domingo, 17 de diciembre de 2017

Entretelones de la Consulta Popular



Publicado el 16 diciembre, 201715 diciembre, 2017 por BLL
[Alberto Ordóñez Ortiz]
En política, más que en ninguna otra actividad humana, los errores se pagan caros. Pueden acabar con una carrera y un proyecto político. De allí que la ecuanimidad sumada a la sagacidad deben conformar la ecuación que dé respuesta a las necesidades sociales, económicas y, en general, a las de todo orden. Entonces, dar un paso en falso, no es lo aconsejable. No lo digo yo. Lo dice la historia en varios de sus conocidos capítulos. El más reciente estaría representado por el regreso de Correa al país. Su figura, otrora dominante, terminó en una burda caricatura y en su aparatoso desplome. Del profundo agujero al que le llevó su mesiánica vanidad, no habría salida posible.
Con la Consulta Popular que es el telón de fondo de este período erizado de conjuras y peligros, es menester evitar cualquier equivocación, so pena de perder la Consulta. Los decretos presidenciales para iniciar su proceso sin el dictamen de la Corte Constitucional habría obedecido a que se filtró que dos de sus preguntas: la relativa a la eliminación de la reelección presidencial y la que tiene que ver con el Consejo de Participación Ciudadana, iban a ser eliminadas. Por ventura, la Corte Constitucional dio su aprobación -así dice la Ley de Garantías Constitucionales- al no haberlo hecho dentro del plazo de 20 días. Por lo demás, afirmar -como se dice por ahí- que la Consulta reinstitucionalizaría al país, no es sino un coro de voces desafinadas, más aún si se repara en que lo que prioritariamente se busca es 1) Evitar el regreso de Correa -lo cual, está bien: ¡muy bien!- y 2) Acabar con el “reinado” del Consejo de Participación Ciudadana. Ese criterio -el de la cacareada reinstitucionalización- nos podría llevar al desatino de poner en duda que el actual gobierno no es institucional. ¿…?
Extender nombramientos en instituciones claves como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social en favor de personajes del correato salpicados por ruidosos casos de nepotismo, no es, ni de lejos recomendable, como tampoco lo fue el paquetazo económico lanzado con el olímpico disfraz de un nombre -Ley para la Reactivación Económica- que por cierto no se corresponde con lo que propone. Pero no todo está perdido, podría -y debería- postergarse su puesta en vigor y convocarse en expresión de la más depurada ecuanimidad, a un más amplio diálogo con las partes involucradas. De proceder así, nuestro Presidente se pondría en línea con los más sabios y demócratas que son los únicos que rectifican sus posibles yerros. El país saludaría de pie la medida, además de que, por su ejemplar reciedumbre, su actitud se reflejaría de forma favorable en la Consulta.
Naturalmente que nada carece de peligros. Pero en política es imperativo esclarecer las polvaredas que salen al frente y, en esa medida, hay que hurgar a fondo entre el fárrago de los errores. A mi modo de ver, y aunque se haya trabajado con prolijidad, lo esencial reside en alcanzar una mirada ampliada que se aproxime a todas las visiones. Es preciso entender también que la política es el sueño de un pueblo y que, con sus sueños no se juega. (O)

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