TAME vuela al carajazo de la 35
Si usted quiere llegar a Cuenca en TAME, asegúrese de que en su vuelo se suba algún funcionario público de alto rango, (que de paso es el Estado quien paga su pasaje), de esos que “defienden derechos” cuando les topan a ellos, porque estas complicaciones en los vuelos de TAME hacia Cuenca no son nuevas.
26 de julio del 2017
POR: Ana Minga
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
Señores de TAME: hay que respetar a todos por igual, no única-mente a los funcio-narios del Gobierno. No solo los afiliados a Alianza PAIS pagan sus salarios.
Cuenca es una ciudad muy visitada por turistas extranjeros y nacionales, sin embargo es casi imposible llegar en TAME. Es un viaje complicado. Hablaré desde mi experiencia, pues no sé si sea olfato de periodista o lo que llaman karma, pero suelo estar siempre en el lugar de los hechos.
No estuve este 21 de julio, pero lo descrito en redes sociales y en noticias de prensa no es extraño: pasajeros descontentos con la labor de TAME y funcionarios públicos ordenando como en su casa. Lo sorprendente es que TAME finalmente, haya aterrizado en Cuenca —a pesar de las malas condiciones climáticas— luego de algunos intentos fallidos y luego de jurar de que no se podía aterrizar en el aeropuerto de la ciudad, ¡Pero lo hizo!, poniendo en riesgo la seguridad de los pasajeros que se quedaron en el avión, porque dos funcionarios cuencanos que son miembros activos de Alianza País, así lo ordenaron.
La palabra de TAME queda sin valor cuando finalmente aterriza en Cuenca con 28 pasajeros liderados por dos funcionarios públicos. Si aterrizó en Cuenca luego de decir de que no puede por el mal tiempo, ¿por qué armaron el viaje a Guayaquil y regresaron a Quito si en realidad sí podían aterrizar en Cuenca? Si volaron por la orden de los funcionarios de Alianza País, ¿dónde quedó la seguridad de todos los pasajeros? ¿Por qué hay mal tiempo para el resto de pasajeros y cuando los dos funcionarios se quejan allí se arregla todo y pueden aterrizar?
Lo que queda claro del vuelo 173 es que TAME obedece únicamente a la revolución ciudadana y que una presión de ellos basta para que vuelen a pesar de las tormentas… ¡Cuánto poder, incluso hacen volar aviones en situaciones adversas! El mensaje que envía TAME al resto de ecuatorianos es que Alianza PAIS manda. ¡Qué mal!, después de todo, los salarios de la empresa no los paga solo Alianza PAIS…
Doríz Solis, asambleísta electa; Fernando Cordero, superintendente de ordenamiento territorial y concejales cuencanos del mismo partido en las redes sociales afirmaron que ejercieron un “control social” para hacer respetar los derechos de los usuarios. El volar a Cuenca finalmente fue hacer respetar los derechos de los ecuatorianos que se merecen un buen trato por parte de TAME. Está bien, pero empiecen con una revisión de las tarifas. El pasaje a Cuenca es uno de los más caros del Ecuador, un boleto está alrededor de 364 dólares. Revisar las tarifas también es hacer respetar los derechos de los ecuatorianos.
Y señores de TAME, hay que respetar a todos por igual, no solo a los funcionarios del Gobierno. Hace algún tiempo, para llegar a Cuenca demoré dos días. No iba en flota Imbabura, viajé en TAME. Pero otra vez por el mal tiempo, el vuelo regresó a Quito, algunos pasajeros durmieron en el aeropuerto, otros pagaron hotel, otros pagaron taxi para regresar a sus casas; ningún rubro fue cubierto por la aerolínea, es sorprendente que ahora se lea que TAME ofreció incluso un pasaje gratis para compensar a los pasajeros.
La mayoría de pasajeros esperamos al siguiente día para viajar desde Quito nuevamente a Cuenca. Cuando nos acercábamos a la ciudad, el avión de la otra aerolínea sí aterrizó, pero TAME no. Nos llevaron a Guayaquil. En ese entonces en el avión estuvieron funcionarios de presidencia que también exigieron que hagan lo que sea pero que aterricen en Cuenca. TAME así lo hizo.
En otra ocasión, el avión de TAME estaba en la pista, era hora de abordar pero los pasajeros esperábamos en la sala. El viaje era Cuenca-Quito, ya temíamos de que por mal clima en Quito, los servidores de TAME no abrían las puertas del avión. De pronto, todos en la sala miramos hacia un punto, la atención se concentró en el pasillo pues ingresaban dos personajes de este Gobierno: Carlos Marx Carrasco y el abogado del expresidente Rafael Correa, Caupolicán Ochoa. Los servidores de TAME saludaron efusivamente a los dos personajes y allí decidieron abrir las puertas del avión, ellos por supuesto pasaron como reyes, el resto a hacer fila para subir. Allí observamos que no subimos al avión y que se irrespetó la hora de salida porque esperábamos, sin saberlo, a los dos personajes.
Tanto obedece TAME al poder de turno, que su gerente, Christian González, puso a disposición su cargo, desconocemos si indignado por lo sucedido o por algún reclamo de las autoridades del Gobierno.
Si usted quiere llegar a Cuenca en TAME, asegúrese de que en su vuelo se suba algún funcionario público de alto rango, (que de paso es el Estado quien paga su pasaje), de esos que “defienden derechos” cuando les topan a ellos, porque estas complicaciones en los vuelos de TAME hacia Cuenca no son nuevas. E insisto, sería bueno que en su concepto del “control social” también esté una revisión a las altas tarifas de la aerolínea hacia la ciudad.
No estuve este 21 de julio, pero lo descrito en redes sociales y en noticias de prensa no es extraño: pasajeros descontentos con la labor de TAME y funcionarios públicos ordenando como en su casa. Lo sorprendente es que TAME finalmente, haya aterrizado en Cuenca —a pesar de las malas condiciones climáticas— luego de algunos intentos fallidos y luego de jurar de que no se podía aterrizar en el aeropuerto de la ciudad, ¡Pero lo hizo!, poniendo en riesgo la seguridad de los pasajeros que se quedaron en el avión, porque dos funcionarios cuencanos que son miembros activos de Alianza País, así lo ordenaron.
La palabra de TAME queda sin valor cuando finalmente aterriza en Cuenca con 28 pasajeros liderados por dos funcionarios públicos. Si aterrizó en Cuenca luego de decir de que no puede por el mal tiempo, ¿por qué armaron el viaje a Guayaquil y regresaron a Quito si en realidad sí podían aterrizar en Cuenca? Si volaron por la orden de los funcionarios de Alianza País, ¿dónde quedó la seguridad de todos los pasajeros? ¿Por qué hay mal tiempo para el resto de pasajeros y cuando los dos funcionarios se quejan allí se arregla todo y pueden aterrizar?
Lo que queda claro del vuelo 173 es que TAME obedece únicamente a la revolución ciudadana y que una presión de ellos basta para que vuelen a pesar de las tormentas… ¡Cuánto poder, incluso hacen volar aviones en situaciones adversas! El mensaje que envía TAME al resto de ecuatorianos es que Alianza PAIS manda. ¡Qué mal!, después de todo, los salarios de la empresa no los paga solo Alianza PAIS…
Doríz Solis, asambleísta electa; Fernando Cordero, superintendente de ordenamiento territorial y concejales cuencanos del mismo partido en las redes sociales afirmaron que ejercieron un “control social” para hacer respetar los derechos de los usuarios. El volar a Cuenca finalmente fue hacer respetar los derechos de los ecuatorianos que se merecen un buen trato por parte de TAME. Está bien, pero empiecen con una revisión de las tarifas. El pasaje a Cuenca es uno de los más caros del Ecuador, un boleto está alrededor de 364 dólares. Revisar las tarifas también es hacer respetar los derechos de los ecuatorianos.
Y señores de TAME, hay que respetar a todos por igual, no solo a los funcionarios del Gobierno. Hace algún tiempo, para llegar a Cuenca demoré dos días. No iba en flota Imbabura, viajé en TAME. Pero otra vez por el mal tiempo, el vuelo regresó a Quito, algunos pasajeros durmieron en el aeropuerto, otros pagaron hotel, otros pagaron taxi para regresar a sus casas; ningún rubro fue cubierto por la aerolínea, es sorprendente que ahora se lea que TAME ofreció incluso un pasaje gratis para compensar a los pasajeros.
La mayoría de pasajeros esperamos al siguiente día para viajar desde Quito nuevamente a Cuenca. Cuando nos acercábamos a la ciudad, el avión de la otra aerolínea sí aterrizó, pero TAME no. Nos llevaron a Guayaquil. En ese entonces en el avión estuvieron funcionarios de presidencia que también exigieron que hagan lo que sea pero que aterricen en Cuenca. TAME así lo hizo.
En otra ocasión, el avión de TAME estaba en la pista, era hora de abordar pero los pasajeros esperábamos en la sala. El viaje era Cuenca-Quito, ya temíamos de que por mal clima en Quito, los servidores de TAME no abrían las puertas del avión. De pronto, todos en la sala miramos hacia un punto, la atención se concentró en el pasillo pues ingresaban dos personajes de este Gobierno: Carlos Marx Carrasco y el abogado del expresidente Rafael Correa, Caupolicán Ochoa. Los servidores de TAME saludaron efusivamente a los dos personajes y allí decidieron abrir las puertas del avión, ellos por supuesto pasaron como reyes, el resto a hacer fila para subir. Allí observamos que no subimos al avión y que se irrespetó la hora de salida porque esperábamos, sin saberlo, a los dos personajes.
Tanto obedece TAME al poder de turno, que su gerente, Christian González, puso a disposición su cargo, desconocemos si indignado por lo sucedido o por algún reclamo de las autoridades del Gobierno.
Si usted quiere llegar a Cuenca en TAME, asegúrese de que en su vuelo se suba algún funcionario público de alto rango, (que de paso es el Estado quien paga su pasaje), de esos que “defienden derechos” cuando les topan a ellos, porque estas complicaciones en los vuelos de TAME hacia Cuenca no son nuevas. E insisto, sería bueno que en su concepto del “control social” también esté una revisión a las altas tarifas de la aerolínea hacia la ciudad.
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