martes, 30 de agosto de 2016

Por tu valor la patria existe
21 h
Carta Abierta.
De: General s.p. Ernesto González V.
Para: Econ. Rafael Correa D. Presidente Constitucional de la República del Ecuador.
La presente tiene por objeto recordarle a usted, señor Presidente, las contradicciones que como máxima autoridad ha tenido en la conducción de las Fuerzas Armadas durante su largo mandato. Esta conducción errática ha afectado su institucionalidad pero, lo más grave, ha afectado las condiciones de seguridad y defensa de nuestro país, demostrando su bajo nivel de estadista.
No me referiré a temas como el bombardeo de Angostura o a la Comisión de la Verdad (organismo creado por su gobierno con sus cercanos colaboradores ex subversivos de “Alfaro Vive Carajo”, con afán de revancha en contra de las Fuerzas Armadas) o a la salida del F.O.L. estadounidense de la Base Aérea de Manta, hecho que se diera sin que la Fuerza Naval y Fuerza Aérea tengan los medios necesarios para controlar el extenso espacio aéreo y mar territorial, situación que ha contribuido significativamente para que el Narcotráfico se incremente en nuestro País, involucrando especialmente a la población más vulnerable: considero que la sociedad ya conoce y se ha dado cuenta de los desatinos en el manejo de estos temas, por lo cual me referiré a otros aspectos.
El Art. 162 de la Constitución prohíbe que Fuerzas Armadas participen en actividades económicas que no estén relacionadas con la defensa. Pero ante nuestro pedido, usted señor Presidente, aceptó que estas pasen a capitalizar el Instituto de Seguridad Social de Fuerzas Armadas, ISSFA, con la finalidad de contribuir con los aportes que por ley tiene que dar el Estado. En el enlace ciudadano No. 350, del sábado 15 de junio del 2013, usted dijo: “yo mismo hice ese decreto en un momento dado, (se refiere a entregar las empresas al ISSFA) veníamos de pasar el 30S, etc…”. Y después en la más absoluta contradicción intervino en ellas, Lo más lamentable de esto, es que bajo las nuevas administraciones varias empresas están mal dirigidas. Un ejemplo es la Empresa Siderúrgica ANDEC, la cual tenía un saldo positivo de USD 20 millones promedio por año, para en el 2015 no llegar a generar sino USD 1,5 millones.
Usted, señor Presidente, continuó con el proceso de equiparación salarial del sector militar con el sector público iniciado por el gobierno anterior. Sin que nadie se lo pida, lo adelanto un año. Ahora manifiesta que los militares tienen salarios y pensiones muy altas por lo cual envió a la Asamblea Nacional un proyecto de reformas, supuestamente para dar mayor sostenibilidad al sistema de seguridad social militar, recurriendo para ello a homologarlo con el régimen social general. Con esto, técnicamente desaparecería el régimen especial que tienen las Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Por lo que no nos admiraría que lo haga. Desconoce usted, y no lo dice a los ciudadanos ecuatorianos, que los militares activos aportan mensualmente el 23%, de su salario; que los militares están disponibles las 24 horas del día, los 365 días del año; que por la estructura piramidal de la institución salen en cualquier momento de su profesión; que por su conocimiento y experiencia especializados es difícil reinsertarse laboralmente. Usted desconoce, y no le dice al país, que la parte profesional del militar influye en la inestabilidad laboral de su esposa y en la inestabilidad educativa de sus hijos. Usted reiteradamente ha manifestado que no se iba a topar al ISSFA, comprometió su palabra en ello. Inclusive promovió una reforma Constitucional en el sentido de que el Estado garantizará las pensiones. Sus acciones y la alta deuda acumulada para con el ISSFA, señor Presidente, demuestran lo contrario.
Para justificar las reformas al sistema de seguridad social, siempre pone de ejemplo de que el General González recibe 4.890 dólares de pensión del gobierno. Le aclaro, señor Presidente, que el dinero no es de su gobierno ni de su bolsillo, es del Estado y la sociedad ecuatorianas, a los cuales serví por cerca de 40 años; le aclaro que aporte un cuarto de mi salario en sucres y en dólares a la seguridad social militar desde subteniente hasta General de Ejército, y que gracias a mi esfuerzo y al de mi familia, grado tras grado, curso tras curso, sirviendo en toda la geografía nacional, conviviendo permanentemente con el peligro, prestando mi contingente en los momentos más adversos que ha tenido la patria, alcancé la más alta jerarquía. A mí no me pusieron a dedo en tal o cual función, la institución me capacitó para ello, al igual que al resto de oficiales y voluntarios que en su momento pusieron en riesgo su vida. Así sucedió el 30 de septiembre del 2010, cuando tuvimos que salir en defensa de la democracia por un hecho grave que pudo haberse evitado, si no fuera por su temperamento y carácter. Sin reflexionar sobre su alta investidura, usted fue a meterse desafiante en una unidad policial en conflicto y acabo “retenido”, para después disponer que las Fuerzas Armadas lo rescaten.
Han sido tan grandes sus contradicciones en el manejo de las Fuerzas Armadas, que en la ceremonia de relevo del Alto Mando en febrero pasado, usted manifestó desconocer que el personal militar desayunaba, almorzaba y merendaba con tres dólares diarios y que al saberlo se le cayó la cara de vergüenza. Le recuerdo porque personalmente, le informe de esta situación a finales del 2011 en la visita de comando al Batallón de Infantería de Marina en San Lorenzo, provincia de Esmeraldas. En esa ocasión ofreció arreglar esta deplorable asignación, que hasta ahora no ha sido enmendada, por lo cual, me imagino, debe seguir sintiendo vergüenza.
Manifestar usted, reiteradamente, que su gobierno ha dado todo a las Fuerzas Armadas para recuperar su capacidad operativa. Pero la realidad es que, lo entregado en estos casi diez años para las tres Fuerzas y el Comando Conjunto ha sido insuficiente a pesar de la bonanza económica que tuvo el país. Sería conveniente que la Comisión de Soberanía y Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional invite al Alto Mando Militar para que se informe sobre este tema. ¿O también les prohibirán hablar, porque todo lo sabe y debe explicarlo el ministro, Ricardo Patiño?.
Usted aceptó, y así se puso en la ley de Educación, que los Colegios y Liceos Militares sean fisco misionales, para después de un solo plumazo –y, lógicamente, como el dinero sobraba- disponer que sean públicos. Lo mismo sucedió en las escuelas de formación militar, cuando también en estas dispuso la medida populista de implementar la gratuidad de la educación, para después no cumplir con la entrega económica para su adecuado funcionamiento. Esta es otra de sus grandes contradicciones y, ahora, ante los hechos, debe aceptar que en algunos Colegios y Liceos militares se vuelva a cobrar una pensión. Desconoce que estas instituciones educativas eran auto sustentadas, que estaban abiertas al personal militar de oficiales, voluntarios, tripulantes, aerotécnicos y sociedad civil en general. Así se lo dijo, en una comunicación escrita, el Almirante Ángel Sarzosa. Le dijo, con claridad, que en estos centros educativos se impartía una educación de calidad, y cuando dispuso que pasen a depender del Ministerio de Educación, los padres de familia se opusieron, y aunque significaba un esfuerzo económico querían seguir pagando una pensión para mantener la oferta académica y sobre todo una educación con valores y principios que tanta falta hace a nuestros jóvenes.
Usted, señor Presidente, escribió al correo personal de los miembros de Fuerzas Armadas haciéndoles conocer su criterio sobre las reformas a la seguridad social. Lo hizo de manera directa y no a través de sus Comandantes, como corresponde. Algunos de sus miembros le contestaron de manera seria y firme el sentir de la institución sobre su mal manejo de las Fuerzas Armadas, pero con la más absoluta contradicción y arbitrariedad dispuso, a través del Ministro de Defensa Nacional, que se les siga Consejo de Disciplina.
Sr. Presidente, aprendamos a aceptar la realidad así nos le guste. Aceptemos los criterios de otras personas que aunque no coincidan con los nuestros, siempre serán valiosos. Creo que se habrá podido dar cuenta que no ha podido reclutar a las Fuerzas Armadas para su proyecto político, por lo que le solicito, no emprenda otras acciones como las nombradas que solo hacen daño al país, no siga utilizando a las Fuerzas Armadas como cortina de humo para tapar las consecuencias de su desgobierno, las cuales tiene que sufrirlas el pueblo ecuatoriano al tener que soportar la más dura crisis económica a pesar de la mayor bonanza petrolera y de otros recursos que ha tenido el Ecuador.
Finalmente, le recuerdo a usted, señor Presidente, que las Fuerzas Armadas Ecuatorianas surgieron crecieron y están comprometidas con el destino de la nación ecuatoriana. Es la institución, que junto con la iglesia, son las de mayor confianza y credibilidad del pueblo ecuatoriano. Usted habla de la majestad del poder y es el primero que no la ejerce, manipula los hechos para confundir a la sociedad ecuatoriana. Con esto afecta al tesoro invalorable que tiene el militar: su honor. Usted, a través de sus diferentes acciones ha dividido al País, a sus instituciones y un sinnúmero de personas, las ha ofendido y ha intentado, a través de descalificaciones y descrédito, acabar con su autoestima y dignidad. Ahora trata de hacer lo mismo con las Fuerzas Armadas y dividirlas de la sociedad a la cual pertenecen, a la cual sirven y de la cual reciben el respeto y consideración que usted no es capaz de reconocer. Sus acciones y sus palabras, señor Presidente, buscan socavar la moral de las Fuerzas Armadas, de sus soldados y oficiales y de sus familias. Pero no lo va a lograr: el soldado ecuatoriano ha servido con honor y lealtad a su pueblo, se debe a él, ha dado su vida por su heredad, y eso no lo cambiará nada ni nadie sin que lo juzgue la historia.
Quito 25/08/2016
Atentamente.
Ernesto González V.
General de Ejército en s.p.

No hay comentarios:

Publicar un comentario