martes, 19 de diciembre de 2017

A las buenas o a las malas…
Lenín Moreno no es el político soñado por algunos opositores que ejecutará el cambio, ni siquiera el verdugo de Rafael Correa, el que reemplazará el actual modelo económico y político. Ni siquiera el que puede pensar en una transición. Esas ideas no traspasa las paredes de Carondelet.
18 de diciembre del 2017
POR: Jean Cano
Periodista de investigación, editor general de la revista Criterios de la Cámara de Comercio de Quito. 
El fin de este gobierno, entonces, no puede ser el perennizar una casta de trasno-chados amantes de ideas que han fraca-sado y de costosos pará-sitos que han lucrado inmoral-mente del Estado".
Lenín Moreno ha roto el silencio con dos medios españoles. Pero lo ha hecho para no decir mucho. Habla sobre lo ya acontecido, como las duras condiciones económicas. No recibe el golpe de PAIS al ser un partido que tiene una imagen muy desgastada por los temas de corrupción. No visualiza un futuro para los ecuatorianos, apenas asegura que aplicará los resultados de la consulta popular, algo que ya está obligado a hacer… Asegura estar espeluznado de la corrupción en Ecuador… algo que millones ya lo sintieron. Evita tocar políticamente a su Vicepresidente, ni siquiera admite vergüenza por la condena judicial a su binomio. Retira la mirada de Venezuela. Ratifica que Rafael Correa es un opositor. Dice que actuará con Julian Assange…
En concreto… no se la juega por nada.
Lenín Moreno no es el político soñado por algunos opositores que ejecutará el cambio, ni siquiera el verdugo de Rafael Correa, el que reemplazará el actual modelo económico y político. Ni siquiera el que puede pensar en una transición. Esas ideas no traspasa las paredes de Carondelet.
A esta hora ya se empiezan a conocer nombres de posibles integrantes del nuevo Consejo de Participación Ciudadana… lo que implica que Moreno puede lastimar el ambiente gobernabilidad a su período prescindiendo de la sociedad civil organizada.
Lenín Moreno no recuerda que, hace un año, los ecuatorianos querían un cambio real. Uno que les signifique, no solo evitar los insultos desde el púlpito revolucionario creado por Correa, sino más empleo, más salud, más seguridad, más libertad.
Lenín parece que cierra los ojos ante lo que está pasando en América Latina. Hay una ‘contrarrevolución’ que está ganando terreno. Ya son varios países que se alejan de la izquierda y del bolivarianismo para poder dar ese golpe de timón. Y empezar las dolorosas transformaciones que sus ciudadanos piden.
Cuba ya no es un referente ideológico ni económico para nadie. De hecho su gente sufre por la falta de una vida en libertad, pobreza, falta de servicios, migración y se agudiza la dependencia a otras naciones, antes con Venezuela ahora de nuevo Rusia.
La Alianza Bolivariana, quimera chavista, se ha desintegrado porque Venezuela no tiene el peso de antes, ni político ni económico. De hecho es un nido de narcopolíticos que hambrean y envían al exilio a su gente.
El papel de Estados Unidos es más fuerte que antes, precisamente, con duras críticas a Cuba y Venezuela, y nuevos aliados, como los argentinos.
Las grandes alianzas económicas parece que caminan más lento. Y tienen más importancia los acuerdos comerciales más puntuales, binacionales o por pequeños bloques de países.
El fin de este gobierno, entonces, no puede ser el perennizar una casta de trasnochados amantes de ideas que han fracasado y de costosos parásitos que han lucrado inmoralmente del Estado.
El anhelado cambio todavía está vigente. La transformación también la propuso Lenín Moreno en su campaña. Las condiciones internas y externas están para eso… Por eso, el cambio será a las buenas o a las malas. ¿Qué preferirá el Presidente de la República del Ecuador?

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