domingo, 12 de noviembre de 2017

¡No más impuestos, no más impuestos!

  en Columnistas/La Info/Las Ideas  por 
Los mismos hacen lo mismo. Aunque Moreno se quejó de que allí donde su predecesor vio una mesa servida, solo había los restos de la chacota y despilfarro; aunque se quejó de que su predecesor mintió sobre el monto de deuda y falseó cifras, recogió a los pasa sillas de su predecesor para que propongan un “programa económico” para superar la crisis creada por el PhD. Una crisis que, sin soluciones acertadas y diferentes a las recetas revolucionarias, arriesga la supervivencia de la dolarización y repetir los escenarios de drama social por pérdidas de empleos.
Así, con los mismos, han propuesto lo mismo: extraer dinero de la gente para que el gobierno siga gastando. Metida de mano que Moreno ha justificado con una simpleza de asustar, pues, según su elemental razonamiento, los que nos oponemos a que el Estado se apropie del dinero de los particulares, pensamos que deben cerrar escuelas y hospitales en vez de eliminar la superintendencia de comunicación, la secretaría de planificación, los consejos y la extensa lista de entidades que florecieron durante el correísmo para dar trabajo a oleadas de nuevos burócratas. Esto quiere significar, señor Presidente, que la responsabilidad de resolver los peligrosos problemas fiscales creados por Correa y los asesores, que hoy son sus asesores, es del gobierno. Y que lo tiene que hacer reduciendo gasto, abriendo a la inversión privada la obra pública y buscando formas transparentes para reestructurar la inmoral deuda pública adquirida por Correa con el consejo y gestión de los asesores que hoy son sus asesores, señor Presidente.
Subir aranceles para que los productos importados suban de precio, no protege a la industria ni ayuda a su crecimiento. Las cifras muestran que ese anacrónico proteccionismo no significó crecimiento de los sectores protegidos ni más oferta de trabajo. Si esa es la evidencia empírica ¿por qué vuelven con medidas iguales a las que ya fracasaron?
Crear tasas para erradicar el contrabando, encareciendo importaciones es, sin duda, la zonza repetición de un absurdo. Las formas de evitar controles son inmensas comparadas con la capacidad de perseguirlas. El contrabando aumenta por altas impuestos y tasas.
Disminuir deducciones, sobre todo a los sectores de clase media, es incrementarle impuestos. Ese segmento de la sociedad que mueve el consumo, con menos recursos, consumirá menos, es obvio. ¿En manos de quien será más eficiente el dinero? En las del gobierno que desperdicia o en las personas que lo han ganado con esfuerzo? Similar razonamiento cabe cuando se aumenta impuestos a las sociedades o no se elimina el impuesto mínimo en que se convirtió el anticipo de impuesto a la renta. Las empresas requieren capital para operar, para invertir.
Paquetazo, en otra versión. Y en continuidad con las formas correístas de comunicación, encubierto con eufemismos. Ley para la reactivación, dice el gobierno. Pero, ¿puede haber reactivación cuando no ha cambiado nada del escenario económico? No se han abierto nuevos mercados, se mantiene el mismo ambiente de incertidumbre, el gobierno sigue desfinanciado con niveles insostenibles de deuda y se sostienen las mismas rigurosidades laborales. Y, peor aún, se añaden amenazas e incentivos negativos para la participación de las personas en el mercado de valores.
En ese proyecto de ley, que asusta, se legitima la agresión contra los inversionistas de capital con draconianas normas en las que se impone el Estado violentando el derecho de propiedad y el principio de responsabilidad porque nadie puede responder por culpas de terceros y, peor, con daño a su patrimonio (en el caso la persona jurídica es diferente de la persona natural accionista). Ya Correa hizo responsables subsidiarios con sus bienes a los socios o accionistas con trabajadores y fisco, por obligaciones pendientes. No obstante la calidad de subsidiariedad, las autoridades ya aplicaban como solidaridad (que es como aparece en el proyecto). Así sucedió en el caso de la liquidación del diario HOY en la que obligaron a pequeños accionistas a pagar obligaciones que la sociedad no pudo afrontar por las causas que condujeron a su liquidación. La solidaridad es acumulativa; es decir, no precede la incapacidad de la sociedad de atender con sus bienes las obligaciones o la prueba de fraude. Socios o accionistas deberán alistar sus chequeras para pagar al fisco si por omisión del administrador, o por falta de activos, la sociedad no ha cumplido, o no puede cumplir, con esas obligaciones. Cuando se trata de sacar plata estas normas, principios, limitaciones no cuentan para los fiscalistas que diseñan planes de extracción, como el que llaman plan de reactivación.
No obstante que se tranquilizó a los depositantes con la decisión de dejar en la banca privada el manejo del dinero electrónico, estremece que se abra de nuevo la posibilidad de que el fisco, por ejemplo, pague remuneraciones con cargo a la liquidez que ya no existe en el Banco Central.
¿Por qué penalizar con impuesto el uso de efectivo? Para justificar estas medidas, que son más formas de sacar plata a los particulares, sobredimensionan el costo de importar billetes. Crean nuevas incertidumbres sobre si la intención oculta es la misma de Correa: crear condiciones para desdolarizar.
Los mismos hacen lo mismo. Aunque Moreno convoca a sectores de la producción para conocer lo que necesitan, para que se pueda reactivar la economía privada pesan más las taras de los mismos que siguen, en nombre de Correa, su anterior jefe, validando los errores de los diez años previos. Moreno debe retirar ese proyecto de ley, dejar sus devaneos cuánticos y reflexiones sobre el efecto mariposa para sus ratos libres y escuchar con atención a los que producen bienes y prestan servicios, para que lo hagan en libertad.

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