Los videos sobre Páez: no al Gran Hermano
Este fin de semana se publicaron en las redes tres videos sobre el candidato a la vicepresidencia Andrés Páez y una colección de correos electrónicos y conversaciones en WhatsApp supuestamente tomados de su computador y su teléfono. Reales o no, lo cierto es que Andrés Páez ha sido víctima de un hackeo, que es un delito y atenta contra su privacidad. Quien lo haya hecho se escuda tras el prestigio del grupo internacional Anonymous, cuyos formatos y estilo reproduce. El montaje busca descalificar a Páez como candidato exponiendo su vida privada. ¿Alguna de las revelaciones de los videos tiene interés público? En lo esencial, ninguna. La página Andrés Páez sin censura, que recoge todos estos contenidos, aplica un esquema fascista que trata de imponer conductas, normas de vida, actitudes éticas según las cuales juzga y descalifica a las personas en función de criterios moralistas. El Ecuador ya se instaló en la dinámica del Gran Hermano. Ya es suficientemente grave que se esté usando la vida privada de una persona para tratar de destruirla pública y políticamente. Y es aún peor que, en este intento, se lleven por delante el honor y la vida de terceras personas: cuatro mujeres a quienes estos terroristas digitales violentan en su vida familiar, profesional y personal. Es el punto más bajo y ruin al que ha llegado la campaña electoral. Y es la primera vez que algo así ocurre en el Ecuador a esta escala.
Es evidente que Anonymous nada tiene que ver con esto y que alguien está usando fraudulentamente su nombre. La filosofía de esa organización es contraria a lo que aquí se muestra. Anonymous combate los abusos y desafueros de los gobiernos, no persigue ciudadanos. Su propio nombre habla del respeto que conceden al derecho a la privacidad; nunca la violarían de esta forma. En uno de los videos, el personaje que habla, con la clásica máscara que se identifica con la organización, dice actuar en represalia porque Páez no canceló una deuda de 5 mil dólares con ellos. Esta es otra contradicción pues Anonymous no tiene fines de lucro, no cobra por sus campañas y no actúa como una mafia, como la quieren mostrar aquí. Finalmente, Anonymous tampoco asumiría la tarea de impartirnos educación moral y religiosa como hacen estos videos: se escandalizan de la supuestamente pecaminosa vida de Andrés Páez, de su conducta sexual y afectiva, que califican de depravada; y llaman a María de Lourdes Alcívar, mujer de Guillermo Lasso, para que califique esas conductas de acuerdo a los parámetros fascistas impartidos en el video. Nada más lejano al verdadero Anonymous, constituido para fiscalizar a los gobiernos, no para erigirse como guías de la moral ciudadana.
No, Anonymus no lo hizo. ¿Quién entonces? ¿Quién tiene la capacidad tecnológica de intervenir y bajar el contenido de las comunicaciones electrónicas de una persona? ¿Quién puede hackear las cuentas de redes sociales, los correos electrónicos, las conversaciones de WhatsApp? ¿Quién, con todo eso, es capaz de hacer este tipo de producciones tan bien montadas? ¿Quién ha demostrado en este país tener el cinismo suficiente como para cambiar biografías y destruir las vidas de personas inocentes como las cuatro señoras aludidas en este video, de quienes no sólo se expuso sus identidades y fotografías sino sus direcciones de correo electrónico? ¿Quién se atreve a cometer todos estos delitos juntos sin creer que tiene garantizada la impunidad? El gobierno, que constitucionalmente tiene el deber de garantizar los derechos de los ciudadanos, está en la obligación de aclarar este caso. De lo que se sabe, organismos como la Senain tienen la capacidad tecnológica y logística para espiar a los ciudadanos y están bajo sospecha. ¿Quién se robó los correos personales de Martha Roldós para publicarlos en El Telégrafo, ese periódico del gobierno? ¿Quién divulgó las supuestas fotos sexuales de Mary Zamora con el fin de desprestigiarla políticamente?
El gobierno tiene la obligación de esclarecer esta canallada. Es urgente que lo haga porque, de lo contrario, tomará cuerpo la sospecha de que es de su autoría. Y que está dando paso a la peor campaña sucia de la que se tenga memoria en la historia electoral del país. Andrés Páez, como cualquier otro político que aspira a un cargo de elección popular, debe responder por todos los actos, acciones, omisiones o decisiones que tengan que ver con lo público. No por su vida íntima, afectiva o sexual. Esos son asuntos estrictamente privados y así deben permanecer. La campaña sucia que están dirigiendo en su contra es un hecho gravísimo que concierne a todos los ecuatorianos. Ningún aparato de espionaje puede, como el Gran Hermano, meterse en las casas, las cuentas y las sábanas de ningún ciudadano libre. La canallada que afectó la vida y honra de un grupo de ciudadanos este fin de semana es una evidencia de que en el país existe y trabaja un aparato decidido a hurgar en los pliegues más recónditos de la vida privada de los ecuatorianos con los fines más rastreros: desde el chantaje económico hasta la aniquilación simbólica. Ante ese aparato y en ausencia de un sistema de justicia y una Fiscalía que hagan honor a sus obligaciones, los ciudadanos se encuentran en la indefensión absoluta.
4pelagatos condena estas prácticas que el gobierno está permitiendo prosperar. Y el nivel indigno al que algunos tratan de llevar la campaña electoral. 4pelagatos cree que la existencia de un Gran Hermano como el que el país está viendo actuar, es completamente incompatible con la vida en democracia, la subsistencia de las instituciones, la libertad de los ciudadanos y su derecho a la privacidad.
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