Al menos 7 casos de estudiantes y ciudadanos detenidos durante las
protestas de estudiantes en los exteriores del colegio Mejía se detallan en el
Informe que la organización Human Rights Watch publicó ayer sobre Ecuador, en la que alerta sobre 'excesiva fuerza policial'.
La ONG
detalla que "un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR), que se filtró a los medios, indica que 47 de los 53 detenidos visitados
en centros de detención mostraban señales de haber sufrido lesiones".
"Decenas
de personas detenidas el 18 de septiembre sufrieron abusos físicos por parte de
miembros de fuerzas de seguridad durante los arrestos y en las primeras horas
de su detención. El 24 y 25 de septiembre, el CICR examinó a 53 detenidos en
prisión preventiva e informó que, una semana después de su detención, 47 de
ellos presentaban lesiones. En ocho casos, el CICR determinó que los detenidos
necesitaban tratamiento médico especial, incluidas radiografías, atención
odontológica y cirugía, y en otros siete casos indicó que los detenidos tenían
contusiones o fracturas".
Los
siguientes son los casos de siete detenidos de entre los 19 casos de
testimonios prestados a fiscales y que Human Rights Watch revisó. HRW
especifica que se han utilizado seudónimos para los relatos de estudiantes
agredidos.
Testimonios
-
“Wilson”, un estudiante de 17 años, contó que fue abordado y detenido por
policías, que lo derribaron a golpes, cuando regresaba del colegio a su casa,
aproximadamente a las 7 p.m. del 17 de septiembre. Dos policías en una
motocicleta se acercaron, y uno le propinó una patada que hizo que Wilson
cayera al suelo. Cuando Wilson se puso de pie, el conductor de una motocicleta
levantó su motocicleta sobre la rueda trasera e impactó a Wilson en la espalda
con la rueda delantera, tumbándolo nuevamente.
Los
policías esposaron a Wilson, lo subieron a una de las motocicletas entre dos
policías, y el policía que iba detrás de él lo golpeó con su puño y su tolete
en la cabeza hasta que Wilson quedó inconsciente.
Wilson y
otro estudiante del Mejía llegaron al garage subterráneo del edificio
aproximadamente a las 10:30 pm. Indicó que había allí cerca de 100 detenidos,
incluidos al menos ocho más con signos visibles de haber sufrido golpizas. Fue
trasladado a un hospital aproximadamente a la 1 a.m, y liberado sin que se
presentaran cargos en su contra, pero permaneció dos días hospitalizado debido
a las lesiones sufridas, que incluían traumatismo de cráneo, cuenta Alicia, la
madre de Wilson.
Alicia
indicó a Human Rights Watch que mientras esperaba a su hijo en la sala de
emergencias, conoció a otras dos madres que afirmaron que sus hijos también
habían sufrido abusos policiales mientras estuvieron detenidos. Le dijeron que
a uno de ellos era un niño de 14 años al que le habían pasado por encima con
una motocicleta policial dos veces y se encontraba en terapia intensiva, y que
el otro era un joven de 16 años que había sido arrojado al suelo por policías,
y que a causa de esto se había fracturado el pómulo.
-
"Cristian", de 19 años, quien afirmó que se encontraba fuera del
Colegio Mejía esperando a un amigo cuando recibió una llamada de otro amigo que
se encontraba dentro del edificio y le avisaba que no se sentía bien, ingresó
para buscarlo, y estaba en el baño cuando policías ingresaron y lo obligaron a
salir y acostarse boca abajo en el suelo del patio. Los policías lo golpearon
con cascos, le propinaron puntapiés en el rostro y le jalaron el cabello. Luego
la policía llevó a los detenidos fuera del colegio. Cristian dijo que sintió
que los policías le “pusieron electricidad en la espalda a la altura de los
riñones” y le daban golpes con palos. Mientras salían del edificio, un policía
dijo “ya no les peguen, no ven que aquí hay cámaras”.
Un informe
médico señaló que Cristian presentaba heridas en la cabeza, y el CICR indicó
que tenía contusiones y dolor en la cabeza y en la espalda.
-
"Diego", de 21 años, salió de clases a las 21:40, advirtió que el
colegio había sido rodeado por policías, y decidió no salir. Algunos policías
lo detuvieron y golpearon dentro del colegio, y lo llevaron luego a una
dependencia policial, donde policías lo golpearon con bastones, le propinaron
puntapiés en las costillas y la espalda, y descargas eléctricas en las piernas
y los tobillos, le jalaron el cabello, lo rociaron con gas pimienta y le
pisaron las manos. El CICR informó que sufría “neuritis intercostal”.
-
"Leonardo", de 19 años, se dirigía a la parada del trolebús para
regresar a su casa después de clases cuando, aproximadamente a las 21:30, fue
detenido por policías, que lo golpearon con sus bastones y puños, le aplicaron
descargas eléctricas en el lado izquierdo del abdomen y lo llevaron a la
dependencia policial en una motocicleta. En la dependencia, los policías lo
increparon a él y otros detenidos. Leonardo fue obligado a permanecer sentado
en el piso del patio de la dependencia policial, donde recibió otra descarga
eléctrica. El CICR informó que presentaba un esguince en la muñeca izquierda.
-
"Federico", de 18 años, fue detenido cuando salía de clases a las
21:30. Recibió golpes con toletes en su pecho, cintura y espalda, y puntapiés
en distintas partes del cuerpo. El Comité Internacional de la Cruz Roja informó
que tenía lesiones.
-
"Lucio", de 19 años, salía de trabajar en una imprenta cerca del
Colegio Mejía cuando fue detenido por dos policías aproximadamente a las 21:45,
sin que le permitieran explicar por qué se encontraba allí. Los policías lo
subieron a una motocicleta y lo golpearon con un tolete en la cabeza, las
costillas y el cuello, hasta que quedó inconsciente. Recobró el conocimiento en
una dependencia policial, donde fue golpeado, insultado y finalmente liberado
en la mañana. El CICR informó que presentaba dolor en el cuello y en un brazo,
además de una contusión de 7 centímetros, y recomendó que se efectuaran
estudios médicos por lesiones cervicales.
-
"Gregorio", de 18 años, contó que tras salir de la tienda de su padre
advirtió que se estaban produciendo enfrentamientos entre policías y
manifestantes, y decidió resguardarse en el interior del Colegio Mejía. Cuando
un policía se le acercó, Gregorio intentó explicar por qué estaba allí, pero
este inmediatamente le propinó un golpe en el rostro que hizo que Gregorio
cayera al suelo. Un policía lo tomó por los brazos y le dio pisotones en la
espalda, mientras otro le pateaba la zona de las costillas y un tercero le jaló
la cabeza hacia arriba y le aplicó gas pimienta en el rostro.
Más de 270
personas fueron detenidas durante las manifestaciones, según organizaciones
ecuatorianas de derechos humanos. Dentro de las 24 horas posteriores a su
detención, más de 100 detenidos fueron llevados ante un juez y procesados por
delitos como “ataque o resistencia” a la autoridad y “daño a bien ajeno”.
Abogados y defensores de derechos humanos indicaron que los detenidos no fueron
informados de los cargos en su contra antes de las audiencias, y que tampoco
tuvieron contacto con familiares ni abogados de su confianza hasta
inmediatamente antes de estas. Decenas de otros detenidos, que eran menores de
edad, fueron liberados sin ser presentados ante un juez.
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