Lo que dijo el papa Francisco sobre los límites a la libertad de
expresión
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El papa Francisco defendió este
jueves la libertad de expresión una semana después del ataque a la revista
satírica Charlie Hebdo en París, pero también destacó que debe tener límites.
Durante una rueda de prensa a bordo
del avión en el que viajaba de Sri Lanka a Filipinas, el Pontífice dijo que las
religiones deben ser tratadas con respeto, para no insultar o ridiculizar la fe
de cada persona.
Para ilustrar ese punto, el Papa dijo
a los periodistas que sería capaz de golpear a su asistente si éste insultara a
su madre.
Sus comentarios llegan el mismo día
en que se llevan a cabo los funerales de cuatro de los muertos en los ataques
de islamistas radicales.
A
continuación, BBC Mundo reproduce la respuesta completa del Papa.
La pregunta fue formulada por el periodista
Sebastien Maillard, del periódico francés La Croix.
-Santo
Padre, ayer en la misa usted habló de la libertad religiosa como un derecho
humano fundamental. Pero, en respeto a las distintas religiones, ¿hasta qué
punto se llegar con la libertad de expresión? Ese también es un derecho
fundamental.
-Gracias por la inteligente pregunta.
Creo que los dos son derechos fundamentales, tanto la libertad religiosa como
la de expresión.
¿Usted es francés? Vayamos a (lo de )
París, hablemos claro.
Uno no puede ocultar una verdad: todo
el mundo tiene derecho a practicar su religión, su propia religión sin que
nadie lo ofenda. Libremente. Eso es lo que queremos.
Segundo: uno no puede ofender, hacer
la guerra, matar en nombre de la propia religión, es decir, en el nombre de
Dios.
Lo que pasa ahora nos aturde, pero
pensemos en nuestra historia: ¿Cuántas guerras religiosas hemos tenido?
Podríamos recordar la noche de San Bartólome (la matanza de cristianos
protestantes franceses en el siglo XVI), ¿cómo puede enterderse esto? También
hemos sido pecadores, pero no se puede matar en nombre de Dios. Matar en nombre
de Dios es una aberración.
Creo que ese es el punto principal en
términos de libertad religiosa. Uno tiene libertar, pero sin imponer y matar en
nombre de la religión.
En cuanto a lo que se refiere a la
libertad de expresión: cada uno no solo tiene la libertad, sino también el
derecho y la obligación de decir lo que piensa para ayudar al bien común.
¡La obligación! Pensemos, si un
legislador o senador no señala el camino que considera correcto, entonces no
colabora con el bien común.
Tenemos la obligación de hablar abiertamente,
de tener esa libertad, pero sin ofender, porque es la verdad: no se puede
reaccionar de manera violenta.
Pero si Gasbarri (Alberto,
responsable de los viajes pontificios, que estaba en ese momento a su lado),
gran amigo, dice una mala palabra sobre mi madre, puede esperar un puñetazo.
Uno no puede provocar, no se puede
insultar la fe de los demás, uno no puede burlarse de la fe.
El Papa Benedicto XVI hizo referencia
en un discurso, no recuerdo exactamente dónde, a esta mentalidad post-positiva
que dieron lugar a la creencia de que las religiones, las expresiones
religiosas, son una especie de subcultura. Que se toleran, pero son de poco
valor, no pertenecen a la cultura de la Ilustración.
Como consecuencia, mucha gente habla
mal de otras religiones, se burla y provoca y entonces podría ocurrir lo mismo
que le pasaría a Gasbarri si llega a decir algo contra mi madre. Es decir, hay
un límite.
Las religiones tienen dignidad, cada
una de ellas respeta la vida humana, el ser humano. No puedo burlarme de eso.
Ese es el límite y lo menciono para
decir que en la libertad de expresión hay límites, así como en lo que respecta
a mi mamá. No sé si he logrado contestar la pregunta.
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