POR QUE PANAMA NO DEBIO EXTRADITAR A GALO LARA
Por Guillermo A. Cochez
Para ningún organismo serio de
derechos humanos en el continente existe alguna duda de que el gobierno
ecuatoriano, encabezado hace 7 años por Rafael Correa Delgado y que pretende
reelegirse cambiando arbitrariamente la Constitución que lo prohibía, es una
dictadura en ciernes, copiando la venezolana de Chávez. El control casi
absoluto que Correa ejerce sobre los Órganos Judicial y Legislativo de su país
es incuestionable. Las cortapisas existentes para que exista plena libertad de
expresión son reconocidas internacionalmente, particularmente cuando un juez,
con presencia personal de Correa en los estrados de su tribunal, condenó al
Diario El Universo y a sus directivos a una multa de 40 millones de dólares por
una supuesta calumnia, opinión de un editorialista, en contra del “señor Presidente”.
Gracias a la presión internacional ejercida, inclusive estando yo en la OEA,
Correa perdonó la multa, pero el articulista, Emilio Palacios, hoy está
exiliado en los Estados Unidos.
Siendo
Diputado, o Asambleísta como le llaman en Ecuador, Galo Lara, se convirtió en
el fuete contra la corrupción del gobierno de Rafael Correa, inclusive de los
vuelos irregulares del avión presidencial de su país. Hizo más de 40 denuncias
directas contra el Presidente Correa, una de ellas descubriendo que su primo hermano,
Pedro Delgado, ocupaba ilícitamente la Presidencia del Banco Central del
Ecuador, al haber falsificado su título de economista. Delgado está exiliado en
Miami y son pocos los trámites que se realizan para solicitarlo en extradición.
En su afán de acallar a Lara, Correa trató en tres ocasiones de despojarlo de
su inmunidad parlamentaria, la última a través de su propia persona. Después lo
acusan de un homicidio, sale absuelto y posteriormente se le considera cómplice
del mismo a través de una serie de pruebas dudosas.
Panamá
le otorgó asilo siendo Fernando Núñez Fábrega Canciller. Obvio fue que Ecuador
lanzó Alerta Roja de INTERPOL el 16 de septiembre de 2013, cuando Lara fue
condenado en Ecuador el 19 de septiembre. Pidieron su extradición el 17 de
septiembre, o sea antes de que fuera condenado. La condena estuvo firme el 20
de noviembre de 2013. Entra Francisco Álvarez de Soto como Canciller y se
revoca el asilo otorgado antes, en supuestas nuevas pruebas, que nunca se
demostraron cuáles eran. La “nueva” petición de extradición no era tal porque
se fundamentaba en la anterior. Un fallo de un distante juzgado a 6 horas de
Quito que en 24 horas se emite, se le da traslado a la Corte Suprema de
Justicia de Ecuador, a la Cancillería de ese país y al Ministerio de Relaciones
Exteriores de Panamá. Así es, en sólo 24 horas se cumplieron estos trámites, y
en un día no laborable ni allá ni acá: un sábado. ¡Qué diligente fue Álvarez de
Soto!
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