domingo, 27 de mayo de 2018


Galo Muñoz Arce
Publicado en la Revista El Observador, edición 104, abril de 2018
Mujeres y el agua
La Dra. Ana Cecilia Salazar, investigadora y catedrática de la Universidad de Cuenca, durante el homenaje a las “Mujeres Sembradoras del Agua, con motivo de la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, expresó: 
 
“Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial, y son mayoría dentro del 43ue suponen las mujeres agricultoras en todo el mundo. Trabajan la tierra, plantan las semillas, cuidan el medio, garantizando la seguridad alimentaria de sus comunidades, y construyendo resiliencia frente a los impactos ocasionados por el cambio climático. 

Son un recurso crucial para la agricultura y las economías rurales. Sin embargo, cuando se trata de la posesión de la tierra, el acceso a los insumos, a la financiación, a las tecnologías, etc. las mujeres se ven relegadas frente a los hombres. 

Para muchas culturas ancestrales, la mujer y el agua han tenido una estrecha relación. Las mujeres indígenas, tienen un conocimiento particular de los vínculos ecológicos y la gestión de los ecosistemas frágiles. Existe una identidad entre la mujer y el agua, ambas son fuente de vida

Guardianes de la naturaleza
Ellas has sido histórica y ancestralmente  las guardianas de la naturaleza. Ellas han asumido el papel de la provisión, gestión, protección  y la defensa de los sistemas de agua en las comunidades. El compromiso de las mujeres campesinas y  de los barrios pobres de las ciudades, en la defensa del agua; es fruto de una conciencia vital que surge porque son ellas quienes enfrentan las tareas cotidianas en donde la carencia del líquido sagrado es su realidad permanente.

Ellas no defienden el agua porque les han contado que es importante. O porque les han dicho que sin ella no será posible que la vida surja.  Ellas lo han vivido en el trabajo diario en sus parcelas, en las labores domésticas, en el cuidado de su animalitos, en las duras jornadas del trabajo agrícola, en todas y cada una de las ocasiones en la que perdieron la cosecha porque no llovió, en la ocasiones en que por su falta no se pudo cocer los alimentos, o limpiar una herida que más tarde se infectó.

Las mujeres tienen una conciencia vivencial en la defensa de este líquido sagrado, pues desde niñas fueron quienes acarreaban el agua en vasijas, a veces desde largas distancias.

El pecho y la voz de protesta
Es innegable que cuando se ha requerido salir a manifestarse en las marchas contra de los malos gobiernos que nos quieren vender a las mineras y las transnacionales extractivistas, son las mujeres las que mayoritariamente han puesto el pecho y la voz de protesta. Lamentablemente, la sociedad patriarcal no reconoce ni comprende la importancia de esta lucha histórica de las mujeres, tampoco el movimientos de mujeres ecuatoriano han sido del todo justo con esta lucha. 

En los últimos años aparecen movimientos y colectivos que fusionan la defensa de la naturaleza y la defensa de los derechos de las mujeres, incorpora fuerza y coherencia en esta lógica y natural relación entre el agua y las mujeres”.

Laguna de Cochapamba
Ascender los cerros poniendo los pies sobre los pajonales, con el viento golpeando el rostro o moviendo el cabello, es un ejercicio maravilloso para la salud, un ambiente de paz y alegría al escuchar la sinfonía y los susurros de los pájaros, los pequeños riachuelos que se forman en las montañas y van hacia las lagunas.

Salimos de la Yaku Wasi, (Casa del Agua), ubicada en Victoria de Portete, muy temprano para recorrer el bosque nublado. Las tres camionetas nos dejan en el sector de la “Sombrerera”, luego comienza la caminata cuesta arriba, a una altura que sobrepasa los  tres mil metros. Se siente un intenso frío en medio de un bosque nublado, donde se observa una exuberante vegetación

La  Laguna de la pampa, de una extensión de diez metros de ancho por quince de largo, antes conocida como la Laguna Grande, tiene la forma de un corazón, dejándose ganar por la maleza vegetal interna, el pastoreo, la exploración minera y se está quedando sin agua.
Preocupados por los daños y alteraciones al ecosistema los y las Sembradoras del Agua,  realizaron el sábado tres de marzo una minga de limpieza, tratando de recuperar la laguna, darle vida, puesto que la “agüita” que sale es tributaria del río Irquis, que más abajo unas dos mil familias  de Tarqui y Victoria de Portete se abastecen del Sistema de Agua Comunitaria. 
Esta actividad se dio como parte de un proceso de capacitación  teórico-práctica. “La teoría es preservar las fuentes de  agua y la práctica es la cosmovivencia, para mantenerla, crearla de manera recíproca y haciéndole una ceremonia, mediante la limpieza de montes y la vegetación interna para que vuelva a ser una laguna libre, sana que nos de agua salubre”, expresó  el Dr. Yaku Pérez, presidente de la ECUARUNARI..

Los participantes en el curso “Sembradores de  Agua” que facilita la Universidad del Azuay con especialistas en cambio climático, agroecología, crianza del agua, que provienen de las comunidades de: Baños, Sayausí, San Joaquín, Checa, ciudad de Cuenca, Cañar, recibieron diplomas de asistencia otorgado por el centro académico, durante la clausura de los talleres, que se realizó el 22 de marzo pasado.

  “Este es el momento de dar un ejemplo a la juventud, a las nuevas generaciones para que ellos puedan tomar la posta a sabiendas que lo que tenemos ahora, es “prestado” y queremos dejar una herencia que no sean  fuentes de agua contaminadas, ríos y lagunas envenenados, sino lo que nos dejaron  nuestros abuelos”, expresó  Yaku Pérez Guartambel.

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