lunes, 31 de julio de 2017

  
Carla Heredia cuenta el "jaque a una actividad no convencional"
La gran maestra de ajedrez y sicóloga de profesión reflexiona sobre el autoritarismo que atraviesa la sicología de la sociedad ecuatoriana luego de la década correísta. El incidente ocurrido en el patio de comidas de un Mall de Quito evidencia cómo el uso y abuso del poder, aún en los ámbitos más pequeños, se ha convertido en una constante en nuestro medio.
31 de julio del 2017
FERMÍN VACA
¿Cómo fue el incidente en el Mall El Jardín? Tu denunciaste en redes sociales que a la seguridad del centro comercial le molestó que estuvieras en un mesa del patio de comidas jugando ajedrez. ¿Qué ocurrió?
Bueno, Quito es una ciudad súper grande y yo quedé para jugar ajedrez con Sebastián, quien es un niño de 14 años que juega ajedrez y que vive en el sur de la ciudad. Como yo vivo en Cumbayá y estaba en el centro norte, quedamos en vernos en ese Mall para jugar unas partidas. Nunca nos imaginamos que algo en lo que el chico quiere mejorar, pues quiere algún día jugar en el equipo olímpico de ajedrez, pudiera ocasionar un problema.
¿Pero cómo inició ese problema? ¿Estaban ustedes formando algún alboroto, provocando a la gente, algo que justificara la intervención de la seguridad?
Yo me había comprado un café y simplemente nos pusimos a jugar ajedrez. El problema no fue el consumo, eso quisieron decir en el principio, que era un patio de comidas para comer, pero había personas que estaban en alguna reunión de negocios, otras con maletas supongo que esperando un viaje, y no me parece nada malo que si las mesas no están ocupadas se puedan usar. Esto fue entre las 12:00 y las 13:40, y el patio nunca estuvo lleno, no es que impedíamos que alguien pudiera comer. Les hice notar eso a los guardias, pero en tres ocasiones no pidieron que nos retiremos, una señora se acercó a decirles quién era yo. Creo que es una falta de criterio comparar el ajedrez con los naipes, como si fuera un juego de azar. Se escudaron en un reglamento que nunca mostraron, quisieron comparar el ajedrez con algún juego de azar y de apuestas. El ajedrez es un deporte que se juega en una mesa, tomando café, y así está reconocido internacionalmente. He viajado a más de 30 países y es la primera vez que me ocurre algo así, y precisamente en mi ciudad. Nos fuimos cuando terminamos de jugar, porque yo no me iba a ir como una criminal que no soy. Tres personas del patio de comidas insistieron, yo lo denuncié por Twitter y el Mall me llamó media hora más tarde. 
"Esto fue entre las 12:00 y las 13:40, y el patio nunca estuvo lleno, no es que impedíamos que alguien pudiera comer. Les hice notar eso a los guardias, pero en tres ocasiones no pidieron que nos retiremos, una señora se acercó a decirles quién era yo. Creo que es una falta de criterio comparar el ajedrez con los naipes, como si fuera un juego de azar".
¿Qué te dijeron?
La gerencia del Mall me pidió disculpas, habló de un falta de criterio de los empleados, y de sus actividades culturales como centro comercial. Les dije que deben incentivar el ajedrez y luego acordamos una partida de ajedrez simultánea. 
¿Cómo se juega una partida simultánea con 15 personas? Creo que solo Bolívar dictaba cinco cartas al mismo tiempo...
He jugado hasta con 40 personas. Se hace una jugada en cada mesa y luego vuelvo a la primera mesa al terminar los jugadores. Hace un mes lo hice en Las Vegas y en Canadá, así como en varios sitios de Quito. Creo que es mejor que activar una marca con una típica modelo. Es algo más intelectual y llamativo. 
Tu eres sicóloga de profesión. ¿Qué nos dice de la sicología autoritaria de nuestro país que alguien piense que dos jóvenes jugando ajedrez son motivo para llamar a la seguridad?
Todos los guardias alegaron cumplir órdenes. Nunca citaron su propio reglamento. Eso no solo se da en ese ámbito, sino en muchos otros. Pero debemos tener nuestro propio criterio. En Stanford se hizo un juego de roles con los estudiantes, unos actuaron como presos y otros como carceleros. Como les dieron poder a algunos empezaron a ser demasiado abusivos con sus propios compañeros. La completa autoridad lleva al abuso del poder. Se debe educar para que prime el sentido común por sobre cumplir órdenes. No podemos creer que jugar ajedrez es como jugar póker, supongo que porque no pasan muchas cosas en un patio de comida motivó darle un jaque a un actividad no convencional.
¿Pero qué nos dice eso de la tentación de ejercer el poder, aunque sea en ámbitos tan pequeños, de manera claramente abusiva?
Creo que el poder en cualquier ámbito es adictivo en cierta forma. Pero mientras más poder tienes debes ser más responsable, el poder puede ser positivo o puede ser usado para ir contra el bien común y el respeto. 
En el documental "A Mi Manera" de Alan Friedman sobre el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, se dice que su presencia en la vida pública por 20 años impactó a los italianos y a su sicología. ¿Se puede decir lo mismo de cómo Rafael Correa propició una sociedad intolerante? 
Nuestros políticos, de todos los partidos, en todos los cargos, impactan en el ciudadano común. Tuvimos años de desprestigiar al otro en vez de escucharlo, al margen de que tenga razón. Hubo confrontación sin argumentos, descalificaciones solo por pensar diferente. Me parece bueno que el nuevo presidente esté dispuesto a dialogar, a conversar con los ciudadanos comunes y la oposición. Todo afecta al ser humano, nuestros padres, nuestros maestros, nuestros políticos. Pero los políticos que tienen más poder que los ciudadanos comunes deben pensar en cómo referirse a los demás en sus discursos. Se debe construir y no desprestigiar, porque un adolescente podría pensar que si el presidente dice tal o cual cosa también podría hacerlo. En vez de ser grosero en Twitter, hay que responder con argumentos, no con insultos.
Ya que mencionas las redes sociales, estas se han vuelto un escenario de violencia verbal, de intransigencia ideológica, de intolerancia. ¿Cómo combatir esto?
Mucha gente se esconde en el anonimato para insultar, para burlarse. Creo que las redes son instrumentos para luchar por causas justas y no el espacio para insultos. Se debe responder con respeto y argumentos. A la gente la mueve mucho la indignación, como acabo de ver en el apoyo que recibí en el incidente del Mall. Pueden servir para un reclamo justo o para exponer un abuso.
Acaba de ocurrir también que ciertos políticos, en opinión de algunos, prácticamente secuestraron un avión del Estado y se hicieron llevar a Cuenca. ¿Qué nos dice esto sobre la forma en la que entendemos lo público?
Las leyes son para todos. En el caso del Mall, yo pedí ver el reglamento a ver si constaba que no se podía jugar ajedrez, si así hubiera sido yo me hubiera retirado. Como ciudadana no estoy sobre la ley, y si hay protocolos en aviación se deben cumplir, sin considerar si tienen más o menos poder. El poder dura lo que les dura el cargo, y los ciudadanos que no ejercemos cargos públicos estamos llamados a cumplir las normas. 
Tu le escribiste una carta pública al ex presidente Correa, criticando alguna postura del anterior Gobierno. ¿Cómo terminó ese incidente?
Yo vivo en Texas, en Estados Unidos, en marzo del año pasado me dirigí a la subsecretaria de Turismo por la muerte de las chicas argentinas en Montañita, pues se dijo que algo les iba a pasar por viajar solas y ser mujeres. Eso me hizo notar que mi opinión podía impactar más allá del ajedrez. En octubre del año pasado, se iba a obligar en Irán a las jugadoras a usar velo por motivos religiosos, y eso me pareció una violación de la Carta Olímpica. Mientras tanto, aquí el ex presidente le dijo a Cynthia Viteri que hable de maquillaje y no de economía, y noté que no solo en Irán pasaban esas cosas, sino también en el Ecuador. El ex presidente la quiso desprestigiar por ser mujer en lugar de explicar por qué estaba equivocada. Por eso le escribí esa carta, si bien el Gobierno de Correa le dio un enfoque al deporte que hizo posible mi carrera deportiva, me he cuestionado sobre qué papel debe cumplir más allá del deporte. Le dije que era bajo insultar así a Viteri. No me respondió directamente él, sino una ajedrecista que ahora es gobernadora de una provincia, a quien yo he tratado, y que me dirigió una carta que no me pareció ni escrita por ella. La emplacé a un debate público, porque también se quiso desprestigiar mi carrera deportiva. Mientras yo me refería puntualmente al comentario del ex presidente, esta  persona intentó denigrar mi carrera. 
"Le dije al ex presidente Correa que era bajo insultar así a Cynthia Viteri. No me respondió directamente él, sino una ajedrecista que ahora es gobernadora de una provincia, a quien yo he tratado, y que me dirigió una carta que no me pareció ni escrita por ella".
Hablando del deporte, hay una reactualización de la polémica por la falta de apoyo a los deportistas. ¿Cuál es tu postura al respecto?
Yo estoy regresando a Estados Unidos a hacer una maestría en gestión del deporte. Pienso que debe haber una fábrica de deportistas no solo con apoyo del Estado, sino también de la empresa privada. En el Ecuador los deportistas no han trabajado en crear una imagen, y para la empresa privada es complicado invertir en ellos. Creo que se debe representar y crear imagen para los deportistas, que deberían tener quién gestione su presencia pública. Sobre Glenda Morejón, creo que es un orgullo para los ecuatorianos, pero el Plan de Alto Rendimiento tiene varios requisitos, se debe abrir el debate para que se pueda adoptar un esquema menos rígido. El Plan de Alto Rendimiento ha sido un impulso para los deportistas, pero no cubre a todos. 
¿Quién debe hacerse cargo de este auspicio? ¿Debe ser una beca vitalicia del Estado o cuál debería ser el mecanismo?

Hay que tener claro que son procesos. Nos acordamos de esto en los juegos olímpicos, Jefferson Pérez destacaba que en Colombia hay centros de alto rendimiento mejor estructurados, con un plan de una década. Un país que progresa debe invertir en deporte, en salud, en educación, en cultura. No digamos que no hay plata, sino que optimicemos los recursos. No es cuestión de solucionarle la vida a los deportistas, pero con sesenta dólares no se puede pensar que se puede preparar un deportista. 

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