Un nuevo oficio
en Venezuela: los profesionales de la fila
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CARACAS
La escasez de rubros básicos
en Venezuela provoca largas colas en supermercados y farmacias, lo que aunado a
la crisis económica ha empujado a algunos venezolanos a convertirse en
‘empleados por encargo’ que compran alimentos y otros bienes para particulares.
Krisbell Villarroel,
caraqueña de 22 años y madre soltera de dos niñas de cinco y un año de edad, es
una de esas personas que vive de hacer colas desde la madrugada para comprar
productos que después vende a sus clientes, quienes le pagan además por el
tiempo invertido en la fila.
“Todos los días hay que
levantarse a las 2 de la madrugada y llamar a mis amistades para saber dónde
están o qué productos irán a vender”, explica a la AFP Villarroel en la cocina
de su casa, en una barriada popular en las cercanías de Caracas.
“Ese es mi día a día. Salir
de la primera cola a las 10 am y quizás irnos a otra para ver qué están
vendiendo. Y pasar el día así a ver qué conseguimos. Quizás en un abasto
conseguimos leche, azúcar o café, pero en otro hay harina, arroz, pañales o
champú”, relata.
Sus clientes son “personas de
casas de familia que no tienen tiempo o necesidad de estar en una cola. Son
empresarios, tienen su vida propia y cómo pagarle a alguien”.
Varios propietarios de
restaurantes en Caracas aseguraron a la AFP que tienen en su plantilla a un
empleado contratado exclusivamente para hacer colas en supermercados y tiendas
en busca de los productos necesarios para sus cartas.
Venezuela sufre la escasez de
casi un tercio de los bienes básicos, una inflación de 64% en el 2014 y una
recesión económica provocada en parte por una sequía de divisas que desde el
2013 viene limitando las importaciones esenciales.
El gobierno de Nicolás Maduro
asegura que el país es víctima de una “guerra económica” provocada por la oposición
y empresarios para desestabilizar, pero muchos economistas afirman que el
modelo económico chavista de control de cambio y de precios fracasó y acentuó
la dependencia de Venezuela del petróleo.
En los últimos días, ante la
magnitud y duración de las colas y la aparición de algunos tumultos, el
gobierno ordenó a las fuerzas de seguridad custodiar los supermercados
estatales y privados.
Además, algunos gobernadores
del chavismo han prohibido hacer colas nocturnas frente a los supermercados.
Para el país caribeño, que
obtiene 96% de sus divisas del crudo, el 2015 luce sombrío considerando la
abrupta caída del petróleo venezolano a un promedio anual de $43.12, que podría
profundizar la escasez y el racionamiento en los supermercados en los próximos
meses.
Krisbell cobra entre $600 y
$1,200 por encargo al día ($3.6 a $7.1 a la tasa del mercado negro). Gana al
menos unos 13,200 bolívares mensuales ($79) en ventas a sus clientes, más que
el salario de algunos profesionales universitarios.
Pero en este ritmo de vida
Villarroel cuenta lo complicado de atender a sus hijas, con las que a veces
debe hacer la cola. “No me dejan pasar de primero. Tengo que estar ahí y es más
fuerte aún porque los niños son muy inquietos, ellos se cansan”, detalla.
En esas ocasiones negocia con
los vendedores informales que se organizan para estar siempre en los primeros
puestos en las colas, para pasar antes pagándoles y entregando parte de las
compras porque “todo tiene un precio”.
Además, las colas nocturnas
son arriesgadas en un país con alta criminalidad y la segunda mayor tasa de
homicidios del mundo, unos 58 al año por cada 100,000 habitantes, según la
Organización Mundial de la Salud.
Krisbell afirma “no estar
incumpliendo la ley”, y señala que “si se resuelve este problema de las colas
tendría que buscar otro trabajo para resolver las cosas de mis hijas. Estoy
sola con ellas, y por eso lo estoy haciendo. Y así como yo somos muchas”.
Para Villarroel “esto es
culpa de los venezolanos. Hacemos 7 horas de cola en nuestro propio país y por
qué, si tenemos el derecho a llegar a un automercado a comprar sin necesidad de
estar matándonos unos a otros. ¿Si quiero 10 harinas de maíz por qué solo puedo
llevar 4? Eso no debería ser así”, critica en alusión a los racionamientos
impuestos en los comercios.
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