viernes, 21 de noviembre de 2014


POR QUE PANAMA NO DEBIO EXTRADITAR A GALO LARA 

Por Guillermo A. Cochez

Para ningún organismo serio de derechos humanos en el continente existe alguna duda de que el gobierno ecuatoriano, encabezado hace 7 años por Rafael Correa Delgado y que pretende reelegirse cambiando arbitrariamente la Constitución que lo prohibía, es una dictadura en ciernes, copiando la venezolana de Chávez. El control casi absoluto que Correa ejerce sobre los Órganos Judicial y Legislativo de su país es incuestionable. Las cortapisas existentes para que exista plena libertad de expresión son reconocidas internacionalmente, particularmente cuando un juez, con presencia personal de Correa en los estrados de su tribunal, condenó al Diario El Universo y a sus directivos a una multa de 40 millones de dólares por una supuesta calumnia, opinión de un editorialista, en contra del “señor Presidente”. Gracias a la presión internacional ejercida, inclusive estando yo en la OEA, Correa perdonó la multa, pero el articulista, Emilio Palacios, hoy está exiliado en los Estados Unidos.
     Siendo Diputado, o Asambleísta como le llaman en Ecuador, Galo Lara, se convirtió en el fuete contra la corrupción del gobierno de Rafael Correa, inclusive de los vuelos irregulares del avión presidencial de su país. Hizo más de 40 denuncias directas contra el Presidente Correa, una de ellas descubriendo que su primo hermano, Pedro Delgado, ocupaba ilícitamente la Presidencia del Banco Central del Ecuador, al haber falsificado su título de economista. Delgado está exiliado en Miami y son pocos los trámites que se realizan para solicitarlo en extradición. En su afán de acallar a Lara, Correa trató en tres ocasiones de despojarlo de su inmunidad parlamentaria, la última a través de su propia persona. Después lo acusan de un homicidio, sale absuelto y posteriormente se le considera cómplice del mismo a través de una serie de pruebas dudosas.

     Panamá le otorgó asilo siendo Fernando Núñez Fábrega Canciller. Obvio fue que Ecuador lanzó Alerta Roja de INTERPOL el 16 de septiembre de 2013, cuando Lara fue condenado en Ecuador el 19 de septiembre. Pidieron su extradición el 17 de septiembre, o sea antes de que fuera condenado. La condena estuvo firme el 20 de noviembre de 2013. Entra Francisco Álvarez de Soto como Canciller y se revoca el asilo otorgado antes, en supuestas nuevas pruebas, que nunca se demostraron cuáles eran. La “nueva” petición de extradición no era tal porque se fundamentaba en la anterior. Un fallo de un distante juzgado a 6 horas de Quito que en 24 horas se emite, se le da traslado a la Corte Suprema de Justicia de Ecuador, a la Cancillería de ese país y al Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá. Así es, en sólo 24 horas se cumplieron estos trámites, y en un día no laborable ni allá ni acá: un sábado. ¡Qué diligente fue Álvarez de Soto!

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