Los gallinasos se embarran en la carroña mientras las águilas vuelan alto para atrapar a sus presas. Así también los hombres de honor saben distinguir entre aquellos olores putrefactos de la corrupción y los aromas de la honestidad y la decencia. Y entre los hombres, unos nacieron para águilas, otros para comer carroña. No se detenga Jaime, continúe por el camino de la verdad.
Eduardo Cardoso
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