El troll center no hace
horas extras
Que la televisión del Gobierno no transmitiera en
directo la manifestación del 19 de noviembre no significa que no existiera una
política informativa del correísmo para esa jornada, en especial para esas
horas de la tarde durante las cuales transcurrió la marcha. Sólo que esa
política informativa se movió por oscuros derroteros hasta la hora del
noticiero nocturno. La Policía Nacional, el Ministerio del Interior y el
ministro José Serrano a través de sus respectivas cuentas de Twitter fueron,
junto con un pequeño ejército de trolls, los
inusuales protagonistas de la cobertura.
Cuando partía la marcha el ministro Serrano
irrumpió espectacularmente en la tuitosfera con cuatro fotografías: dos tomas
generales y dos primeros planos. Las primeras provenían del helicóptero de la
Policía y en ellas se alcanzaba a interpretar confusamente, porque habían sido
tomadas a mucha distancia, algo que parecía una pequeña concentración de
personas. “Al momento se aprecia una marcha pacífica de esta dimensión”,
escribió el ministro. Los primeros planos correspondían a los dirigentes de la
marcha: una de las fotos, sacada desde una ventana, mostraba a los líderes
sindicales tomados de los brazos encabezando la manifestación; en la otra se
veía, cerrándola, un grupo de dirigentes políticos de izquierda. “La primera línea y la última línea de dirigentes de la marcha de un grupo
de trabajadores”, anunció Serrano en menos de 140
caracteres.
Tuiteadas
de manera simultánea por Serrano, por el ministerio del Interior y por la
Policía Nacional, esas fotos y otras del mismo estilo que les siguieron
representaron un acto de presencia apabullante del Estado. Había en ellas un
mensaje claro: lo estamos viendo todo; tenemos la perspectiva aérea del
conjunto, así que sabemos el número de manifestantes, y en tierra tenemos
vigilada la marcha desde la primera fila hasta la última, tenemos sus
intersticios, tenemos los rostros y posiblemente los acontecimientos
accidentales y los encuentros fortuitos que se produzcan en ella. Tenemos toda
la información.
Sin
duda la tenían pero no toda la compartieron. Las fotos, por ejemplo, que
muestran la marcha en toda su dimensión (deben existir, si no para qué están
allá arriba) nunca se hicieron públicas. En las siguientes horas el ministro,
el Ministerio y la Policía tuitearon su cobertura fotográfica del operativo
policial en torno a la manifestación, alguna vista aérea de la plaza de San
Francisco antes de las seis de la tarde y eventuales primeros planos de otros
dirigentes. Además encontraron, para alegre escándalo y ruidoso rasgar de
vestiduras de los biempensantes, niños entre los asistentes a la manifestación
y grafiteros pintarrajeando consignas en el centro histórico. Hubo otros
hallazgos que no fueron tuiteados en las cuentas oficiales (cuya actividad cesó
antes de que la marcha alcanzara San Francisco) pero se dieron a conocer de
maneras misteriosas.
Vale la pena detenerse por un momento en el
personal encargado de fotografiar la manifestación por dentro. ¿Quiénes son?
Una foto subida a redes sociales por una periodista de El Comercio mostraba a dos policías de uniforme apertrechados con cámaras en el atrio
de San Francisco, pero la mayoría de fotógrafos del
Ministerio pertenece a aquella otra categoría de la especialización policial
que, en la jerga izquierdosa de la calle, se conoce con el nombre de pesquisa:
personal vestido de paisano que se confunde entre la multitud chequeando quién
está, con quién y qué hace, cumpliendo labores de inteligencia policial,
sacando fotos.
Aquí es donde entra a funcionar el troll center.
En algún momento de la tarde empezaron a circular
en las redes sociales unas fotos en las que se veía a varias personas (del
contexto se desprende que eran empleados municipales) repartiendo certificados
de asistencia a una multitud ansiosa que les tendía las manos. Hubo primeros
planos de los certificados. Hubo un video bastante explícito al respecto que se
viralizó de inmediato. ¿De dónde salió este material? La cantidad de fotos de
este tipo que circuló en las redes, la diversidad de escenarios en los que
fueron tomadas esas fotos y el alcance general de la cobertura delataban, más
que la presencia de fotógrafos espontáneos, la mano de un equipo entrenado y
puesto en el terreno para seguir ciertas pistas y a ciertas personas
específicas: los pesquisas de José Serrano, más claro. Sin embargo, ese
material no fue subido a las cuentas oficiales de Twitter del ministro, el
Ministerio o la Policía. Se lo dejaron al troll center.
Hay que decir que los trolls ya no son lo que eran. El clásco troll de la Secom, ese aspaventoso y protagónico,
grosero y sardónico militante activo de la causa cuyo seudónimo, por lo
general, expresa toda la farsa de su existencia, ha bajado de perfil desde hace
unos meses y ya no se moviliza en fechas como esta. El 19 de noviembre se hizo
extrañar: Lola Cienfuegos parece haber pasado a mejor vida; Tripa Misqui se fue
por un tubo cuando la comunidad tuitera descubrió su verdadera identidad de
empleado de la Secom y la berreó a los cuatro vientos; Kulonymous algo dijo
pero pasó inadvertido… Los trolls que se
activaron ese día son otros y están hechos de otra madera, por lo general más
blanda. Entre ellos hay gente muy joven que, cuando no está trabajando, tuitea
memes tipo Hello Kitty, fotos de fiestas o de comida, nada muy político. A
juzgar por sus perfiles son estudiantes o empleados, militantes menos
convencidos y menos comprometidos que las grandes firmas del mundo troll. Se confunden entre la multitud de tuiteros del
mismo modo como los pesquisas se confunden entre los manifestantes. Resultaría
imposible distinguir un troll de un
espontáneo si no fuera por un detalle: las curvas de comportamiento.
Al troll center se
lo reconoce por una cuestión de flujos.
Las
tendencias en las redes sociales, cuando son espontáneas, obedecen a una
frecuencia que se puede graficar con una curva. La tendencia #19N, por ejemplo.
Durante la noche del 18 de noviembre y la madrugada del 19, una decena de
tuiteros en promedio cada hora escribió la etiqueta #19N en sus mensajes. La
curva empezó a subir entre seis y siete de la mañana y la tendencia se volvió
imparable antes del mediodía. Alcanzó su punto más alto por la tarde, mientras
duró la manifestación: más de cien tuits por minuto daban a conocer una
sorprendente diversidad de imágenes de la macha. El descenso de la curva empezó
después de las siete y fue lento: pasada la medianoche, la etiqueta #19N aún
figuraba en diez tuits cada minuto.
Los trolls, en cambio,
no siguen una curva sino un horario. La tendencia #tirapiedras, que fue una de
las que eligieron para ese día, apareció en Twitter a las nueve de la mañana
como por generación espontánea, tras una noche de silencio, y salió del aire a
las siete y media de la noche con precisión matemática. La etiqueta
#tirapiedras no volvió a ser usada hasta bien entrado el día siguiente. Esto
demuestra que esa tendencia no fue espontánea sino concertada. ¿Por quién? La
Secom lo negará hasta la tumba.
Fueron esos trolls, o ciudadanos
que actúan en las redes con consigna y concierto previo, quienes se encargaron
de difundir hasta el hartazgo el material de los pesquisas que el ministro
Serrano no publicó: las fotografías y videos de los empleados municipales repartiendo
certificados de asistencia. Imágenes con las cuales el aparato de propaganda
consigue probar su punto y gracias a las cuales puede desentenderse de aquellas
otras imágenes que lo inculpan del mismo pecado: los cientos de buses que
acarrean gente a las marchas correístas, la repartición de sánduches y de
dinero, todo eso queda tácitamente justficado. Los trolls tuitearon con uniforme consistencia durante
toda la tarde. A la hora de los noticieros nocturnos ese material Que los
noticieros de Ecuador TV se utilicen para reforzar los contenidos de la
propaganda correísta es ya un hecho habitual. Que los guiones provengan del
Ministerio del Interior es un poco más raro, aunque no por ello resulta
sorprendente. Este debe ser el nuevo periodismo responsable del que
hablan los correístas tan entusiasmados en sus Cupres. El nuevo modelo de
información pública al servicio de las grandes mayorías. Consiste, cuando hace
falta, en un aparato de inteligencia policial coordinado con un ejército de trolls y conectado a la antena repetidora de los
medios estatales. Facho, ¿no?
ya era lo suficientemente público como para que
Ecuador TV se limitara a tomarlo y procediera como si hubiera hecho su
reportería.
La
información de Ecuador TV, que en su parte enunciativa incluyó escenas de los
manifestantes entrando al centro histórico y concedió micrófono a dos líderes
sindicales, siguió casi al pie de la letra el guión establecido por los
pesquisas del ministerio del Interior y otorgó la máxima importancia a cuatro
aspectos de la marcha: que los manifestantes recibieran certificados de
asistencia; que algunos pintarrajearan paredes patrimoniales; que otros
llevaran niños, lo cual fue “cuestionado por la ciudadanía”; finamente, se
destacó el hecho de que “la ciudadanía criticó la movilización” y “tildó de
oportunismo su presencia”, conclusión editorial a la que arribó Ecuador TV
luego de entrevistar a tres personas halladas en la calle. “Ya en la plaza de
San Francisco (y aquí se incluía una de las fotos aéreas de José Serrano tomada
antes de que la marcha arribara a su destino) la concentración terminó tras los
discursos”.
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