domingo, 22 de enero de 2017

Oscuridad fangosa


 

Publicado el 2017/01/21 por AGN

[Alberto Ordóñez Ortiz]
El caso Odebrecht es a todas [luces], una oscuridad fangosa. Una lóbrega tenebrosidad. Un laberinto de sombras que lenta pero progresivamente ha comenzado a dibujar a las figuras que las producen y a hacerlas visibles: con nombres y apellidos e incluso sobrenombres. Se habla por ejemplo de esos extraños individuos que, con o sin razón, se ríen estridentemente. Hay sombras que todavía son sombras, aunque todos sepamos de quienes se trata. El mito bíblico, no sin razón afirma que: Nada permanecerá oculto. Ergo, todo será revelado. No tardará en llegar la hora en que “Quien -sin serlo se haya auto-erigido- en gobernante honesto, prudente y sabio,… será objeto de las tribulaciones propias del inicuo engañador… y será cogido como pez en la red… Acuérdate ahora de tu creador, antes que la calamidad llegue, antes que seas expuesto a la luz del sol y se te vea sin guirnaldas, tal como eres… Antes que las plañideras marchen alrededor de tu casa y la guardia espere a tu puerta.”
“¡Acuérdate…”. Cuando llegue la hora en que la verdad sobre Odebrecht, oculta ahora tras el velo de una impudicia que obliga a taparse la nariz, salga a la luz pública. Su purulencia resultará insufrible. Entonces, no tendrá validez la insolente afirmación y, conste que digo insolente en cuanto resulta un insulto a la inteligencia que se asegure -el oficialismo- cosas que no son verdad, como cuando dice: “¿Como detectar el pago de coimas en paraísos fiscales a no ser que se filtren los Panama Papers o confiese un empresario corrupto como Marcelo Odebrecht?…”. Con declaraciones como la transcrita, la investigación sobre el delicado caso se torna -permítanme usar la rotunda expresión católica- en un misterio misterioso. ¿O en un misterio gozoso?. No obstante, la respuesta sobre la pueril interrogante, fluye de manera clara y categórica: pues, dando a conocer los nombres de quienes recibieron las sombrías coimas. Aquí no se trata de un solo corrupto, sino de una corrupción de ida y vuelta.
Pretender descalificar tan solo a Marcelo Obdebrecth para desviar la atención de los “Odebrecht Criollos”, no deja de ser sino una salida propia de quienes no cesan en practicar un infantilismo que va resultando patológico o, acaso se trataría -como se afirma- de una corrupción “estructural”, es decir, de una integrada con los más íntimos miembros -a lo mejor con “padrino” incluido- de las altas esferas del gobierno. Ese mismo protector en una reciente y publicitada entrevista de la CNN maquilló al gobierno del Ecuador hasta el punto de convertirlo en el más “virtuoso” y “próspero” del planeta. Todo fue miel sobre hojuelas. Fueron tales y tantas las maravillas que se le endilgaron que nadie podía pensar -ni de lejos- que se trataba de nuestro país ¿crisis de identidad? sino de uno de la Europa desarrollada: como Suecia o Bélgica.
Hemos de concluir expresando que las peores tiranías se vuelven excusables cuando damos por cierto que nuestra calamitosa fatalidad nacional camina hacia un estado paradisíaco. “¡Acuérdate!…”. ¡¡Solo acuérdate de acordarte!!. (O)

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