miércoles, 14 de enero de 2015



Por: Lcdo. Francisco Escandón Guevara

Luego de la implosión del socialismo real, iniciada en 1953 como proceso de restauración del capitalismo en la Unión Soviética, varios pensadores postmodernos caracterizaron a ese momento como el fin de la historia, la victoria del liberalismo en la economía y la configuración de la nueva era de la globalización en la que se impuso hegemónicamente los Estados Unidos de Norteamérica como modelo de civilización a emular. Para dichos intelectuales el nuevo mundo era unipolar y no tenía contendor.
Sin embargo de que es correcto señalar que los yanquis son la principal economía mundial, pero no la única; los intereses de otras superpotencias están a la orden del día. Bastaría pasar revista a las pugnas abiertas en el Consejo de Seguridad de la ONU, a los bandos que se alinean en alguna guerra localizada, al reparto de zonas de influencia comercial y económica, a la expoliación de recursos naturales de varios países dependientes; etc., para concluir que una de las contradicciones generales de la época actual es la existente entre los países desarrollados o mejor llamados imperialistas.
¿Qué países pueden ser clasificados como imperialistas y sus políticas como repercuten en los países dependientes? Es una pregunta que requiere una explicación concreta.
Lenin en su obra El imperialismo fase superior del capitalismo, establecía las características esenciales de los países imperialistas:
1. Se imponen los intereses de los monopolios que alcanzan dimensiones transnacionales.
2. Se fusiona el capital bancario con el industrial en el conocido capital financiero.
3. Predomina la exportación de capitales, sobre las mercancías. Deuda externa
4. Se reparte el mundo entre monopolios capitalistas.
5. Uso de la violencia, de las guerras de agresión, para resolver las contradicciones interimperialistas.
Expuestos los rasgos característicos del imperialismo nos queda juzgar: ¿las relaciones comerciales del Ecuador son de un país dependiente frente al imperialismo; o, se trata del ejercicio de la libre soberanía como afirma la propaganda gubernamental?

La respuesta cae por su propio peso. Por lo tanto, el acuerdo comercial (TLC) que firmará Correa con Europa, los préstamos millonarios conseguidos en China, las concesiones mineras a transnacionales, las inversiones en los sectores estratégicos alcanzados en Rusia; etc., no es más que una política de renegociación de la dependencia típicamente usada por los gobiernos de la partidocracia de la larga noche neoliberal. ¡He allí la condición de su majestad!

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