Odebrecht despertó a los concejales de Alianza País
Los concejales de Alianza País en el municipio de Quito ahora sí quieren fiscalizar a Mauricio Rodas. Lo demostraron esta mañana adhiriéndose al pedido de convocar una sesión extraordinaria para que el alcalde rinda cuentas sobre las “conversaciones informales” con Odebrecht y sobre el caso de Mauro Terán.
Ahora esos concejales quieren conocer el contrato, que reposa en la notaría 36, y que fue negociado “informalmente” por Mauricio Rodas con Odebrecht hace dos años. Ahora quieren saber qué hacía exactamente Mauro Terán en el municipio, donde estuvo, según Rodas, desde que inició su gestión. Ahora, de paso, quieren conocer toda la información sobre la Solución Vial Guayasamín…
El caso de los concejales de Alianza País deja perplejo. ¿No sabían, entonces, nada de la obra más importante de Quito que involucra miles de millones de dólares? ¿Por qué no solicitaron antes el contrato? ¿Por qué nunca se inquietaron de que no estuviera publicado y de que ni siquiera estuviera colgado en la página web de la alcaldía metropolitana? No solo nada sabían de ese contrato: no saben nada porque acaban de descubrir que el alcalde Rodas hizo subir a la web apenas un tercio de ese documento que tiene más de 500 páginas.
Ahora quieren saber cuál era el estatus de Mauro Terán y hasta dónde se involucró en las decisiones en que intervino. ¿Acaso no lo conocían? ¿Acaso no sabían de su preponderancia en la alcaldía, pues tenía oficina y parqueadero en el municipio? ¿Acaso no sabían que él era el hombre fuerte de la administración, que Rodas no tomaba decisiones fundamentales sin oír su parecer al punto de que Rafael Correa dijo, en sus cuentas de redes, que Terán era el poder tras el poder en la alcaldía? Es imposible que el perfil de Terán haya pasado inadvertido para esos concejales (también para los de SUMA-Vive, para Eduardo del Pozo y para los independientes).
Es inaudito que Rodas haya podido firmar un acuerdo secreto con los chinos sobre la Solución Vial Guayasamín sin que el conjunto de concejales (aliados, independientes y de oposición) hayan señalado no solo la inconveniencia sino la aberración de lo que eso significa. Esta alerta, que 4Pelagatos recogió oportunamente, la dieron sobretodo los ciudadanos en las redes sociales. Y se ganaron ataques e insultos por parte de troles que nada tienen que envidiar a los del gobierno nacional.
Hoy que Rodas, presionado por los eventos, ha levantado, en parte, el velo sobre sus actuaciones, los concejales de Alianza País se activan políticamente contra él. No hay cómo evitar concluir que lo hacen por puro cálculo político. Y que es por cálculo político que han evitado fiscalizar a Rodas. Naturalmente que les resulta improcedente cuestionar, por ejemplo, el mecanismo utilizado para negociar con los chinos porque lo inventó –y lo usa– el gobierno al que representan: las alianzas público-privadas. Mecanismo antidemocrático y opaco que permite a la autoridad ocultar información bajo el pretexto de ser confidencial o reservada. Mecanismo que saca a los ciudadanos del escenario público y ampara la corrupción cuando no la aúpa directamente.
Se entiende por qué los concejales de Alianza País solo reaccionan ahora cuando luce imposible no pronunciarse. Su deseo de fiscalizar a Rodas acompaña, como es obvio, la estrategia del gobierno que es empantanar al alcalde (indefendible e impresentable en los dos casos) para evitar responder sobre las denuncias del departamento de Justicia de Estados Unidos: en ellas se habla de sobornos por $33,5 millones dados a funcionarios del gobierno central entre 2007 y 2016. Es irremediable comprobar que hasta los concejales de Alianza País en Quito consideran que la lucha contra la opacidad administrativa y la corrupción obdece más a las agendas políticas de su partido que a convicciones democráticas y a su compromiso con el cargo que los quiteños les confiaron.
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