Correa está como el burro hablando de orejas
El argumento del golpe de Estado que Rafael Correa quiso posicionar, apenas duró unas pocas horas. Correa, que había salido a decir que la decisión del presidente Lenín Moreno de enviar el decreto de la consulta directamente al Consejo Nacional Electoral era un golpe de Estado, tuvo que tragarse sus palabras porque cientos de usarios de redes sociales y opositores le recordaron que, en el 2011, hizo exactamente lo mismo que Moreno en la consulta para La Concordia. Entonces se pidió a sus habitantes decidir si querían pertenecer a la provincia de Esmeraldas o a la de Santo Domingo. Correa recurrió al mismo argumento jurídico que esta vez utilizó Moreno y que está en el artículo 105 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional. “Ante la falta de respuesta de parte de la Corte Constitucional se entenderá que el dictamen ha sido favorable”, dice su decreto 946 firmado el 28 de noviembre del 2011.
Correa hizo un perfecto papelón. Apenas escribió en su cuenta de Twitter que el gobierno había “hecho un rompimiento constitucional”, el usuario Richard López le enrostró el tema de su consulta en La Concordia.
Pero el papelón no fue únicamente de Correa. Sus seguidores más cercanos, entre ellos una buena parte de la bancada de Alianza País, también tuvieron que tragarse sus palabras. Por cada afirmación que los correístas hicieron en redes sociales alegando el supuesto golpe de Estado, decenas de mensajes aparecieron en redes sociales para recordarles el episodio de La Concordia. Hay que ver lo que ocurrió al asambleísta Carlos Viteri Gualinga que, sin rubor alguno, puso en su cuenta de Twitter que lo que había hecho Moreno es “propio de una Dictadura!!! (sic) Es un golpe de Estado”. “Pero lo mismo hizo el Mashi, ahí si no era golpe de estado?”, le respondió algún tuitero mientras otra le dijo que “Lenín está haciendo lo que ya hizo el botón de Correa”.
A Marcela Aguiñaga no le fue mejor. La rabiosa correísta colocó en su cuenta de Twitter un video en el que, con tranquilidad pasmosa, decía que se había producido una interrupción del sistema de derecho. “¿Y lo que ustedes hicieron en 2011 cuando se convocó a consulta en La Concordia fue también un atentado al estado de derechos”, le respondió inmediatamente la cuenta del colectivo Leninista Ecuador.
Muchos correístas argumentaron en redes que en el caso de La Concordia era distinto porque no había habido amicus curiae(intervención de terceros) que supuestamente interrumpen el transcurso del plazo o que en ese caso no había un supuesto cambio en la estructura del Estado. A pesar de todo esto, la sensación que quedó flotando en la opinión pública fue que el argumento del golpe de Estado que Correa y su su círculo más cercano quiso posicionar se desinfló por completo. Lo mismo ocurrió en los programas de opinión y entrevistas que muchas radios transmiten en la tarde. Ahí muchos analistas consultados también sacaron el tema de La Concordia. No faltó incluso quien dijera que los amicus curiae no pueden interrumplir el plazo, como también sostuvo Aguiñaga, puesto que la Corte Constitucional tenía la obligación de tramitarlos dentro del plazo legal que tiene (20 días hábiles), porque de lo contrario esos instrumentos legales podrían convertirse en trampas para que no haya pronunciamiento.
El argumento del golpe del Estado, que los correístas siguen repitiendo, no caló. Pero prueba que, en este punto, Moreno los cogió en curva y sin estrategia de recambio. Por lo visto, Correa apostó a que la Corte Constitucional bloqueara las dos preguntas que le preocupan, la 2 y la 3. Hablar de golpe de Estado no solo es impresentable porque él mismo la utilizó sino porque está apegada a la ley. Correa hizo un papelón por no tener coherencia política y honestidad intelectual. Escucharlo justificar lo que él hizo, hablar de democracia, debido proceso y libertad de expresión resulta tan chocante que es, a la postre, contraproducente. El dicho popular de “el burro hablando de orejas” no puede calzarle mejor.
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