viernes, 25 de agosto de 2017

Lenín y la ‘mafia revolucionaria’
Ahora PAIS está en los hombros de Moreno y Correa. Y la pelea entre ellos tiene de por medio las revelaciones de las patrañas de la propaganda, de la década ganada, de la Patria recuperada, de que Avanzamos… Quedó a plena luz el despilfarro, la impunidad, el abuso a la Patria.
21 de agosto del 2017
POR: Jean Cano
Periodista de investigación, editor general de la revista Criterios de la Cámara de Comercio de Quito. 
Hay indicios de que una asociación clandestina hizo negocios fraudu-lentos a nombre del Estado.
En un inicio fueron Gustavo Larrea, Fander Falconí, Alberto Acosta, Ricardo Patiño, Lenín Moreno y Rafael Correa. De ellos nacieron las ideas para formar lo que sería uno de los movimientos que arrasaría con la política tradicional: Alianza PAIS. Desde un inicio fue un grupo cerrado, donde las más altas decisiones las tomaban sin las bases y consultaban sólo algunos acuerdos.
De esos altos dirigentes solo quedan dos con autoridad en PAIS: Moreno y Correa. Gustavo Larrea fundó su propio movimiento Democracia Sí, que apoya a Lenín Moreno y busca que el actual Presidente se convierta en uno de sus líderes. Falconí colabora con Moreno pero ya no está en el centro de la decisiones de PAIS. Alberto Acosta es crítico de Correa y en redes se muestra conforme con algunas decisiones de Lenín. Ricardo Patiño trabaja para Moreno y ha pedido que no le pongan a decidir en la pelea entre el Presidente y Rafael Correa…
En el camino quedaron otros dirigentes Galo Mora, Betty Tola, Augusto Barrera, Luisa Maldonado, Virgilio Hernández, Ximena Ponce, que ya no aparecen en la alta cúpula. Antes se fueron de PAIS Eduardo Valencia, Fausto Ortiz, Nicolás Issa, María Elsa Viteri, Mónica Chuji, Rosanna Queirolo… Y de igual forma otros más… personajes que han sido y son los protagonistas de casos de presunta corrupción y que son la muestra de la descomposición de PAIS durante 12 años, desde que empezó a formarse en el 2005.
Ahora PAIS está en los hombros de Moreno y Correa. Y la pelea entre ellos tiene de por medio las revelaciones de las patrañas de la propaganda, de la década ganada, de la Patria recuperada, de que Avanzamos… Quedó a plena luz el despilfarro, la impunidad, el abuso de la Patria. El cambio de Gobierno llegó con la confirmación de decenas de investigaciones de la prensa independiente de que un grupo de los miembros de PAIS usaron el nombre del Estado para lucrar y enriquecer a empresas corruptas. Una mafia que utilizó la palabra revolución para tapar sus robos en varios ámbitos.
Hay indicios de que una asociación clandestina hizo negocios fraudulentos a nombre del Estado. Recibieron dinero utilizando elaborados mecanismos de recepción (con empresas ficticias, facturas simuladas, firmas de paraísos fiscales, cuentas en la banca privada, conexiones internacionales) a cambio de permitir proyectos, que además tienen problemas por sobreprecios, aparte de los técnicos. No obstante, la Fiscalía y los jueces todavía no determinan la estructura de esa mafia, su mecanismo de operación, ni aclara la relación con el Estado.
Ahora, al ver hacia el 2005, nada queda de lo que buscaron los fundadores de PAIS. Los innumerables casos de corrupción lastiman cualquier buena obra que pueda presentarse. Correa ha propuesto a sus seguidores formar otro partido. Moreno no tiene problema en irse de PAIS, incluso retiró funciones al vicepresidente Jorge Glas, alto dirigente del movimiento. Ese movimiento está a punto de quedarse huérfano. Y el presidente Lenín tiene la obligación constitucional de perseguir a los corruptos. A esa mafia que utilizó su revolución. A la ‘mafia revolucionaria’.

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