lunes, 14 de mayo de 2018

Quito: los bomberos pagan $1,7 millones más por un helicóptero

  en La Info  por 
A inicios del 2017 los medios de comunicación anunciaron el arribo de un helicóptero para el Cuerpo de Bomberos de Quito. La noticia fue registrada como una buena nueva y en prensa y televisión se ponderaba la oportunidad de la llegada de la aeronave. Finalmente, decían las notas,  los bomberos tendrían la herramienta perfecta que tanto necesita la ciudad para las acciones de rescate, emergencia e incendios.
En todas las reseñas de aquel entonces se decía que el aparato había costado 2’000 000 de dólares, que había llegado desde los EEUU y que las características del artefacto eran las más adecuadas para Quito. Todo fue asumido como algo normal y sin motivo para polémica alguna. Pero una investigación hecha por la Contraloría, apenas un año más tarde, revela que ese aparato ni costaba 2’000 000, ni había sido traído de los EEUU y tampoco cumplía con los requerimientos técnicos que se había establecido en el proceso de compra. Y para colmo de males, el informe anotaba que que el bombero encargado de la compra tenía un grave conflicto de interés pues, años antes, había sido gerente de la empresa que vendió el aparato. Todo un fiasco, según el informe de los auditores de Contraloría.
La historia del helicóptero del Cuerpo de Bomberos de Quito, si se lee el largo y denso documento de Contraloría, es el relato de un insólito caso de corrupción que incluso podría inspirar un cuento o una película. Según los auditores, todo comenzó a finales del 2016 cuando las más altas autoridades del Cuerpo de Bomberos de Quito decidieron que era imperioso comprar un aparato para atender llamadas de emergencias en la ciudad. Se recibieron dos pro formas. Una por 2 millones cerrados de la empresa Aeromaster de la Florida, en los EEUU, y otra por 2’560 000 de la empresa Aeroleasing de Oklahoma, asimismo de EEUU.  Ambas empresas enviaron sus proformas por un aparato de marca Agusta, de fabricación italiana y de segunda mano.
Como la propuesta de Aeromaster era la más conveniente, tratándose de un aparato idéntico en ambas pro formas, los bomberos se inclinaron por esa opción. Esa propuesta pasó todas las pruebas: un piloto dijo que era una aeronave adecuada,  la Comisión Técnica aprobó todos los documentos y todos los funcionarios del Cuerpo de Bomberos involucrados en el proceso, sobre todo el Director de Operaciones Bomberiles, señalaron que no había ninguna irregularidad en la compra. La decisión unánime fue que había que firmar el contrato. Todo tenía que ser expedito y rápido, pues una de las condiciones era que el helicóptero llegue al Ecuador en 15 días. Así fue como, con gran agilidad y eficiencia, el aparato fue presentado a la prensa en marzo del 2017.
Una auditoría del caso hecho por un equipo de Contraloría ha encontrado cosas sorprendentes. Resulta que el aparato había ya estado en el Ecuador desde el 2015 en manos de la propia empresa que lo vendió a los bomberos y tenía certificado de funcionamiento extendido para el propietario Aeroleasing (la empresa de la pro forma que no se tomó en cuenta) a nombre del operado Aeormaster con matrícula HC-CRE. Ese helicóptero no podía ser comercializado pues había ingresado en noviembre del 2015 bajo el régimen de admisión temporal. Según la factura presentada en el proceso de compra, había costado 300 000 dólares. Pero el 22 de noviembre del 2016 fue enviado a EEUU bajo el Código de Régimen de Exportación de mercaderías  a nombre de Aeromaster con destino a Oklahoma. Ese acto, llamado  “administrativo” por la Contraloría, se hizo cuatro días luego de la suscripción del contrato entre el Cuerpo de Bomberos y Aeromaster. El 25 de noviembre vuelve a ingresar al Ecuador con régimen de importación y el 23 de diciembre fue matriculado en Quito. Todo un insólito periplo.
Informe de Contraloría sobre Helicóptero
En otras palabras, el Cuerpo de Bomberos de Quito pagó 2 millones de dólares un aparato que valía en realidad 300 000 dólares y que, además, ya había estado en Ecuador un año antes. Por eso, Contraloría considera en su informe que hubo un pago excesivo de 1’700 000 dólares.
La Contraloría descubrió que el Director de Operaciones Bomberiles que estuvo a cargo de todo el proceso de compra del aparato había sido gerente de la empresa Aeromaster entre el 2004 y el 2006, por lo que debía haberse excusado de haber sido el encargado de todo el proceso y papeleo de la compra. Según Contraloría, este funcionario no hizo nada para evitar que se detecten las anomalías en la compra.
Los auditores hallaron, en resumen, estas irregularidades en la compra de la aeronave:
1.- Antes de la compra no se hizo un análisis de mercado para saber cuánto cuesta un helicóptero de esa marca y características. Se hizo aparecer en el proceso que el costo era de 2 millones para arriba de acuerdo a las proformas presentadas. Si se observa lo que dicen las páginas web especializadas en venta de esos aparatos se ve que uno usado y en muy buenas condiciones no cuesta más de 1’200 000.
2.- Hubo al menos 14 componentes o accesorios del aparato que no alcanzaron el remanente de 1200 horas que se había fijado en los requerimientos solicitados en las especificaciones técnicas realizadas por el Cuerpo de Bomberos. Es decir las piezas eran más viejas de lo permitido.
3.- Se autorizó el inicio de los procesos de compra sin establecer un documento de verificación que permita identificar al propietario del aparato, lo que produjo que se compre uno que originalmente había sido de Aeroleasing y luego de Aeromaster, información que no consideró la Comisión Técnica ni ningún otro funcionario.
4.- Todo el proceso estaba hecho de tal forma como para que no se identifique que el aparato ya había ingresado al Ecuador en el 2015 bajo el régimen de admisión temporal para la reexportación, por lo que no podía ser comercializado.
5.- Aeromaster de los EEUU pertenece a los mismos dueños que Aeromaster del Ecuador donde el Director de Operaciones Bomberiles se desempeñó como Gerente General durante dos años. Eso representaba un conflicto de interés inexcusable sostienen los auditores.
6.- El Director de Operaciones Bomberiles hizo precisamente todo para beneficiar a la empresa en la que había trabajado.
La operación aparece como una pequeña obra maestra del ingenio y la inventiva. Todo un guión para una serie sobre corrupción en Netflix.

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