lunes, 14 de agosto de 2017

Corrupción



Publicado el 2017/06/22 por AGN
[Mario Jaramillo Paredes]
En un reciente programa de radio se citó la frase del periodista colombiano que decía que a quienes roban los dineros públicos no hay que llamarlos corruptos, sino ladrones. Si no, es como llamar lujurioso a un violador.
Dante colocaba a los ladrones y corruptos en el penúltimo círculo del infierno- en el octavo- mientras que era más tolerante con los lujuriosos a quienes les ubicaba en el segundo. En el círculo de los ladrones y corruptos, el guardián era Caco, el ladrón que había robado a Hércules. Y, no solamente le había robado, sino también engañado. El truco fue sacar de la cueva a cuatro bueyes, pero haciéndoles caminar de retro, de manera que quien los buscara pensara que los animales habían entrado a la caverna y no salido de ella, como efectivamente ocurrió. Atrapado-porque generalmente a la final todo se llega a saber- fue condenado a penas eternas.
En nuestro país hay numerosos cacos y kakas que usando el poder político han saqueado los fondos públicos y se han beneficiado de mil formas asegurando su futuro y el de sus familiares. Son los que pensaron que el poder dura para siempre o cuando menos los trescientos años que les prometió su caudillo. Unos pocos ya han sido descubiertos no por nuestra justicia sino por la de otros países. Algunos ya fugaron. Y, de la mayoría, no se conoce todavía los nombres.
Una de las consecuencias de la amplia red de corrupción que ha funcionado en estos años es- además del saqueo y mal uso de los fondos públicos o del enriquecimiento ilícito a bases de coimas-la percepción que en el exterior existe sobre nuestro país. En la lista que anualmente elabora la organización Transparencia Internacional, en lo que se refiere al año 2016, entre ciento setenta y seis países examinados, Venezuela ocupa el puesto ciento sesenta y seis y Ecuador el ciento veinte. Por más que el anterior gobierno inentó menospreciar ese estudio, la verdad es que buena parte del mundo lo reconoce como un análisis confiable. Secuela de esa percepción es-por ejemplo- que la inversión extranjera en el Ecuador haya sido el pasado año de setecientos cuarenta millones de dólares, mientras en países vecinos- para no ir más lejos- Perú recibió seis mil millones y Colombia, trece mil quinientos millones. O, que otro análisis sobre el mismo tema, señale que empresas de China y Rusia son las que más corrompen en el extranjero para lograr contratos.
A estas alturas es ocioso insistir en que una de las causas básicas de la corrupción fue la concentración total de todos los poderes del Estado en el ejecutivo, lo que anuló a los organismos de control e hizo de la Asamblea una dependencia del ejecutivo, que no fiscalizó, no vió, ni escuchó nada. En consecuencia, el camino para conocer la verdad, es ejercer una presión social, es decir una verdadera participación ciudadana, no la gubernamental de mentirita. Quizá así los asambleístas vuelvan a ser tales y las autoridades de control cumplan con su deber y hagan conocer los nombres de todos los cacos y kakas. De todos, no solamente los relacionados con Odebrecht.

No hay comentarios:

Publicar un comentario