Francisco
Febres Cordero
El año del
conocimiento
Qué bestia, qué
inteligentes que somos! Eso se vio clarito en el festejo que preparó la
revolución ciudadana para celebrar los ocho años de su permanencia en el poder.
Con esa feria tecnológica Innópolis la celebración estuvo bien intelectual,
francamente. Hasta la música sonó bajito, pero no por culpa de la revolución
ciudadana sino porque habían instalado parlantes de inducción, lo cual ahorró
no solo al Estado, sino a los asistentes, bastantes cantos.
Es
que, tal como nos anunciaron, este año será el del conocimiento y por eso la
celebración se dio en Yachay, lo cual también fue muy significativo porque la
Ciudad del Conocimiento es parte fundamental del cambio de matriz productiva y
el conocimiento es algo que podemos salir a vender al mundo, tal como, con
mucho conocimiento, se aseguró.
¡Cuánto
pagarían en el exterior, por ejemplo, si la Gabriela Rivadeneira fuera a vender
su conocimiento para hacer que los pobres coman pan y los ricos mierda mierda!
Porque ¡qué conocimiento que tiene ella para eso! Tanto, que para pagar la
nueva casa que se compró, de hoy en adelante ya no va a comer pan. Ojalá,
pobrecita, no le caiga mal al estómago la nueva comida.
La
Bakki también puede vender su conocimiento a los países extranjeros para que
aprendan cómo hay que hacer para recolectar fondos para la protección de la
selva antes de explotar el petróleo que hay en sus entrañas (no pues en las
entrañas de la Bakki, sino de la selva).
El
Ochoa puede exportar sus conocimientos a muchos países del orbe. Fu, ¡cómo le
comprarían! ¡Cuánto conocimiento se ha desarrollado en el Ecuador para
silenciar a la prensa!, dijeran. Verán nomás que hasta conseguimos la venta
anticipada del conocimiento del Ochoa a China, y con eso nos forramos.
Conocimiento
cosmonáutico también podríamos exportar, con lo que la revolución ciudadana
puso en órbita su primer satélite y con eso se colocó a la cabeza en la carrera
espacial. ¡Qué hazaña que fue esa! ¡Con qué conocimiento se lanzó el satélite desde
China! Qué pena que me da acordarme de cómo, con lo que era tan chiquito, se
desorientó enseguidita y uno más grandote le pisó en el espacio y el Pegaso se
perdió en la estratosfera, igualito que la revolución ciudadana. ¡Ya lloro!
Hasta
el comecheques podría ser exportado porque ¡qué conocimiento que demostró para
deglutir los sobornos! Cómo se nos abrirían los mercados porque en otras partes
en lugar de comerse los cheques los depositan en cuentas corrientes en los
bancos de los paraísos fiscales, sin saber que los cheques tienen muchos
nutrientes y son buenos para curar la úlcera péptica. ¡Qué brutos!
Y
los hermanitos Alvarado podrían salir a vender su conocimiento de cómo sacar el
doctorado una familia de cuatro miembros con una sola tesis, mientras el Glas
se pasearía por las universidades vendiendo su conocimiento para un mejor, más
rápido y efectivo acceso al rincón del vago punto com.
O
sea linda estuvo la celebración en el Yachay, francamente. Y bien reveladora.
Ojalá se articulen todos los conocimientos atesorados en estos ocho años de
revolución ciudadana para que podamos venderlos en el mundo sin importarnos el
precio del petróleo, ni nada mismo.(O)
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