Los
sacerdotes acusados de pederastia que conmocionan a España
Son las palabras que
escuchó al otro lado del teléfono un atónito joven que, meses antes, le había
escrito una carta a Jorge Bergoglio para denunciar años de supuestos abusos por
parte de un grupo de religiosos de la diócesis de Granada, en el sur de España.
'Recibí la carta, la
leí. Llamé a la persona y le dije 've a ver al obispo mañana' y luego escribí
al obispo y le dije que comenzara una investigación', explicó este martes el
Papa.
'Recibí esta noticia
con gran dolor, con grandísimo dolor, pero la verdad es la verdad y no se puede
esconder', agregó.
¿En qué consiste la
trama en cuya investigación se involucró personalmente el papa Francisco?
El
clan de 'los Romanones'
Acusaciones de
escándalos sexuales, abuso de la autoridad eclesiástica, detenciones, herencias
dudosas, secreto de sumario y un grupo con sobrenombre aristocrático: 'los
Romanones'.
Tiene los ingredientes
de una novela de intriga, crimen y suspenso.
Pero no es ficción.
Daniel, nombre sí
ficticio porque su identidad real está bajo secreto de sumario, tiene 24 años y
hace meses denunció -en una misiva dirigida al papa Francisco- que desde los 13
a los 18 años fue sometido a constantes abusos por parte de un grupo de
sacerdotes católicos, 'los Romanones'.
El joven, miembro supernumerario de la organización católica Opus
Dei y profesor
universitario, entró en contacto con los sacerdotes ahora denunciados cuando
era monaguillo en la parroquia San Juan María Vianney de un barrio de Granada.
Siempre de acuerdo a su
testimonio, la red, supuestamente liderada por uno de los detenidos, el padre
Román M.V.C. (de quien deriva el nombre de clan de los 'Romanones'), celebraba
actos sexuales en las distintas propiedades que posee en la provincia de
Granada.
En su denuncia, Daniel
asegura que los religiosos justificaban las prácticas sexuales con la frase 'el
amor es libre, eleva el espíritu'.
Salvar
a posibles víctimas
Las acusaciones de
Daniel apuntan a diez sacerdotes y dos laicos.
No se sabe exactamente
cuántos niños y niñas pueden haber sido víctimas del grupo, que supuestamente
atraía a los jóvenes ganándose su confianza y haciendo que se distanciaran de
sus familias.
Precisamente esta
incertidumbre sobre el alcance de la red es el motivo principal por el que
Daniel se decidió a poner su caso en conocimiento del Papa.
No quiere que las personas que malograron
su infancia y adolescencia hagan lo mismo con otros chicos o chicas.
Impulsado por el
respaldo del Papa, Daniel presentó una denuncia formal ante la Fiscalía
Superior de Andalucía el pasado octubre.
Detenciones
e investigación en marcha
A partir de ahí, el
proceso de aceleró.
El Juzgado de
Instrucción número 4 de Granada, encargado de la causa, ordenó el lunes la
detención de tres sacerdotes y un seglar, y se espera que este miércoles o bien
queden en libertad o sean puestos a disposición judicial.
Los sacerdotes
detenidos son Román M. V. C., a quien el denunciante identifica como 'el
director'; Francisco C. M.; y Manuel M.M. Todos ellos tuvieron algún vínculo
con la parroquia de Vianney.
Los arrestados están en
aislamiento en la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental, pero en
declaraciones previas a la detención, negaron cualquier implicación con los
delitos denunciados
Se da la circunstancia
de que hace unos días se denunció la desaparición de varias computadoras de un
chalé de Pinos Puente (Granada), propiedad de los acusados.
Además, existe una
segunda denuncia formulada por un testigo de los supuestos abusos sexuales
investigados, que en su momento prestó declaración y que convirtió su
testificación en denuncia con más datos y nombres.
El subdelegado del
gobierno, Santiago Pérez, señaló que por el momento no se prevén nuevas
detenciones.
Reacción
de la jerarquía
Mientras tanto, la
jerarquía católica española está conmocionada y consternada por los eventos.
La Conferencia
Episcopal, a través de su portavoz José María Gil Tamayo, expresó su repulsa y
pidió perdón 'a las posibles víctimas'.
Más cerca del caso, el arzobispo de
Granada, Francisco Javier Martínez, protagonizó el domingo una inusual escena
en la catedral de Granada: se postró en el suelo junto a otros miembros de la
diócesis durante varios minutos, un gesto que sólo se realiza cada Viernes
Santo.
'Los males de la
Iglesia son los males de cada uno de nosotros', exclamó el arzobispo durante la
homilía, y subrayó que todo esto es 'una herida dolorosísima para Cristo'.
Sin embargo, no todos
se conmueven por las palabras del arzobispo. Muchos se preguntan por qué no
renuncia.
El arzobispo, por su
parte, dijo haber puesto su cargo a disposición del Papa, quien quizá tenga que
tomar una decisión más en un caso en el que se implicó desde el momento en que
tomó el teléfono para llamar a Daniel.
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