Jaime Nebot: en el país se cree que Ud. prefiere a Moreno
Señor Alcalde,
Usted es un viejo zorro de la política tradicional y, por ende, sorprende que haya olvidado la famosa frase del emperador Julio César: no solo ser sino parecer. Esta vez ni ha sido ni ha parecido. Al punto de que por las redes corre un desencanto hondo y manifiesto por las posiciones que ha asumido usted en momentos en que los demócratas sienten que un fraude, abierto y descarado, tuvo lugar contra la candidatura de Guillermo Lasso.
Usted no ha salido a las calles y quizá no aquilata la actitud, ciertamente nueva, que los ciudadanos están sumando a la política. Esto es fruto del hartazgo producido por el correísmo: diez años de destilar odio, prepotencia, superioridad moral; diez años de autoritarismo, de administración opaca y corrupta, de impunidad. En diez años este país, dividido por rótulos políticos y prejuicios ideológicos, se encontró alrededor de un banquero, de un hombre del Opus Dei, que, con perseverancia, se ha dedicado a defender la República y los enormes valores, que hasta la vieja izquierda reivindica hoy, de la democracia formal. Eso usted no parece haberlo medido, pues en la primera vuelta se sintió de su lado ese tufo viejo de rencillas personales y broncas de honor que nada tienen que ver con el momento político que vive el país. Nadie defiende a Lasso por ser banquero y del Opus Dei. Los demócratas se reconocen en él porque la realidad política y electoral lo consagró como el defensor de valores mínimos de convivencia y de democracia a los que el país aspira. Y él lo ha hecho, lo está haciendo, con gran decoro y valentía.
Mucha gente –mire las redes, oiga la calle– no entiende por qué usted no entiende. Y es usted quien se ha encargado de nutrir ese sentimiento. Desde el mismo 2 de abril usted dijo que era inaceptable hacer fraude. Lo cual es obvio; decir lo contrario sería aberrante. Pero también dijo que era inaceptable “perder y decir he perdido porque me han hecho un fraude que no se ha hecho”. Una afirmación que sorprende viniendo de usted que hace gala de racionalidad cartesiana. Esa afirmación hace pensar que usted cree que el juez de la contienda es independiente. Es la única forma en que se puede decir, incluso hipotéticamente, esa parte de su frase: “un fraude que no se ha hecho”.
Lo que el país vio es que el fraude, en su sentido más amplio, era una realidad flagrante. El fraude, dice el diccionario, se compone de prácticas deshonestas e ilegales que alguien ejecuta para causar daño o privar a otro de sus derechos. El comentario suyo, tras emitir el voto el 2 de abril, parecía, entonces, olvidar las propias críticas que usted hizo al CNE, como una dependencia de este gobierno. Olvidar, igualmente, los cambios hechos por el CNE para esta elección, el uso de todo el Estado contra los otros candidatos y contra Lasso en la segunda vuelta… El fraude en las urnas, señor Alcalde, no era, entonces, una posibilidad sino la última etapa de la patraña oficial.
Nadie entendió, en ese contexto, la presión suya, hecha desde el primer minuto, contra Lasso para que pruebe que hubo fraude. ¿Nadie le dijo que, en esa actitud, coincidió usted con el gobierno que se apuró a hacer creer que Lasso denunciaba sin pruebas? Usted es ducho en procesos electorales. Sabe, por eso, que hay plazos y que nada podía hacer la candidatura de Lasso, en ese sentido, hasta que el CNE notificara los resultados. Pero solo en ese sentido porque las evidencias de fraude corrían por las redes y usted lo sabe. Cualquiera hubiera pensado que usted, como demócrata convencido que busca restablecer la República y la democracia, en vez de presionar a Lasso, reclamara desde su cargo y sí, también en las calles, para que este poder, que aprovechó el tiempo para convertir el resultado del CNE en una realidad irreversible, se viera forzado a aceptar abrir las urnas y contar los votos.
¿Se debe entender que solo Lasso debe probar que hubo fraude porque para usted el proceso y el resultado son transparentes? ¿Se debe entender que la forma desvergonzada como el CNE se ha conducido no suscita a sus ojos reparos y condena? ¿Se debe entender que Lenín Moreno tiene, a sus ojos, la legitimidad requerida para ejercer la Presidencia?
Usted supeditó el apoyo a esta causa –que se entiende democrática y no violenta– a que Lasso pruebe que hubo fraude. Para así también apoyarlo en las calles. De nuevo sorprende usted que es un hombre de perfil cartesiano. Probar significa hacer patente la certeza de un hecho ante alguien. ¿Ante quién? ¿Ante ese CNE, señor Alcalde? Esto no significa afirmar que Lasso y el país que votó por él pueden conformarse con tener razón ante sí. Significa que ese alguien que debe legitimar como verdadera la demostración, debe sentir que tiene que hacerlo. Y que debe hacerlo porque está presionado a cumplir con su deber.
Dicho de otra manera, para que el CNE se vea forzado a hacer su deber debe haber presión no violenta en la calle ahora. De lo contrario no lo hará de motu propio. Eso es lo que han entendido los guayaquileños que, sin esperar que usted los autorice, se lanzaron a las calles. Y siguen en ellas. Como hacen los ciudadanos de muchas otras ciudades. Usted no lo entendió y por eso se lee lo que se lee sobre usted en las redes sociales.
Ahora frente al atropello del gobierno contra Cedatos y contra Participación Ciudadana, usted, señor Alcalde, habla de “allanamientos inoportunos”. Es decir, ¿merecidos pero a deshoras? Según usted estos allanamientos “acentúan la percepción de persecución”. Curioso que usted caiga hoy el esquema de las percepciones que inauguró Fernando Bustamante. ¿Ahora la persecución es mera percepción? En Quito, justo antes de la segunda vuelta, hubo una reunión de los perseguidos durante este gobierno. Centenares de personas, señor Alcalde. Centenares que hablaron ellos o sus familiares porque, por ejemplo, Fernando Villavicencio sigue viviendo en la clandestinidad por haber denunciado la corrupción en el sector petrolero. Nadie habló de percepciones sino de gente en la cárcel, dolor, familias separadas, daños económicos. O personas muertas.
Usted perdonará pero la percepción que ha ido tomando cuerpo (mire usted cómo funcionan las percepciones) es que usted está más cerca de su amigo Lenín Moreno que de su ex amigo Guillermo Lasso. Y que usted privilegia la relación que coyunturalmente le da más rédito, que esta lucha incierta por el retorno a la democracia y la reinstalacion de la República. Simples percepciones, sin duda ,señor Alcalde.
Atentamente,
Un pelagato.
Un pelagato.
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