domingo, 25 de febrero de 2018

Amistad funesta



Publicado el 23 febrero, 201822 febrero, 2018 por AGN
[Bridget Gibbs Andrade]
Es el título de la única novela escrita por uno de los líderes de la independencia cubana, José Martí, quien, a mediados de 1882, reinició la reorganización de los revolucionarios, que no eran sino un grupo de partidarios de la independencia de Cuba -una de las últimas colonias españolas- de la Madre Patria. Quién iba a imaginar que este mismo título, vaticinaría la amistad que Castro y el Che forjarían años más adelante.
La camaradería entre ellos empezó en los años 50. El barbón elogiaba al “Comandante” por su personalidad, talento e inteligencia. Este último se refería a Castro como un “hombre extraordinario”. Una gran falacia que se comprobaría luego en la vida de ambos. Algo que tenían en común, aptitudes retóricas, como sus compañeros ecuatorianos y venezolanos, que repiten como loros el mismo discurso sin cesar. ¿Mientras reciban buen billete, quién se va a cansar?
En 1965 terminó el idilio. Ese mismo año el Che acusó a los rusos de ser cómplices de la explotación imperial de Estados Unidos, mediante prácticas inmorales. Para Castro, que buscaba desesperadamente ayuda económica de los soviéticos, fue un acto desleal. A partir de entonces, lo marginó de todas las decisiones políticas, no sin antes clavarle una puñalada cuando hizo pública una carta de despedida que el Che le había entregado y pedido que sólo podía ser leída después de su muerte. Esas puñaladas siguen acometiendo a los revolucionarios sudamericanos, con videos, traiciones, denuncias y correos electrónicos… las cartas, pasaron de moda…
Conductas paralelas ayer y hoy, amigos y socios mientras todo marche bien. Si alguien estorba sus planes lo mandan a volar, al imperio, al que no se cansan de censurar. Todos conocemos ese lado obscuro revolucionario, el que sus adeptos prefieren ignorar. Ese lado que destaca por su inmensa inhumanidad en contra de políticos, policía y ciudadanía.
Cuánto daño hizo este par de personajes aciagos, inconsecuentes con su ideología. En su vida privada, capitalistas, frente al pueblo, comunistas. El deplorable fanatismo imbuido por ellos persiste en la región, emulando discursos raídos y lesionando familias. Desde cualquier óptica, esta amistad funesta legó una revolución malparida que, hasta el día de hoy, sigue cobrando muchas vidas. Estos dos “amigos” y sus “delfines” se encargaron de lavar el cerebro a muchos descerebrados que, en la actualidad, siguen haciendo de la execrable revolución, una pobre apología. (O)
Los que se sientan aludidos, sabrán porqué lo digo… (O)

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