Su indiferencia, don Lenín, envalentona a los asesinos
Ayer, 30 de julio, cuando el régimen venezolano dirigido por Nicolás Maduro, cometió fraude para erigirse en tirano supremo y aumentó el número de muertos, una cosa quedó clara en Ecuador: El caso de Venezuela se volvió un tema de política interna. Por varias razones que interesan y conciernen a Lenín Moreno y a su gobierno.
- Venezuela es la matriz del esperpento llamado Revolución Ciudadana: el Presidente dijo, desde antes de posesionarse, que esa experiencia ya había hecho su tiempo. Sus progenitores en Caracas no solo no lo creen así sino que, tras haber arruinado el país, provocado una urgencia humanitaria y un éxodo de ciudadanos, han demostrado estar dispuestos a todo para no soltar el poder. Todo: asesinar, hacer un fraude universalmente denunciado, violentar sus propias leyes y su constitución, desconocer la Asamblea Nacional elegida bajo sus reglas y con su CNE… Ese es el modelo que defienden Rafael Correa, María Fernanda Espinosa, Gabriela Rivadeneira…
El caso de Venezuela se vuelve tema de agenda nacional porque es un espejo. El Presidente está hoy ante la obligación de mirarse en él. Y si no comparte esa visión mafiosa del poder, esa capacidad asesina que saluda Gabriela Rivadeneira, cada día más estúpida (con esa señora ya no hay cómo guardar la compostura), Lenín Moreno tiene que sacar conclusiones.
Distanciarse de Maduro no solo es una obligación política y ética que el Presidente tiene con el país: es un seguro para su gobierno que, si piensa dar el giro democrático que prometió, tendrá que ponerse a buen recaudo de gente como Correa, Rivadeneira y María Augusta Calle: para ellos no existe la ruina, el hambre, el éxodo, los muertos provocados por el chavismo: solo existe el poder. Solo creen en el poder y lo creen de su propiedad.
- Moreno debe dar señales de coherencia entre política interna y externa: ¿Cómo calza el discurso de diálogo, mano tendida, mesas de negociación, respeto a la oposición, libertad de prensa… con los asesinos de Venezuela y, Daniel Ortega, el nuevo Somoza de Nicaragua? No calza. Y eso no solo se nota: es un escándalo. Lo es porque los ciudadanos no tienen el don del desdoblamiento. Son integrales. Los valores que defienden en y para Ecuador, son los mismos que postulan para Venezuela. O para Nicaragua.
Los ciudadanos no sufren de la hemiplejia mamertiana que hizo destrozos en Alianza País y que se caracteriza por considerar humanos a los miembros del partido y gusanos al resto. Eso es lo que hace María Fernanda Espinosa al apoyar gobiernos asesinos justificándolo todo con pruritos ideológicos o tesis de soberanía inventadas para evitar perturbarlos mientras hacen su obra macabra.
Si Moreno es el humanista que dice ser, tiene que poner coherencia en sus políticas. Venezuela está aquí. Lo está porque los ciudadanos ecuatorianos ven en directo los asesinatos de Maduro. Ven el éxodo de venezolanos en la frontera escapando del paraíso que defienden Rivadeneira y Espinosa. Venezuela está aquí porque los ciudadanos de a pie no son mamertos: son humanistas. Lo que es con los venezolanos es con ellos.
3. La situación de Venezuela será peor y este gobierno será cómplice: basta leer para qué se hizo la Constituyente para entender que, ahora que el fraude se consumó, los asesinos no tendrán límites. Lo harán todo a nombre del pueblo y de sus comités populares. Sacarán a la Fiscal que, siendo chavista, ya no pudo más con tanta corrupción, ilegalidad y violencia. Perseguirán más arduamente a la oposición pretextando perseguir el terrorismo o la injerencia extranjera. Dictarán leyes para expropiar y repartir lo poco que queda y esto lo llamarán luchar contra “la burguesía parasitaria”. Convertirán Venezuela en una cárcel y ningún opositor, incluso los elegidos por voto popular, tendrá inmunidad ni protección. Venezuela será un perfecto Estado-policial. Como Cuba. Para eso Maduro y Diosdado Cabello perpetraron este golpe institucional.
Es ahora, Presidente, que debe distanciarse del gobierno mafioso y asesino de Venezuela. De lo contrario, tendrá que avalar culebras cada vez más grandes; cada vez más indigeribles.
Ecuador no puede estar entre los pocos gobiernos que, ante la infamia, finge mirar para otro lado. Su indiferencia, don Lenín Moreno, envalentona a los asesinos de Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario