Tras la entrevista concedida a este diario, que fue portada de ABC Cultural el pasado sábado, Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) ha presentado su nuevo libro, «La llamada de la tribu» (Alfaguara) en una concurrida rueda de prensa en la Casa de América en Madrid.
La obra, con la que el premio Nobel de Literatura regresa al ensayo seis años después de haber publicado «La civilización del espectáculo», es una suerte de biografía intelectual en la que rinde homenaje a sus pensadores de cabecera (Adam Smith, Ortega y Gasset, Friedrich Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean-François Revel) y defiende enérgicamente el liberalismo «de las mentiras que se han tejido respecto a esta doctrina». «El liberalismo está visceralmente unido a la democracia, representa su forma más extrema y radical, la que ha traído las mayores reformas. ¿Por qué el liberalismo ha sido sistemáticamente atacado, por la derecha en el pasado y por la izquierda en el presente? ¿Por qué tantas encíclicas, tantos sermones de los curas? Yo todavía no sé qué cosa es el neoliberalismo», ha argumentado.
Durante su comparecencia ante los medios, un día antes de que el libro llegue a las librerías, Vargas Llosa no ha podido evitar pronunciarse sobre las dos últimas polémicas que han tenido lugar en el ecosistema cultural de nuestro país: la retirada de ARCO de una obra de Santiago Sierra y el secuestro judicial del libro «Fariña» (Libros del KO), sobre el narcotráfico gallego. «Prohibir libros y cuadros es absolutamente antidemocrático y hay que combatirlo. Eso no significa que sean grandes libros o grandes cuadros, pero la cultura debe manifestarse con toda libertad, nos guste o no», ha asegurado, con contundencia.
No obstante, en el caso de la obra «Presos políticos», Vargas Llosa ha reconocido que no se trata de una pieza de su agrado, pero se ha mantenido firme en su postura del error que supone haberla retirado. «El cuadro de ese señor no era un cuadro, era una estupidez y provocación, pero retirarlo ha sido una locura, porque dan un prestigio extraordinario a una simple provocación», ha matizado. En cuanto a «Fariña» (Libros del KO), ha reconocido no haber leído el libro, pero apunta «estar siempre en contra de la prohibición» de las obras literarias: «No debe haber censura. Debe abrirse la puerta a todas las manifestaciones del arte».
Con respecto a la situación que atraviesa Cataluña, «después de la experiencia terrible» de los últimos meses, el escritor hispano-peruano tiene «la esperanza de que ese fenómeno haya quedado atrás y los catalanes descubran que el nacionalismo es un anacronismo que no tiene razón de ser en la España de hoy en día».
Cataluña, Venezuela e Italia
«El nacionalismo es un monstruo, una ideología antidemocrática. En Cataluña se ha creado ese monstruo, a través fundamentalmente de la educación, inoculando esa ideología tóxica según la cual Cataluña estaría mucho mejor si se independizara de España», ha sostenido. De ahí que «si hay un brote de nacionalimso, hay que combatirlo», como hicieron «cientos de miles de catalanes» en la manifestación que tuvo lugar el pasado 8 de octubre en Barcelona y de la que Vargas Llosa no se va a olvidar «nunca». «Mi esperanza es que Cataluña vuelva a ser otra vez la vanguardia de España, que este fenómeno haya quedado atrás y el "seny" se imponga», ha destacado.
«El nacionalismo es un monstruo, una ideología antidemocrática. En Cataluña se ha creado ese monstruo, a través fundamentalmente de la educación, inoculando esa ideología tóxica según la cual Cataluña estaría mucho mejor si se independizara de España», ha sostenido. De ahí que «si hay un brote de nacionalimso, hay que combatirlo», como hicieron «cientos de miles de catalanes» en la manifestación que tuvo lugar el pasado 8 de octubre en Barcelona y de la que Vargas Llosa no se va a olvidar «nunca». «Mi esperanza es que Cataluña vuelva a ser otra vez la vanguardia de España, que este fenómeno haya quedado atrás y el "seny" se imponga», ha destacado.
Volviendo la vista a América Latina, el escritor ha defendido que para poder juzgarla «conviene comparar la de hoy con la del pasado»: «Tenemos que reconocer que hay un progreso muy notable. Dictaduras tenemos Cuba y Venezuela, el resto son democracias imperfectas y algunas van camino de la prosperidad, de la civilización». No obstante, Vargas Llosa ha advertido que «lo que ocurre en Venezuela debería servir de ejemplo preventivo a los países latinoamericanos». «Esas elecciones -en relación a las presidenciales venezolanas del 22 de abril- van a ser una farsa. Sólo se puede esperar un fraude monumental y no creo que haya gente tan ingenua como el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero que invoca a ir a votar a una mentira tan flagrante», ha concluido al respecto.
También habrá elecciones en Italia, en este caso el próximo 4 de marzo, y las encuestas que dan como ganador al centro derecha de Berlusconi no llaman al optimismo, a juicio del escritor: «Es catatrófico, que Berlusconi vuelva a tener un triunfo electoral, es para echarse a llorar. Es un personaje grotesco, payaso... Qué mal debe andar Italia cuando los italianos están dispuestos a votar por él. Pero si eso es lo que quieren, hay que resignarse y llorar».
Como despedida, Vargas Llosa ha querido dejar claro que no quiere «llevar un cartelito ideológico diciendo lo que soy»: «Soy demócrata, liberal, antinacionalista... Pero prefiero que mis actos, mis pronunciamientos, mis artículos me vayan definiendo». Eso sí, como colofón, el Nobel de Literatura no ha tenido reparos en manifestar su apoyo a Albert Rivera y, de paso, ha mandado un «recadito» al Gobierno de Mariano Rajoy. «¿Hay liberales en España, están ustedes seguros? Hay un partido que se ha declarado liberal, que es Ciudadanos, lo que yo considero un gran progreso. Pero en el poder no hay ningún partido liberal», ha sentenciado.
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