Guillaume Long embajador en Ginebra: ¡qué macabro!
El 13 de julio del 2016 el Ecuador se cubría de indignidad cuando, ese día, concluía el proceso de expulsión de 125 ciudadanos cubanos que fueron devueltos al país del que huían por motivos políticos y humanitarios. Un año más tarde, exactamente el 13 de julio del 2017, el recientemente posesionado gobierno de Lenín Moreno decidió premiar, nombrando como embajador ante la Organización de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, a quien fue el responsable diplomático de aquella inhumana e ilegal expulsión: Guillaume Long.
Que este nombramiento se haya formalizado cuando se cumple el primer aniversario de una de las peores violaciones colectivas de derechos humanos cometidas por el Estado ecuatoriano, parece una broma macabra. O de alguien que quiere burlarse de la imagen internacional del Ecuador. Ese nombramiento no es, en todo caso, un hecho cualquiera: la misión del Ecuador ante la ONU en Ginebra es la encargada de representar al país ante el sistema universal de derechos humanos. Es ahí donde están los organismos de la ONU que tratan los temas de defensa de los derechos ciudadanos; entre ellos el de la libre movilidad y el asilo político. Enviar a Long a Ginebra es algo así como enviar a Orlando Pérez a representar al Ecuador ante un organismo internacional de defensa de los derechos de las mujeres.
Se trata, sin duda, de un gesto impresentable del gobierno. Long se encargó de justificar y defenderaquella infamia hace un año. “Hay que seguir desmontando todo este aparataje que de alguna manera es parte del bloqueo a Cuba”, dijo entonces adhiriéndose al discurso de uno de los gobiernos más represivos del mundo -Cuba-, y negando la posibilidad de que esas personas hubieran estado buscando asilo político. Para alguien con ideología mamerta, es imposible imaginar que esas personas pudieran aspirar a vivir en un lugar distinto a donde se impone la utopía comunista. Y si los hay, los tratan como son gusanos traidores . “El gobierno no puede estar participando de esta migración ilegal, a través de la trata de personas, o estar involucrado en tráfico de personas proporcionando aviones”, sostuvo asimismo en un desborde de cinismo. Long mutó en trata de personas la desesperación de un grupo de cubanos que salieron de su país porque ahí ya no querían vivir.
Long es responsable, como canciller que fue, de que se haya violado la obligación jurídica internacional que tiene el Ecuador de respetar el principio de non-refoulement, que indica que no pueden devolverse a refugiados al lugar donde sus vidas o libertades se encuentran amenazadas. También es responsable de no haber cumplido con los principios básicos del debido proceso y permitir a los a solicitantes de refugio que sus casos sean justa y debidamente considerados.
El proceso en contra de los cubanos debe ser uno de los mejores ejemplos de violación al debido proceso y Long legitimó internacionalmente aquello. Desde el 7 de julio del 2016, un día después de las detenciones, hubo una serie de audiencias de deportación en las cuales los detenidos tuvieron pocos minutos para presentar su defensa. Abogados defensores de los cubanos aseguraron, entonces, no haber podido hablar con sus defendidos con anterioridad a las audiencias e informaron que algunos cubanos arrestados habían presentado solicitudes de refugio, mientras otros ya tenían estatus migratorio legal o habían solicitado refugio durante la audiencia.
Long fue una figura clave en ese arreglo al que el gobierno ecuatoriano de Rafael Correa llegó con Raúl Castro. Pocos días antes había venido al Ecuador el canciller cubano para pedir que el Ecuador cierre sus puertas a los cubanos que utilizaban este país como parte de la ruta para llegar hasta los EEUU.
¿Como entender que un gobierno que quiere diferenciarse de su antecesor, precisamente en temas vergonzantes como el del manejo de los medios públicos o el de la tolerancia frente al disenso, premie a Long con una embajada que tiene, además, conexión con temas de derechos humanos? Lo más lógico, si la idea es darle una Embajada dentro del actual proceso de renegociación de lealtades en que está imbuido el correísmo, era enviarlo a Cuba de cuyo régimen ha sido tan entusiasta defensor y panegirista. Imposible olvidar el polémico mensaje que puso en su cuenta de Twitter cuando murió Fidel Castro: “El mundo llora a un gigante”. También pudo haber sido nombrado como embajador en Venezuela, donde hay otro gobierno por el que Long siente profunda simpatía y adhesión.
Lenín Moreno parece que no ha entendido la dimensión que tienen las relaciones internacionales para la dignidad de un país. El vergonzoso apoyo al régimen represivo y dictatorial de Nicolás Maduro que mantuvo Rafael Correa sigue más o menos intacto. La canciller, María Fernanda Espinosa, repite los argumentos de los más recalcitrantes sectores del madurismo y dice que lo que más le preocupa a ella es la violencia de la oposición mientras el número de protestantes muertos supera los 90. A esa infamia se suma, ahora, el premio a Long.
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