El makeover que prepara Moreno por su primer año
El anuncio hecho ayer por Juan Sebastián Roldán, secretario particular del Presidente, está llamada a marcar una nueva etapa del gobierno de Lenín Moreno: al menos es lo que se dice en el entorno presidencial. Que esta crisis ministerial será la oportunidad para poner algunos relojes a la hora.
El reajuste anunciado no es solo de nombres. De la reportería hecha por 4P. se concluye que el Presidente y sus colaboradores más estrechos quieren dar un vuelco en varios frentes.
1: Definir el perfil del morenismo con respecto al postcorreísmo. No les basta con saber que son un gobierno de transición. Quieren anunciar las características, los signos que conformarán la substancia política y su relato de la administración Moreno. La transparencia podría hacer parte de esos atributos. Y la defensa de la democracia política, en su acepción liberal.
2: Unificar el gabinete y la administración en general: quieren hacerlo alrededor de objetivos y prioridades anunciados, medibles y de adhesión obligatoria por parte de los ministros. Desde ahora se habla de producción, inversión, empleo, construcción de viviendas… No se sabe, por ahora, cómo se logrará este alineamiento, pues en el Ejecutivo no ha habido figuras capaces de lograr esa coherencia ministerial. Esa responsabilidad tradicionalmente ha recaído en el Secretario de la Administración. Pero Andrés Mideros, Secretario General de la Presidencia, ni ha tenido ese liderazgo ni parece tener esa contextura. Ha mantenido, además, un perfil tan bajo que la sensación de vacío alrededor de Moreno no varió en estos cinco meses que lleva en el cargo.
3: Eliminar las disonancias internas. La realidad dolorosa de la frontera llevó al gobierno a Oswaldo Jarrín y lo convirtió en el coordinador de la seguridad. Igual liderazgo no alcanza Elsa Viteri en el área de economía que tiene que ver con el sector productivo y el comercio. En los hechos, ella hace parte del problema de incoherencia del gobierno, pues repite tesis del correísmo. Y el expresidente se da gusto poniéndolas en evidencia en sus cuentas sociales. El techo de la deuda, por ejemplo que, según Viteri, no llega al 40% en su relación con el PIB. Una tesis que no solo contradice la realidad, sino que pone en entredicho la propia palabra presidencial. Viteri no solo produce incertidumbre (en el ministerio donde por antonomasia debe hacer lo contrario) sino que está seriamente enojada con el arte de comunicar: habla mucho, se adorna demasiado, es elíptica y no concreta. Viteri coquetea con el correísmo, enerva a los inversionistas, no convence a los empresarios, no es directa y clara con la opinión… Si ella estaba destinada a liderar el área económica, Moreno se equivocó en su elección.
El tercer frente que clama a gritos por un cambio es el externo. Mantener a María Fernanda Espinosa en la Cancillería ha sido uno de lo peores errores de la administración Moreno. Otro eje clave para el morenismo es el frente social. Pero tampoco en él se ha notado un gran liderazgo.
El tercer frente que clama a gritos por un cambio es el externo. Mantener a María Fernanda Espinosa en la Cancillería ha sido uno de lo peores errores de la administración Moreno. Otro eje clave para el morenismo es el frente social. Pero tampoco en él se ha notado un gran liderazgo.
4: Alivianar la carga y deshacerse de los pesos muertos: el caso paradigmático es María Fernanda Espinosa. Juan Sebastián Roldán entreabrió la puerta de su salida al anunciar que dejaría su cargo si es elegida para presidir la Asamblea General de la ONU. Eso equivale a decir que si no lo es, también debe irse. Se entiende mal por qué, ante el costo político que significa su presencia, el gobierno le otorga más tiempo.
Otro peso político muerto es Rosana Alvarado, en el ministerio de Justicia. Con una vice ministra totalmente impresentable y un juego de lealtades con Correa y beneficios innegables para Jorge Glas. Su balance es absolutamente negativo para el gobierno que la emplea.
Otro peso político muerto es Rosana Alvarado, en el ministerio de Justicia. Con una vice ministra totalmente impresentable y un juego de lealtades con Correa y beneficios innegables para Jorge Glas. Su balance es absolutamente negativo para el gobierno que la emplea.
5: Tener iniciativa política ante el bloque morenista en la Asamblea. Ese es el gran dolor de cabeza del gobierno de Moreno. Los asambleístas correístas y morenistas (todos puestos por Rafael Correa) nutren en la sociedad la sensación irremediable de statu quo. El gobierno se equivocó al no propiciar el cambio en la composición del CAL y en las presidencias de las comisiones, dejando intacto la capacidad de bloqueo por parte de la estructura correísta. Esto ha generado desgaste para el área política manejada por Miguel Carvajal, al punto que él hace parte de los ministros que dejan su ministerio. Se habla de Paúl Granda para reemplazarlo.
Generar más hechos políticos es parte de la nueva estrategia que empleará el Ejecutivo frente al bloque llamado morenista. Ejemplo: el Presidente dio, este lunes, un apoyo frontal al Consejo de Participación Transitorio. Por arte de magia, los morenistas se adhirieron ayer a una resolución de apoyo a ese Consejo. Moreno bloqueó así las tentativas de boicotear ese trabajo esgrimidas por Daniel Mendoza, María José Carrión y otros. Carondelet ha entendido, al parecer, que quien tiene la iniciativa política y golpea primero, golpea dos veces.
El Presidente debe articular estos cambios hasta el 24 de Mayo. El rumbo, las prioridades y la conformación del gabinete dirán qué tanto ha asimilado aciertos, ambigüedades e incoherencias de este primer año pasado en Carondelet.
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