domingo, 17 de diciembre de 2017

Un crimen llamado educación



Publicado el 14 diciembre, 201713 diciembre, 2017 por AGN
[Mario Jaramillo Paredes]
En días pasados con un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad del Azuay asistimos a la proyección de un documental, polémico y motivador, cuyo título es: Un crimen llamado educación.
Se trata de un recuento hecho a través de entrevistas a políticos y educadores de distintos países-entre ellos México, Colombia, Bolivia, Corea del Sur y Finlandia- sobre algunos de los principales problemas de la educación, para concluir en que la educación hoy es igual a la de hace doscientos años, mata la creatividad de las personas y no conduce a nada bueno. Unas cuantas cifras sobre suicidios por “acoso académico” a través de la exigencia desmedida en los exámenes, completan un cuadro apocalíptico sobre este tema.
Para ubicar mejor las circunstancias en que se generó este documental que ha tenido amplia repercusión en las redes sociales, vale la pena señalar que su autor lo elaboró a raíz de problemas que por exigencias académicas aparentemente desmedidas, tuvo su hija en un colegio. Esa situación generó un trauma en la joven que gracias a su padre logró ser superado.
En el comentario que me pidieron que hiciera, opiné que los problemas y los errores de la educación que allí se señalan son reales y que deben ser corregidos. Pero que el documental era totalmente sesgado al enfocar solamente los defectos de los principales sistemas educativos de varios países del mundo-incluidos los que se considera que tienen los mejores sistemas del mundo hoy en día- y no las bondades y los aciertos de la educación. El título mismo es ya llamativo y amarillista al hablar de un “crimen llamado educación “.
No hace falta una apología de la educación para decir que sin ella el mundo no sería hoy lo que es en ciencia, tecnología y en cultura en general. Que los seres humanos no disfrutarían de los derechos que han conquistado a lo largo de la historia, si no hubiesen tenido de por medio la educación que por un lado conserva saberes y por otro genera diariamente nuevos conocimientos. Cuántos millones de seres humanos han salido a lo largo de la historia de la ignorancia y han logrado una forma de superarse y de apoyar a la comunidad a través de la educación, es el mejor desmentido a quienes creen que la educación ha fracasado. Una cosa es ser autocríticos y tener conciencia de los problemas y errores de la educación y otra muy diferente aseverar, sin más, que no sirve absolutamente para nada.
Casi sin querer me vino a la memoria la crítica destructiva y con la conocida carga de odio que hizo Rafael Correa en aquellos ya lejanos días en que con su jorga preparaba el ambiente para imponer al país las desastrosas leyes de educación que todavía rigen y con las cuales acalló por una década a las universidades y al sistema educativo en general, transformando a los profesores de todos los niveles en burócratas cuya principal tarea hoy no es educar, sino llenar formularios y cumplir trámites. (O)

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