#Ecuador María Fernanda Espinosa hunde más a Lenín Moreno por Martín Pallares
Lenin Moreno debería pedir a los funcionarios del Gobierno que no traten de ayudarlo en el enredo en el que está metido a propósito del financiamiento de su estadía en Ginebra. Cada que lo hacen la embarran más.
Primero fue el canciller Guillaume Long que apareció en una rueda de prensa para afirmar que Moreno es pagado por el Gobierno ecuatoriano, porque es un orgullo para el Ecuador que sea Enviado Especial de la Naciones Unidas en el tema de las discapacidades. Long, por comedido, destapó la discusión sobre un posible caso de peculado en el manejo de los fondos para la estadía del ex vicepresidente. Su intervención avivó una serie de comentarios y publicaciones que terminaron el domingo con la aparición, en redes sociales, del perturbador dato de que Moreno no paga impuestos. Es decir que no declara lo que gana del Estado. ¿Qué mismo? ¿Si gana sueldo de funcionario ecuatoriano porqué no lo declara?
Luego apareció María Fernanda Espinosa. Tampoco le fue bien. En una entrevista con diario El Comercio, la embajadora permanente del Ecuador ante las Naciones Unidas en Ginebra, enredó aún más a Lenin Moreno. Dijo cosas que no son verosímiles ni guardan lógica. Aquí algunos casos.
1.- Moreno no acepta sueldo de la ONU por ser demasiado alto…
Espinosa aseguró que Moreno no quiso que las Naciones Unidas le paguen por el cargo honorífico porque le hubiera pagaba mucho y él prefirió que le pague el Gobierno ecuatoriano. Es decir que, como es tan humilde, no quiso ganar lo que la ONU paga y prefirió que sus ingresos vengan del fisco. En otras palabras, escogió que su estadía cueste a los ecuatorianos. “El enviado especial, Lenin Moreno, tomó la decisión de no acogerse a los parámetros administrativos financieros de la ONU” (…) “porque la ONU cobra costos de administración y segundo porque los rangos salariales de la ONU son muy altos para los estándares ecuatorianos (…) y prefirió ganar lo que gana un embajador ecuatoriano”.
2.- El gobierno aporta directamente a la misión de la ONU
Espinosa dijo que hay dos formas en que los países pueden contribuir a la ONU. O entregan directamente los fondos para “que dentro de su esquema administrativo financiero opere el fondo, o también lo puede hacer el Estado directamente”. Lenín Moreno, según dijo, “reporta cada año el uso financiero a la Cancillería, hace informes financieros y de gestión para el Estado y para el Secretario General de la ONU”. Esta afirmación tiene problemas de fondo. ¿Cómo puede el Ecuador aportar directamente a las misiones de la ONU y no a través de su institucionalidad? Si eso fuera posible, casi todos los países del mundo lo hicieran pues siempre resulta más conveniente pagar a empleados propios que a funcionarios de la ONU. La ONU dejaría de funcionar bajo ese esquema. Además ¿dónde están los reportes e informes que Espinosa dice que Moreno hace para la Cancillería?
2.- Lenín Moreno no tiene nombramiento
En medio de piruetas verbales Espinosa confirma algo que es grave: Moreno no tiene un cargo pero recibe un sueldo. Es decir, que hay un desvío de fondos. Moreno “no puede constar en la nómina porque no es una persona contratada por la Cancillería, él tiene un cargo y nombramiento de la ONU y el aporte para la operación de su trabajo lo hace el Estado ecuatoriano”: lo dice sin percatarse o fingiendo ignorar que en la legislación ecuatoriana no existe la posibilidad de que se pague a alguien con fondos públicos que no consta como funcionario. Espinosa profundiza las dudas que sembró Guillaume Long.
3.- El salario de Moreno se volvió secreto de Estado
Espinosa, como Long, dice desconocer cuánto gana Lenin Moreno “porque no está en el rol”. Su renuencia a dar el monto, convierte ese salario en misterio de Estado. Pero de paso, la embajadora confirma la inexistencia de una partida legalmente establecida para su pago. Ella trata de relativizar la importancia del tema al afirmar que lo que Moreno ha conseguido para el país “debe ser muchas veces más de lo que recibe el Estado para el fondo del Enviado Especial”. Según esa lógica, mientras un funcionario consigue en el exterior más fondos de los que recibe del Estado, todo está bien. El sueldo por comisiones no existe en el derecho público, y eso pretende hacer creer Espinosa.
4.- La falacia de que todos los países lo hacen
Espinosa dice que es el Ministerio de Relaciones Exteriores el que cubre los costos de la misión de Moreno y que se trata de un “pago anual pero va a cada programa directamente”. Además afirma que todos los países del mundo hacen lo mismo. Sin embargo, los enviados especiales no ganan salario ni cambian de residencia en función de ese título. En la lista de los enviados especiales de Ban Ki-moon hay 10 personas más que tienen el título de “enviado especial”, al igual que Moreno. El ex campeón de Formula Uno, Jean Todt, por ejemplo, no gana sueldo ni de la ONU ni del gobierno francés que, también podría considerarse “orgulloso” de él, tal y como Long y Espinosa dicen que los ecuatorianos deben sentirse de Moreno.
En la información oficial de la ONU también aparece que ninguno de los “enviados especiales” o Special Envoys tienen oficina o misión de la ONU. Esto desmonta la supuesta necesidad del aporte de los países.
Es evidente que el cargo de Moreno es honorífico y que no hay ninguna necesidad, fuera de aquellas necesidades políticas que tiene Alianza País, de que su lugar de residencia sea en la cuarta ciudad más cara del mundo. María Fernanda Espinosa, como Long, apareció, entonces, para decir que a los ecuatorianos no debería importarles cuánto gana Moreno y que, por el contrario, deben sentirse orgullos de él. A cada vez que lo hacen desatan más y más interrogantes. Con amigos así, para qué enemigos…
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