Gerardo Maldonado Zeas
Por AGN -19 mayo, 20181
Sin dar datos de nada, ni un balance de su gestión, María Elsa Viteri se fue cantando la famosa interpretación de Mercedes Sosa “tantas veces me mataron tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando” y con eso dio paso al menos esperado de los candidatos a sucederla luego de su fugaz paso por el Ministerio de Economía. Si, nada menos que a Richard Martínez, joven profesional, y muy reconocido por los sectores empresariales por su gran desempeño y por haber liderado toda una estrategia a través del Comité Empresarial Ecuatoriano para combatir de manera permanente los arrebatos del correismo. Los ofuscados advierten en el decreto de Lenín un cambio brusco hacia la derecha radical; los más pragmáticos creen que es una medida saludable para permitir al país iniciar un nuevo rumbo.
Sin dar datos de nada, ni un balance de su gestión, María Elsa Viteri se fue cantando la famosa interpretación de Mercedes Sosa “tantas veces me mataron tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando” y con eso dio paso al menos esperado de los candidatos a sucederla luego de su fugaz paso por el Ministerio de Economía. Si, nada menos que a Richard Martínez, joven profesional, y muy reconocido por los sectores empresariales por su gran desempeño y por haber liderado toda una estrategia a través del Comité Empresarial Ecuatoriano para combatir de manera permanente los arrebatos del correismo. Los ofuscados advierten en el decreto de Lenín un cambio brusco hacia la derecha radical; los más pragmáticos creen que es una medida saludable para permitir al país iniciar un nuevo rumbo.
Vayamos por partes. A Martínez le tocará lidiar con el elevado déficit externo, cuando le corresponda honrar los compromisos adquiridos y se encuentre con un escaso flujo de caja. Entonces deberá renegociar la deuda para extender los plazos, reducir las tasas de interés, y encontrar recursos en el FMI y demás multilaterales. Y aquí es cuándo empezará a complicarse la gestión, porque a muchos teóricos afines al gobierno, no les gusta ni siquiera oír esa posibilidad. Después cuando revise el abultado gasto público seguro propondrá al Presidente recortes mayores, eliminación de ministerios o superintendencias que no hacen nada, los malos ejemplos de gastos de funcionarios como María Fernanda Espinosa para promocionar en el mundo su candidatura a la ONU, el pago de la seguridad a Correa en Bélgica, el mantenimiento del edificio de la UNASUR y demás travesuritas con las cuales viven encantados quienes no tienen compasión con los sagrados fondos públicos.
Luego se verá en apuros cuando en el tema arancelario deba proponer su reducción; los exportadores necesitan ser competitivos y para eso requieren insumos de bajo precio, que cuando son importados y tienen excesiva carga impositiva, precisamente limitan ese propósito. Y deberá lidiar por la tasa aduanera, esa de los 0,10 ctvs. a las importaciones, dejada insubsistente por la CAN y apelada por el gobierno para mantenerla vigente. Sus compromisos de eliminar el anticipo del impuesto a la renta, la rebaja progresiva del ISD y la responsabilidad de no más endeudamiento que el 40% mandatorio en la Constitución, deberá ser su norte práctico. El habla de un ajuste gradual en el plan económico. Ya veremos.
El nombramiento del nuevo ministro, el tercero de la era morenista en un año de gestión, refleja un país al cual le han dado palo de ciegos en la fundamental materia económica. Richard Martínez dijo que se sacará la camiseta de los gremios a los cuales representó, para colocarse la del país. El problema es que políticamente su gestión tendrá tropiezos, los cuales deberá sortearlos con apoyo ciudadano y sobretodo del Presidente. ¿Qué pensarán María Alejandra Vicuña, los comensales de piedra del ala socialista, los transmutados radicales y amigos de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua de este nombramiento? Por eso mejor que se vaya la Canciller Espinosa a la ONU, o de una vez haga el favor la Asamblea y le saque del escenario a través de un juicio político eficaz. Parece que eso quiere Lenín pero no puede decir, ni decidir. (O)
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