¿Cómo llega un joven occidental a convertirse en yihadista?
Constanza
Hola Chamy
BBC Mundo
·
23 agosto 2014
El caso de James Foley, reportero
estadounidense secuestrado en Siria y asesinado por un combatiente supuestamente
británico de la organización islamista Estado Islámico (EI, previamente
conocido como ISIS), no sólo dejó perplejo al gobierno de Barack Obama.
También al gobierno británico
encabezado por David Cameron, que tiene a sus servicios secretos tratando de determinar
la identidad del asesino, su relación y contactos con Reino Unido.
El tema puso en la agenda mediática
una realidad en la que las policías europeas llevan trabajando años, pero que
hasta ahora no había tenido la exposición pública y trascendencia diplomática
que adquirió tras la decapitación de Foley: miles de los combatientes de la
yihad –guerra santa- en Medio Oriente son ciudadanos europeos.
Dada la dificultad de rastrear, no
hay cifras oficiales. Sin embargo, a diciembre de 2013 había entre 3.300 y
11.000 yihadistas extranjeros peleando en Siria, según datos del Centro
Internacional de Estudios de la Radicalización (ICSR, según sus siglas en
inglés) vinculado a King´s College London.
Se estima que entre un 30% y un 40%
de los actuales combatientes extranjeros que pelean hoy por establecer un
califato islámico en Siria e Irak proceden de países occidentales, como
Francia, Bélgica, Reino Unido, Alemania y los países nórdicos.
Pero, ¿cómo llega un joven occidental
a pelear la "guerra santa"?.
BBC
Mundo le preguntó a los expertos.
Perfil
de un yihadista
Según una investigación realizada por
la Policía de Nueva York y señalada por varios expertos como una de las más
completas para entender el fenómeno de la radicalización de jóvenes
occidentales, los aspirantes a convertirse en militantes islamistas, comparten
varias características: son hombres musulmanes entre 18 y 35 años. La mayoría
se había convertido –o comenzado a practicar el Islam- recientemente y no
habían partido como fanáticos.
El estudio investigó a quienes
estuvieron involucrados en cinco de las principales operaciones yihadistas en
Occidente: los ataques a Madrid (2004), Londres (2005), el grupo Hofstad en
Holanda y los ataques frustrados de Australia (2005) y Toronto (2006).
Si bien la investigación se centró en
al Qaeda, varios de los militantes de este grupo, así como de su vertiente
siria, Al Nusra, han abandonado sus filas para apoyar la causa de Estado
Islámico.
Y los expertos coinciden en que estas
características son extrapolables a los yihadistas occidentales actuales.
Una de las características
mencionadas en el estudio que más llaman la atención tanto de policías como de
investigadores es que generalmente los jóvenes yihadistas de Occidente
pertenecen a la segunda o tercera generación residente en el país occidental de
origen. Es decir, sus padres o abuelos son inmigrantes.
Segunda
generación "no integrada"
"Hay un patrón común en la
segunda generación de hijos de inmigrantes. Comparten la misma experiencia,
incluso si nacieron dentro de la comunidad musulmana", le explica a BBC
Mundo Stefano Bonino, de la Universidad de Durham, experto en la propagación
del Islam en Reino Unido.
Estos jóvenes pueden venir de
familias con contextos musulmanes más moderados o haberse convertido.
"Los padres de los que se
radicalizaron generalmente no eran muy religiosos", explica Milena
Uhlmann, investigadora de la Universidad Humboldt de Berlín, experta en
conversión y radicalización.
El vocero "latino" de ISIS
Según Uhlmann, existe una
característica que se repite en varias de las familias de los yihadistas que
provienen de padres o abuelos inmigrantes: trataron de integrarse, de suavizar
su contexto para no tener problemas en la sociedad donde se insertaron.
Sin embargo, especialmente después de
los ataques a las Torres Gemelas, las sociedades occidentales no terminaron de
aceptar como propias a las comunidades musulmanas.
"Sus hijos sienten que hay algo
que está mal, que sus padres fallaron en el esfuerzo. Porque no están
completamente integrados y se sienten estigmatizados por ser musulmanes",
explica la investigadora alemana.
"Viven entre dos culturas: la
del país de origen de su familia, dentro de casa, y la del país donde viven,
puertas afuera", complementa Bonino.
"Estos jóvenes están
decepcionados de Occidente. Utilizan el Islam como un medio para posicionarse
contra su estatus de 'occidentales'. No obtuvieron lo que querían, no se
sintieron en casa ni tuvieron un sentido de pertenencia", le dice Uhlmann
a BBC Mundo.
"Irse a pelear la yihad a Siria
es una forma de retribución. Ya no necesitan su contexto anterior",
explica la experta.
El
proceso de reclutamiento
La desadaptación y la desilusión con
su entorno occidental son sólo el punto de partida.
En general, los yihadistas extranjeros
tuvieron un acercamiento a la religión a través de amigos musulmanes durante su
adolescencia.
Un estudio sobre la principal célula
yihadista alemana, la Célula Sauerland, señala que la conversión o
reorientación al Islam más radical de sus fundadores –quienes planearon un
ataque fallido en Alemania- ocurrió en la adolescencia, la mayoría durante un
periodo de rebeldía por problemas familiares y apoyado por amigos cercanos
practicantes.
"Existe una especie de epidemia
social. Si te metes a un grupo que apoya ese tipo de ideas y quieres ser parte
de él, tienes que apoyar sus creencias. Si ellos apoyan la yihad, tú tendrás
que adoptar ese discurso", asegura Bonino.
En el camino hacia una vertiente más
radical del Islam, muchos de los futuros yihadistas viven una experiencia
decisiva: conocen a un líder carismático, que los introduce y, en muchos casos,
los convence.
Aparecen estos líderes con carisma,
que se acercan a jóvenes muchas veces cuando están más vulnerables y que
parecen ser los únicos que los "aceptan incondicionalmente" en una
sociedad bastante poco acogedora, ante los ojos de los jóvenes en vías de
radicalización, según explica Linda Alzaghari, directora de Minotenk, un centro
de investigación noruego experto en minorías políticas.
Linda se convirtió al Islam y es
practicante de esta religión. Tanto ella como los otros expertos aclaran que la
gran mayoría de los musulmanes no son ni radicales ni violentos y que hay
muchos, como la propia Linda, que viven sus creencias de una forma
completamente compatible con el mundo occidental.
Sin embargo, el reclutamiento de
jóvenes occidentales para la yihad es una realidad creciente dentro de los
países europeos. Grupos como Al Qaeda, EI o Al Nusra cuentan con reclutadores
en varias de estas naciones. Y se estima que de los europeos peleando en Siria
e Irak, Bélgica es el que más combatientes tiene en proporción a su población,
mientras Francia el con mayor número de ciudadanos.
Los reclutadores generalmente se
acercan a comunidades de jóvenes musulmanes distribuyendo copias gratuitas del
Corán. En estos acercamientos, aprovechan de mostrarles su interpretación
específica del Islam
"La idea de un líder carismático
es siempre una explicación", señala Bonino, quien además dice no
sorprenderse de que los potenciales yihadistas tengan trastornos de
personalidad tendientes a la violencia, pero que no se manifiestan a no ser que
sean gatillados por su entorno.
Redes
sociales: la yihad del siglo XXI
Una de las herramientas más poderosas
de la propaganda radical son las redes sociales.
"Las redes sociales tienen un
gran papel porque ponen a personas en vías de radicalizarse en una posición
susceptible a un contexto radical o ideológico. Mientras más se expongan a esta
narrativa, más probable es que se permeen", asegura Uhlmann.
Son las redes sociales las que han
permitido que quienes buscan difundir la información de la yihad se junten con
quienes están interesados en averiguar sobre el tema.
Linda Alzaghari ha estudiado con
detención el fenómeno del discurso ideológico y la propaganda a través de redes
sociales en el proceso de reclutamiento de jóvenes yihadistas.
"Hay una retórica de
deshumanización del enemigo, son perros e infieles, no tienen ningún valor como
seres humanos, por lo que deben ser asesinados lo antes posible", le
explica a BBC Mundo.
Desde Oslo, Linda le muestra a BBC
Mundo varias imágenes de la propaganda de ISIS, hoy denominado Estado Islámico.
"Es interesante la utilización
de varias referencias de la cultura popular occidental en su propaganda. Con
referencia a películas de Hollywood o incluso, humor", explica la experta.
Esta modernización de la guerra
santa, volviéndola accesible para todos quienes quieran unirse, no es al azar.
"Las redes sociales han vuelto a
los radicales menos jerárquicos, más efímeros", concluye Bonino.
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