Tres falsos milagros de San Rafael Vicente el Ahorrador
El aparato de propaganda del Gobierno se halla en la tarea de beatificar a Rafael Correa y ha encontrado que para cumplir con ese fin lo más eficiente es presentarlo como un santo del ahorro y de la austeridad. San Rafael el Austero o San Rafael el Ahorrador.
Basta ver lo que hizo Javier Lasso en la rentrée de su programa de entrevistas Palabra suelta, ahora que dejó de ser embajador y vicecanciller de la revolución ciudadana y que ha regresado a dirigir Ecuador TV. Desde el inicio de la entrevista, que fue antecedida por un perfil de Correa en el que la humildad era el argumento central, era más que evidente que el principal objetivo era presentar a un hombre austero, sencillo, humilde y que, en virtud de todo esto, no deja escapar oportunidad para ahorrarle al país aunque sea centavos.
Desde el tono de la conversación hasta los temas que se abordaban en la entrevista estaban cuidadosamente arreglados para que el televidente viera lo austera y sencilla que es la vida del Presidente: su casa, sus adornos, su desprendimiento del dinero…
En la última sabatina, Correa también aportó con lo suyo para borrar cualquier duda que exista sobre su franciscana humildad. “Mi mayor patrimonio es mi bicicleta, mi mochila y mi guitarra”, dijo rayando en el cliché de cantautor de cafetín. “Nunca usé anillo y hasta el reloj me pesa”, agregó como para darle un poco más de énfasis a lo de la bicicleta, la mochila y la guitarra.
En esa entrevista con Lasso, Correa mencionó tres aspectos de su gestión que demuestran que es casi un monje budista. Estas tres cosas son: no haber dado a su esposa, Anne Malherbe, las funciones de Primera Dama; el haberse desprendido del Lincoln de lujo que había en la Presidencia, y el haber comprado aviones que son instrumentos de trabajo.
Pero si se mira con más detalle a estos tres gestos, cosa que Javier Lasso obviamente no hizo, se encontrará con tres falacias. Veamos.
La falacia de la Primera Dama
Correa sostiene que al no haberle dado a su esposa el cargo de Primera Dama le ahorró al país mucho dinero. No tiene sueldo, no hubo que crear una oficina con funcionarios para su trabajo y, además, no hay que destinar recursos para comprarle ropa. Gran ahorro, según Correa.
Lo que no mencionó Correa, ni Lasso se lo hizo notar, es que bajo su administración ha convertido a la Presidencia de la República en un inmenso centro de empleo. Si se observa la nómina de la Presidenciade abril del 2016 se ve que tiene 508 funcionarios. Y si a eso se suma el personal de la Secretaría de la Administración Pública, que tiene 416 funcionarios que técnicamente son parte de la Presidencia, resulta que Correa tiene a 924 personas trabajando directamente para él, algo que ni siquiera cuenta la Casa Blanca en Washington que tiene 474 empleados. ¿Cuántos empleados pensaba Correa que necesita el cargo de Primera Dama? A esto habría que aumentar el tema de la ropa. ¿Qué tipo de ropa habría tenido en mente Correa para su esposa como para que piense que sin darle una partida para eso ahorraba mucho dinero al Estado? Evidentemente, el argumento del ahorro en ropa resulta groseramente pueril y el de haberle ahorrado al país de la burocracia que el cargo de Primera Dama supone definitivamente infantil.
La falacia de los vehículos humildes
En esa suerte de “charla alrededor de la humildad del señor Presidente” que fue la entrevista hecha por Javier Lasso, Correa también dijo que una de las cosas que prueban su austeridad es el haberse desprendido del viejo Lincoln de lujo que la Presidencia tenía para uso del Primer Mandatario. Independientemente de que ese carro era más famoso por las veces que se averiaba y por su vetustez, resulta que si uno examina lo que la Presidencia de Correa gasta en mantener a sus vehículos, tanta austeridad no aparece por ningún lado.
En lo que va del 2016 la Presidencia del República ha gastado, únicamente en mantenimiento y combustibles, 116 123 mil dólares, monto con el que podría comprarse cómodamente un Lincoln de lujo nuevo. A esto habría que agregarle que en el reporte de gastos de la Presidencia aparece que se ha asignado 170 mil dólares para arrendamiento de carros y que el total asignado para mantenimiento es de 212 510 dólares. Según el presupuesto liquidado de la Presidencia del 2015 únicamente en arrendamiento de carros se gastaron algo más de 230 mil dólares y en mantenimiento 170 mil. Evidentemente, el ahorro en el Lincoln es pura palabrería.
La falacia del avión ahorrador
La tercera prueba que Correa mencionó para probar que en él no hay otro afán que el ahorro, la austeridad y la humildad tuvo que ver con el tema del avión presidencial. Al defender su decisión de comprar el Falcon 7X que costó 52 millones, el Presidente dijo que ese artefacto es una herramienta de trabajo que no pertenece a la Presidencia sino a la Fuerza Aérea Ecuatoriana y que la prueba de su utilidad está que en esos días el avión se hallaba en la China con un equipo del Ministerio de Finanzas. Como a Javier Lasso este dato no le produjo curiosidad alguna, no está demás hacer un poco de números para ver cuánto se ahorró el contribuyente ecuatoriano con ese viaje de los funcionarios del Ministerio de Finanzas. Resulta que una hora de vuelo del Falcon 7X está calculada, según revistas especializadas, en 7 900 dólares. Si uno calcula que el viaje de ida y vuelta a China al menos 30 horas resulta que el viaje de los funcionarios del Ministerio debe haberle costado al Ecuador algo así como 237 mil dólares. ¿Cuánto cuesta un pasaje en vuelo comercial de Quito a la China? Si uno toma un vuelo de KLM, que es una de las opciones más caras, el precio del pasaje para viajar entre junio y julio está en 2 556 dólares.
Si el equipo del Ministerio de Finanzas, mencionado por Correa, estaba compuesto por 14 personas que es la capacidad máximo del Falcon 7X y si éstos hubieran pagado pasaje comercial el costo del desplazamiento hasta la China habría sido de 35 784 dólares. Quizá algo más pero jamás los 237 mil del costo que representa el vuelo del Falcon 7x. ¿Si el Ecuador atraviesa una crisis fiscal por la caída del precio del petróleo como dice Correa y si es cierto que se necesita tanta solidaridad con las víctimas del terremoto no era mejor que los funcionarios que viajaron a la China utilicen un vuelo comercial?
Correa y sus corifeos están tratando de convencer que su paso por el poder ha sido el paso de un santo de la humildad y la sencillez. El problema es que los milagros que pintan no logran convencer.
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