Lo que Correa no dice sobre la cita de Manafort con Moreno
¿Qué hacía el oscuro Paul Manafort reuniéndose con Lenín Moreno en el Ecuador a inicios de año? La pregunta la lanzó el ex presidente Rafael Correa durante una entrevista hecha en Madrid con la Associated Press en la que, también, anuncia que llegará al Ecuador este viernes 24 de noviembre.
Correa, en su declaración, da a entender que tras la reunión entre Moreno y Manafort hubo algún motivo turbio. “Si lo ocultan es porque algo esconden”, dijo poniendo en clara evidencia su interés de vincular a Moreno en algún negocio ilegal con este personaje que fue jefe de campaña de Donald Trump y que actualmente está preso en los EEUU por haber lavado dinero en varios países del mundo. “Los acuerdos políticos tienen que ser a la luz del día”, dice en su entrevista como para que no quede dude de que lo hubo en la reunión fue algo irregular, dándolo incluso la connotación al encuentro de acuerdo político.
Cualquier persona puede dudar de la conveniencia de una reunión entre el Presidente y Manafort, quien puede sucitar las peores y más siniestras sospechas. El personaje de marras estuvo vinculado con oligarcas ucranianos y rusos que, a su vez, estaban relacionado con el presidente ruso Vladimir Putin. Además, los servicios de investigación de los EEUU han descubierto que ha lavado dinero vinculado a actos de corrupción en Rusia en varios países. Su nombre saltó a la luz pública sobre todo porque se le acusa de haber servido de nexo entre los servicios de espionaje al servicio de Putin y la publicación de correos electrónicos de la campaña de Hillary Clinton.
El problema es que en esta historia Correa tergiversa y oculta muchas cosas indispensables para entender el tema.
Lo que no dijo Correa en Madrid es por qué la reunión de Manafort con Moreno en Ecuador se hizo pública. Tampoco dijo qué decía el artículo que la reveló por primera vez. En realidad todo se origina en un artículo de The New York Times publicado en su versión digital el 20 de septiembre del 2017 y en la versión escrita el día siguiente. El artículo se refiere a los servicios de lobby que Manafort hizo, particularmente los que realizó para los independentistas kurdos que querían promocionar un referéndum, al que se opone los EEUU, para independizarse de Irak. La nota del The New York Times también se refiere a los servicios prestados por este personaje para los intereses del Banco de Desarrollo de la China o Eximbank, que es propiedad del Estado chino, y un multimillonario de ese país.
Manafort “ha continuado viajando por el mundo proponiendo posibles acuerdos de negocio, con un particular interés en China”, dice la nota del NYT que, a renglón seguido, cuenta que en abril del 2017 se reunió con un constructor de Shanghai al que aconseja sobre cómo conseguir contratos para obras de infraestructura en el extranjero.
Según ese diario, Manafort participó en una reunión en mayo del 2017 en Nueva York en la que se trató sobre un plan del Eximbank de China para invertir 30 mil millones de dólares en Puerto Rico, que se halla devastado por el paso de los huracanes Irma y María, a través de bonos emitidos por el gobierno de esa isla y, posiblemente, mediante inversiones en infraestructura que se hallan en estado crítico.
Ese es el contexto en que The New York Times sitúa el encuentro entre Manafort y Moreno. “Y un vocero del gobierno ecuatoriano, que ha aceptado miles de millones de dólares en préstamos del Banco de Desarrollo de la China, dijo que Manafort se reunió a inicios de año con Lenín Moreno, quien luego fue elegido Presidente, para hablar sobre posibles oportunidades de inversión”, dice la nota que, a todas luces, no habla sobre los problemas de lavado de dinero de Manafort ni de sus problemas con la justicia. En el artículo, es más, se sugiere que los clientes de Manafort, sobre todo los kurdos, pudieron haberse perjudicado por los problemas que este personaje tuvo luego con la justicia de EEUU.
Es evidente que el contexto en el cual el NYT menciona el encuentro de Manafort con Moreno no tiene relación con sus trabajos ilegales sino con las asesorías que ha dado a empresarios y banqueros chinos. La reunión en el Ecuador es un hecho noticioso porque aparentemente es parte de los trabajos que Manafort hace para los chinos. Tampoco aclaró Correa que la nota del NYT decía claramente que la reunión entre Moreno y el lobbysta se produjo cuando el ecuatoriano aún no era Presidente sino candidato.
Correa, paradógicamente, lo que hace es tratar de echar sombras y misterios sobre una reunión que, más que probablemente, tenía relación con un tema que fue él mismo quien lo auspició y defendió: los intereses del gobierno y de empresarios de la China en el Ecuador. Correa fue quien contrajo enormes deudas con los chinos, entre ellos el Banco de Desarrollo, y las firmó en forma reservada. Ahora da lecciones de transparencia. Fue precisamente su gobierno el que entregó a los inversionistas chinos gigantescas obras que, ahora se sabe, tuvieron sobreprecios y créditos bajo condiciones mucho más onerosas que las que se podían haber negociado con los organismos multilaterales como Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.
Correa tampoco dijo, en la entrevista, que una de las personas más cercanas a Manafort, Roger Stone, ahora está acusado de haber sido el contacto de la campaña de Trump con el fundador de Wikileaks y consentido suyo Julian Assange, para que se publiquen los correos electrónicos hackeados a la campaña de Hillary Clinton y que tanto daño hicieron a su candidatura.
Correa, está claro, no hizo bien los deberes. Si no leyó la nota del NYT donde aparece la noticia del encuentro entre Manafort y Moreno significa que hizo la declaración a la AP sin haber hecho antes un esfuerzo mínimo por entender el origen de la noticia y el contexto en el que se produjo. Pero si leyó el artículo es evidente que el ex Presidente está distorsionando el verdadero sentido que ese medio da a la reunión. En ambos casos, todo indica que su declaración es maliciosa y de mala fe. Como casi siempre.
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