la cuenta de la Fiscalía el 23 de abril. En ese mensaje, la Fiscalía en franco e impúdico tono de descargo a favor del Gobierno y de Mosquera también decía que, ojo, Mosquera había recibido el pago luego de ser funcionario. Como si eso fuera relevante para una Fiscalía. Resulta extraño, sino al menos curioso, que la posición de Correa durante el conversatorio haya sido tan alineada con aquella de la Fiscalía. Basta ver los comentarios y respuestas que mereció este tuit de la Fiscalía para entender lo que esa afirmación supone.
Alexksey Mosquera puede estar tranquilo. Si fue sorprendido recibiendo un millón de dólares de Odebrecht podría llegar a decir, tranquilamente, que le prestó su cuenta bancaria a los brasileños porque éstos habían olvidado el número de la suya. Y si es así no hay que sorprenderse que Correa jure por lo más santo que eso es verdad.

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