9 nov, 2014 Fuente de la noticia:
EFE Crédito de imágenes: EFE
Unos veinte manifestantes
encapuchados derribaron este sábado por la noche las vallas de seguridad de los
alrededores del Palacio Nacional, sede del Ejecutivo mexicano, y prendieron
fuego a la puerta principal del histórico edificio, según constató Efe.
Los disturbios se registraron al
finalizar una multitudinaria marcha que había partido desde la instalaciones de
la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) hasta el Zócalo de la
capital mexicana para exigir el retorno con vida de los 43 estudiantes
desaparecidos en septiembre.
Al final del recorrido, miles de
manifestantes se tiraron al piso de la gran plaza central de la capital
mexicana, simulando haber sido asesinados, y fueron leídos uno a uno los
nombres de jóvenes desaparecidos a manos de policías y criminales el 26 de
septiembre pasado en Iguala, en el sureño estado de Guerrero.
Una vez que los organizadores
invitaron a todos a retirarse, un grupo se dirigió al Palacio Nacional, tiró
las vallas de seguridad e intentó derribar la puerta principal con las
estructuras metálicas.
A continuación lanzaron todo tipo de
objetos, incluidas bombas caseras, si bien el fuego fue apagado por un sistema
automático contra incendios del edificio, construido entre 1522 y 1526.
Un grupo antidisturbios de la Policía
Federal y agentes del Estado Mayor Presidencial respondieron a estas acciones y
dispersaron a los encapuchados.
Durante la marcha, miles de
manifestantes, desde estudiantes hasta ancianos y padres de familia, exigieron
la vuelta con vida de los desaparecidos, castigo a los culpables, y apoyo para
las familias de los estudiantes y los centros de enseñanza de magisterio a los
que acuden jóvenes de escasos recursos.
“Vivos se los llevaron, vivos los
queremos”, repitieron durante el recorrido, en el que también pidieron justicia
y no más muertes ni desaparecidos en un país donde se cuentan por miles.
Los manifestantes también guardaron
un minuto de silencio por los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural de
Ayotzinapa, un día después de que la fiscalía informara que fueron asesinados y
quemados, hasta que solo quedaron cenizas, por miembros del cártel Guerreros
Unidos, según el testimonio de tres de los 74 detenidos en este caso.
Ni sus compañeros, ni los familiares
de los jóvenes, ni gran parte de la sociedad mexicana acaba de creerse esta
explicación al caso y exigen pruebas, entre ellas la identificación de los
restos óseos, dientes y cenizas halladas en una de las ocho bolsas lanzadas a
un río por los criminales para eliminar todo rastro de ellos.
“Seguimos en la insistencia de que si
no hay pruebas fehacientes, de verdad no podemos creerles”, dijo hoy a Efe
Felipe de la Cruz, representante de los familiares.En Chilpancingo, la capital de
Guerrero, un grupo de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, acompañados por
miembros de otras escuelas, llegaron en varios autobuses al Palacio de Gobierno
y lanzaron piedras y cócteles molotov.Además,
incendiaron varios vehículos que se encontraban aparcados dentro de los
edificios, así como una patrulla policial y varias camionetas que estaban en su
poder desde días antes.
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