Si Serrano sobrevive, será bañado en azufre
No sería extraño que José Serrano, luego de la detonación de la audio-bomba, logre mantenerse en el cargo de presidente de la Asamblea. Pero si lo consigue será como ciertos delincuentes logran evitar ser detenidos: bañándose en azufre o en sus propias inmundicias para mantener a distancia a sus perseguidores.
Serrano ya está bañado de indignidad con las revelaciones hechas el 26 de febrero y, si logra mantenerse en el cargo, será únicamente a través de componendas y pactos políticos para evitar la destitución pero jamás la pérdida de la legitimidad que el jefe de una de las funciones del Estado debe tener. Por lo pronto, la posible salvación del cargo de Serrano ya tiene el respaldo de su bancada que, a través de un comunicado, ha dicho coincidir con su tesis, según la cual lo importante de la audio-bomba no es su contenido sino saber a qué hora se la hizo y quién la hizo. En la tarea de salvar el cargo de Serrano, también han asomado algunos extraviados asambleístas de oposición que dicen apoyar su iniciativa de formar una comisión legislativa para investigar lo que ocurrió el 30S en apenas 30 días.
Si Serrano consigue seguir como Presidente de la Asamblea a través de amarres y pactos, lo hará deslegitimado y sin autoridad moral porque muchos y muy graves son los huecos que tienen los argumentos con que salió a defenderse. Además, están los temas que quedaron pendientes tras la entrevista de Carlos Pólit en CNN, en donde el prófugo ex contralor dijo que él nunca entregó ese informe de Contraloría sobre la comisión del 30S. Explicar quién le entregó el informe que luego llevó hasta la Fiscalía es, entonces, otra cosa que Serrano tiene que hacer.
La defensa de Serrano se articula en cuatro puntos que señaló en la rueda de prensa que dio a las cinco de la tarde del mismo día en que el fiscal Baca Mancheno detonó la audio-bomba. Estos cuatro puntos son, básicamente, cuatro artificios con los que pretende sacudirse del estercolero que lleva encima:
La farsa de la judicialización del audio
Serrano salió a decir la tarde del 26 de febrero que lo importante del audio en el que conversa con el ex contralor Pólit no es su contenido sino las circunstancias en las que se lo hizo. Es decir, para Serrano no importa que él haya dicho ahí que hay que sacar al Fiscal de su cargo ni el hecho de que que él, en su condición de Presidente de la Asamblea, haya mantenido una conversación telefónica con un prófugo de la justicia para acordar mecanismos que están por fuera de la ley. No. Para Serrano lo importante es establecer quién hizo la grabación y a qué hora lo hizo, mediante un proceso que él llamo de “judicialización” y que, supuestamente, debería hacerlo la misma Fiscalía. El argumento de la judicialización del audio no es otra cosa que un descarado e insostenible mecanismo diseñado para tapar el muerto y que todos se fijen en los objetos que llevaba. Así, Serrano trata de eludir las responsabilidades que tiene como jefe de una de las funciones del Estado y las obligaciones legales y éticas que acompañan ese cargo. No solo que llamó a un prófugo de la justicia para armar un complot en contra del Fiscal, sino que lo trató como a un compinche de pandilla. ¿Dónde queda la dignidad del cargo? Y por el resto, Pólit ya dijo ser el autor del audio, dio la fecha y sus motivaciones.
La mentira del juicio político como vacuna
Serrano pretende convencer a la opinión de que si algo certifica que no tiene ninguna relación con Carlos Pólit es el juicio político en contra del ex contralor que él dice haber iniciado y su voto a favor de la censura. “No tengo ningún acuerdo con Pólit”, dijo pretendiendo que todos le crean en virtud de su voto por la censura del ex contralor. Serrano razona como si él no hubiera hecho parte de un gobierno que mantuvo a Pólit en el cargo, a pesar de todo. Y como si no hubiera asegurado en la conversación que el Fiscal no respeta los acuerdos y no estaba hablando de nada institucional. Que haya votado por la censura de Pólit no borra, ni en los más remoto, el lenguaje de confianza y hasta de compinchería que mantiene con Pólit en la conversación. Si voté por su censura entonces nadie debe fijarse en que haya dicho compadre y pana. El razonamiento de Serrano es en realidad una mera argucia.
La mentira de las reuniones con ex funcionarios
El tercer argumento que sacó Serrano apunta a que como él lucha en contra de la impunidad y la corrupción (sí así lo dijo) entonces es normal que hable con funcionarios y ex funcionarios usando estrategias que incluyen conversaciones coloquiales y hasta destempladas con prófugos de la justicia. Aquí Serrano se pasa de cínico. Si en verdad estuviera luchando contra la corrupción y la impunidad, como dice, a través de diálogos como el de la audio-bomba, caben dos preguntas entre otras: ¿Dónde está la autorización del juez o de la Policía Judicial autorizándole para que lo haga? ¿Y qué pruebas hay en ese audio de que lo que le interesa son los temas institucionales y no las componendas para sacar provecho personal? Serrano no puede pretender que se le crea con este argumento que facultaría a cualquier funcionario pillado infraganti en un acto irregular a decir: “ah, pero yo estaba investigando a los corruptos”. Se trata del mismo argumento que Ricardo Patiño usó para sacarse del encima el escándalo de los “pativideos”, en los que aparecía negociando ilegalmente los términos del pago de la deuda externa del Ecuador con oscuros personajes.
Ante la desestabilización vamos a investigar el 30S
Serrano quiso disfrazar su evidente intención de sacar del cargo al fiscal Baca Mancheno con un supuesto interés por esclarecer lo que ocurrió el 30S, a través de una comisión legislativa en la que participarían los jefes de las cinco bancadas. Según él, Baca Mancheno está tratando de desestabilizar la institucionalidad (sí eso también llegó a decir) y por eso es necesario investigar su papel durante los hechos ocurridos aquel fatídico 30 de septiembre del 2010. Esta salida del presidente de la Asamblea frente a la denuncia de Baca alcanza niveles cómicos. ¿De cuándo acá le interesó a Serrano lo que ocurrió ese día? Han pasado ya casi ocho años desde aquella sublevación policial y el actual presidente de la Asamblea jamás hizo algo o dijo algo con el fin de que se sepa todo lo que ocurrió realmente esa fecha. Es más, si alguna duda tuvo sobre la tesis oficial del intento de golpe que fue articulada por Baca Mancheno en el informe de su comisión, ¿por qué nunca lo dijo? Serrano, es evidente, quiere enrolar a los asambleístas de oposición con la aparentemente seductora idea de destapar lo que ocurrió ese día y el papel que en todo ese embrollo tuvo Baca Mancheno. La iniciativa de Serrano es tan fingida y falsa que, en efecto, ni siquiera la planteó en la reunión que el Consejo Administrativa de la Función Legislativa, CAL, tuvo el 27 de de febrero; al día siguiente del anuncio de su comisión.
Fue el año pasado: el chiste se cuenta solo
Serrano toma a la gente como estúpida y la verdad es que no todos lo son. En su rueda de prensa quiso pasarse de vivo y restar importancia a la grabación asegurando que fue hecha el año pasado. Sí como si decir “año pasado” sea necesariamente síntoma de viejo y desactualizado. Resulta que cuando se está en febrero, “año pasado” es algo que ocurrió hace apenas dos meses. Claro, esa misma noche Carlos Pólit aseguró que la grabación la hizo él y que fue el 22 de noviembrel con lo que incluso desarmó y dejó como inútil la idea de la llamada judicialización del audio puesto que ya se sabe quién la hizo y cuándo. La salida del eso ocurrió el año pasado fue un verdadero intento de tomadora del pelo a los periodistas que estaban en el CAL y de las miles de personas que veían la transmisión en vivo a través de Facebook. “Año pasado fue hace apenas dos meses”, le alcanzó a decir un periodista cuando Serrano acababa su rueda de prensa como para recordarle que no todos son tontos como él supone.
José Serrano podrá seguir ocupando la Presidencia de la Asamblea pero lo ocurrido lo deja bañado en un estercolero que muy seguramente lo alejará de la Presidencia de la República; el cargo que tanto anhela.
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