Publicado en la Revista El Observador, edición 104, abril de 2018 |
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Sobre el año de nacimiento y la vida misma de Miguel de Santiago, se han dado una serie de interpretaciones, que no se ajustan a la realidad de este célebre pintor; su testamento redactado por él mismo el 31 de diciembre de 1705, y hallado en 1937 dice que: Nació en Quito, en el Alto de Buenos Aires parroquia de Santa Bárbara, el príncipe de la pintura quiteña en el siglo XVII, elevó a la pintura quiteña a su máximo esplendor en América.
De ancestro materno indígena, hijo ilegítimo de Lucas Vizuete y Juana Ruiz, en su primera época pintó sobre San Agustín impactado por la vida de este santo, bautizó a dos de sus hijos con el nombre de Agustín y cuando ellos murieron, puso también a su nieto el nombre de Agustín Ruiz. Su apellido Santiago fue por la adopción que le dió Hernando de Santiago. Regidor de la Villa del Villar Don Pardo (más tarde Riobamba). Quién vivió temporalmente en Quito en 1633. Aprendió y perfeccionó la pintura en esta ciudad teniendo como maestros a destacados artistas que residían en Quito, como: Angélico Medoro (Italia), Hernando de la Cruz, Luis de Rivera, Juan de Llescas. Se desarrolló en una época, en que se multiplicaron los conventos, cuarenta y dos a fines del siglo XVII. Cuando tenía 20 años en 1653, se inició pintando en San Agustín, con la ayuda del padre Bacilio de Rivera. Dice el padre Vargas “En los años precisos de su formación pictórica el grabador holandés Schelte Bolswert (1586-1659) había publicado la vida de San Agustín en veinte y ocho laminas, que contenían escenas de la biografía del mismo, los agustinos que viajaron a Europa, trajeron ejemplares de la obra de Bolswert y se sirvieron de ellos, para pintar su convento’’, es decir Miguel de Santiago, se inicia como pintor imitando al holandés. La influencia del padre Bacilio de Rivera, entre los acaudalados de la época, permitió el financiamiento de la Serie “La Vida de San Agustín”, al pie de cada uno de los cuadros figura el nombre del donante y su blasón de familia, dentro del escudo de uno de los cuadros dice “Este lienzo con doze o más pintó Miguel de Santiago, en todo este año de 656, en que se acabó esta historia”. En Quito la tradición española-italiana es determinante, lienzo generalmente de lino templado en el caballete, se daba una capa de cola mezclada con alumbre, que después recibía capas de yeso mezclado con color diluyente de óleo con resina de mástique. San Agustín era el protagonista, en donde se nota el dominio del color; el pardo en las estructuras arquitectónicas de fondo, el verde azulado en la atmósfera; el amarillo en las aureolas; el gris desarrollando su gama de matices; el rozado en las encamaciones de los personajes. Sus compañeros inseparables fueron: Bernabé Lobato y Simón de Valenzuela, entre sus cuadros más importantes está el “De La Regla”, tardo dos años en pintarlo. un cuadro de seis metros de ancho, por ocho metros de largo, está ocupando la pared del altar mayor del templo de San Agustín, que sentado en el centro promulga la Regla a las distintas órdenes religiosas y militares que han abrazado estas orientaciones, personajes, santos, mártires, papas, repartidos entre cinco ramas rematadas por “La Trinidad”, extasían por el extraordinario dominio del claro y oscuro, el mensaje y la expresión pictórica, que determinan un minucioso y detenido estudio de expertos. MIGUEL DE SANTIAGO EN SAN FRANCISCO Más tarde, realiza un trabajo maravilloso en San Francisco, pinta los retratos de Fray Domingo de Brieva y Fray Pedro Pescador y por encargo de Fray Antonio Onramuño trabaja la Serie “La Doctrina Cristiana”. Basada en las virtudes teologales y morales, mandamientos. peticiones, vicios; revela, no solo su calidad de pintor, sino también a un profundo estudioso de la Biblia. Es una serie pedagógica, didáctica y catequística, en donde los mandamientos son el tema central de la serie de ocho cuadros, que se encuentran en el Museo de San Francisco. El cuadro expresa. El Segundo Mandamiento de “No tomarás el nombre de Dios en vano”, corresponde la primera petición “Santificado sea tu nombre”. El Sacramento del Bautismo abre las puertas de la virtud de la Fe, al mismo tiempo que ilumina con el Don de la Sabiduría, ataca el vicio de la soberbia y abre el corazón a las Obras de Misericordia “Dando de beber al sediento” ÚLTIMA ETAPA Miguel de Santiago es el primer paisajista de nuestros lares, doce lienzos de los Milagros de la Virgen de Guápulo, en donde entra el color, paisaje, personas; recibiendo los favores de la virgen, pero sobre todo el mensaje escolástico, de este pintor de muy mal carácter, recordado en su célebre cuadro “El Cristo de la Agonía”; autor también de varios cuadros de la Inmaculada Concepción, “Santa Mariana de Jesús”, “El Alabado” está actualmente en Colombia, “Siete Vicios”, “La Muerte de San Nicolás Tolentino”, “Catorce Obras de Misericordia”, entre otros. El más grande pintor de América del siglo XVII. siguió pintando hasta su muerte el 4 de enero de 1706, fue enterrado en una cripta, vestido de agustino, su testamento consta, que tenía un contrato para entregar varios cuadros a los jesuitas y que los dominicos y mercedarios le debían algún dinero por su inigualable trabajo. |
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