Publicado en la Revista El Observador, Diciembre del 2016) |
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Visitar el bosque protegido de Mazán resultó una experiencia renovadora. Una caminata de dos horas (ida y vuelta) por uno de sus senderos hasta llegar a la cascada, la naturaleza en todo su esplendor, las aguas cristalinas, prístinas, la flora y fauna conviven en armonía, los sonidos naturales nos brindan una sinfonía musical perfecta. Se respira aire puro, se camina en paz, el lugar nos invita a meditar, a reflexionar sobre la importancia del cuidado y protección de nuestro planeta llamado Tierra. Estamos en este pequeño paraíso, el tiempo se ha detenido. Es un bosque primario cuidado celosamente por la empresa municipal ETAPA, que lo administra desde 1984.
El técnico que nos acompaña es el ingeniero Juan Carlos Quezada, Administrador de Áreas Protegidas de la Subgerencia de Gestión Ambiental, parte con la explicación desde esa fecha, destacando que el trabajo principal de los expertos es el manejo responsable de los recursos naturales. En esta zona tenemos dos lugares estratégicos: el Parque Nacional Cajas y Quimsacocha, de su cuidado depende que no sólo las presentes, sino las futuras generaciones, nuestros hijos y nietos, puedan también disfrutarlas. El agua que llega a nuestros hogares, que se distribuye a toda la ciudad de Cuenca, nace en estos lugares. ETAPA se encarga de hacer llegar el líquido vital, luego de un cuidadoso proceso técnico en sus plantas potabilizadoras. “Vean ustedes que a pesar de haber vivido una sequía, la provisión de agua potable, no se suspendió por el trabajo serio y responsable que lleva adelante la empresa municipal”, reitera el ingeniero Quezada, durante la charla que nos brinda, en medio de la Madre Naturaleza. Preguntas y respuestas van y vienen: Aquí son 3.400 hectáreas de propiedad de la empresa pública; en todo el cantón son 40 mil hectáreas, que están bajo el cuidado de la empresa. ETAPA desarrolla un programa de Educación Ambiental, que consiste en campañas de concienciación en planteles educativos primarios urbanos y rurales, para que sean los niños los que lleven los mensajes a sus hogares, para que dialoguen con sus familiares, el objetivo es cambiar de mentalidad sobre este delicado tema, que sea una cultura de cuidado y protección de la Madre Naturaleza en toda la población, así podremos dejar una buena y sana herencia a las próximas generaciones. Los técnicos de ETAPA manejamos un programa de biodiversidad, de recuperación de bosques, para evitar la explotación de madera, la expansión de la frontera agrícola, las quemas, que desminuyen los hábitat, para evitar la migración de los animales, la desaparición de flora y fauna propias del lugar, velamos por un manejo adecuado, con estrategias de seguimiento y monitoreo permanente. Hay convenios para tareas de investigación científica con universidades nacionales y extranjeras, que llegan al bosque para levantar información relevante, monitorean las 3400 hectáreas. Dos guardaparques cuidan el lugar las 24 horas del día, el acceso es restringido, no está abierto al público. Luego de la inolvidable visita, compartimos el almuerzo entre comentarios de las bondades que nos ofrece la Madre Naturaleza, sobre la importancia del uso racional de sus recursos. El mensaje: ser responsables, todos tenemos la obligación de cuidar y proteger lo que nos pertenece. |
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