Ayotzinapa,
la herida que llegó hasta el corazón de México
Miles de ciudadanos, adolescentes, adultos, ancianos, ancianas, niños y
niñas recorrieron las calles del centro de la Ciudad de México para protestar
contra el gobierno de Peña Nieto y exigir justicia.
“Daniel Solís
Gallardo” es el nombre de la caravana de alumnos de la Escuela Normal de
Ayotzinapa que recorrió los estados del sur durante la última semana, mientras
la caravana “Julio César Mondragón” lo hizo por las entidades del
norte, y la caravana “Julio César Ramírez” por los municipios de Guerrero,
para confluir las tres, este 20 de noviembre, en el “corazón de la patria”, el
Zócalo de la Ciudad de México, y desde ahí lanzaron una advertencia: “Si
las autoridades ya se cansaron de nosotros, nosotros no nos cansaremos nunca de
buscar a nuestros compañeros, hasta encontrarlos”.
Encabezadas no sólo
por estudiantes de Ayotzinapa, sino por los propios padres de los 43
normalistas desaparecidos, los tres asesinados y los 20 heridos por los
policías municipales de Iguala, estas
tres caravanas, seguidas por miles de ciudadanos que las arroparon en su arribo
al DF, avanzaron ayer hasta el Zócalo, último objetivo de su largo recorrido,
iniciado el pasado 15 de noviembre, desde tres de los puntos más simbólicos no
sólo de la capital, sino de la República entera: la primera, partió
desde el Ángel de la Independencia; la segunda, desde la Plaza de las Tres
Culturas, en Tlatelolco; y la tercera desde el Monumento a la Revolución.
Así, a las 17:00
horas, los primeros pasos en andarse fueron los de Julio César Ramírez,
desde el Ángel, de donde la caravana en homenaje a este normalista partió
acompañada por miles de personas, muchas aglutinadas en distintas
agrupaciones ciudadanas y de defensa de derechos humanos, y otras tantas que participaban
en lo individual, todas las cuales, vestidas mayoritariamente de negro, se
convirtieron en un inmenso velo oscuro que cubrió Reforma a todo lo largo.
Una hora después, a
las 18:00, a esta ya de por sí larguísima procesión se sumaron los pasos de
Julio César Mondragón –el normalista asesinado en Iguala y que era
originario del Distrito Federal–, cuya caravana partió de la Plaza de
las Tres Culturas seguida por miles de estudiantes de distintos centros
académicos, como la UNAM, la Ibero, la UVM, el Poli, la UAM, la UCM, la ENAH,
el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec, las Vocas, los
CCH, los Bachilleres, las prepas de la Universidad Nacional y de la Autónoma de
la Ciudad de México, por citar sólo a los contingentes más numerosos.
Y mientras esto ocurría, en paralelo, del Monumento a la Revolución partió
Daniel Solís Gallardo, también seguido por miles de ciudadanos, agrupados en
organizaciones campesinas y sindicales.
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