¡Cojan al ladrón!
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. El viejo adagio cae como anillo al dedo para la cruzada moralizadora de Alianza PAÍS. ¿Qué hacen o qué han hecho frente a los escandalosos casos denunciados desde inicios del gobierno?
07 de junio del 2016
POR: Juan Cuvi
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
Aparecer como adalides de la lucha contra la corrupción puede borrar toda sombra de duda sobre la apatía fiscaliza-dora que han mante-nido todos estos años".
La campaña de lucha contra la corrupción emprendida por un grupo de legisladores de Alianza PAÍS tiene mucho de hipocresía, de simulacro. Luego de una década de impunidad institucionalizada, resulta sospechoso tanto empeño por aclarar las cuentas propias y ajenas. Algo más puede haber detrás de esta iniciativa. Hagamos algunas conjeturas para intentar explicarla.
1. Los niveles de corrupción en el gobierno son tan alarmantes que desbordan todo intento por disimularla. De acuerdo con los organismos especializados en el tema, la corrupción en nuestros países es directamente proporcional al presupuesto del Estado y a la permanencia en el poder de un régimen. Estos parámetros colocan al correísmo en una posición estelar. No es casual, entonces, que el propio hermano del Presidente, Fabricio, hable de la escalofriante cifra de 40 mil millones de dólares como producto del enriquecimiento de los miembros del oficialismo. Y hasta ahora nadie lo ha desmentido, ni le ha pedido una confesión judicial, ni le ha interpuesto una demanda. Extraño comportamiento en un régimen que enjuicia a cualquiera por quítame estas pajas.
2. Frente al innegable y progresivo destape de la corrupción, el oficialismo quiere adelantarse a las organizaciones ciudadanas en las tareas de fiscalización. Como se dice en el juego de naipes, es una puesta de mano. Sobre todo, después de que la Comisión Cívica Anticorrupción se anotara algunos puntos con las denuncias sobre posibles sobreprecios en algunas obras públicas; o después de que se hiciera público el caso de la refinería de Esmeraldas. El oficialismo está consciente de que la transparencia es un arma letal en manos de la oposición. Gritar que cojan al ladrón es una buena estrategia de distracción.
3. Las disputas de poder al interior del oficialismo serán encarnizadas en un año electoral. Más aún en medio de un acelerado proceso de desgaste: los principales cupos para las candidaturas serán más demandados en la medida en que se reduce el éxito electoral en 2017. No habrá cama pa’ tanta gente. En tales apuros, la posibilidad de sacarse de en medio a posibles rivales internos está anclada a una eventual denuncia por corrupción. Por ello, algunas de las denuncias de los últimos tiempos en contra de funcionarios del gobierno han sido filtradas desde las propias filas verde-flex.
4. Es mejor curarse en salud. Un último año de virtud puede servir de referencia para lo que puede venir luego de una derrota en 2017. Aparecer como adalides de la lucha contra la corrupción puede borrar toda sombra de duda sobre la apatía fiscalizadora que han mantenido todos estos años. Apostar a la amnesia y a la novelería colectivas no es mala estrategia. Al menos para un grupo de asambleístas que quieren seguir en la arena política.
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. El viejo adagio cae como anillo al dedo para la cruzada moralizadora de Alianza PAÍS. ¿Qué hacen o qué han hecho frente a los escandalosos casos denunciados desde inicios del gobierno? Bastaría con que exigieran que se hagan públicas las cuentas de la cooperativa de ahorro COOPERA, en Azuay, para demostrar que en efecto buscan transparencia respecto de los patrimonios sospechosos.
¿O será que solo buscan transparencia a la carta?
1. Los niveles de corrupción en el gobierno son tan alarmantes que desbordan todo intento por disimularla. De acuerdo con los organismos especializados en el tema, la corrupción en nuestros países es directamente proporcional al presupuesto del Estado y a la permanencia en el poder de un régimen. Estos parámetros colocan al correísmo en una posición estelar. No es casual, entonces, que el propio hermano del Presidente, Fabricio, hable de la escalofriante cifra de 40 mil millones de dólares como producto del enriquecimiento de los miembros del oficialismo. Y hasta ahora nadie lo ha desmentido, ni le ha pedido una confesión judicial, ni le ha interpuesto una demanda. Extraño comportamiento en un régimen que enjuicia a cualquiera por quítame estas pajas.
2. Frente al innegable y progresivo destape de la corrupción, el oficialismo quiere adelantarse a las organizaciones ciudadanas en las tareas de fiscalización. Como se dice en el juego de naipes, es una puesta de mano. Sobre todo, después de que la Comisión Cívica Anticorrupción se anotara algunos puntos con las denuncias sobre posibles sobreprecios en algunas obras públicas; o después de que se hiciera público el caso de la refinería de Esmeraldas. El oficialismo está consciente de que la transparencia es un arma letal en manos de la oposición. Gritar que cojan al ladrón es una buena estrategia de distracción.
3. Las disputas de poder al interior del oficialismo serán encarnizadas en un año electoral. Más aún en medio de un acelerado proceso de desgaste: los principales cupos para las candidaturas serán más demandados en la medida en que se reduce el éxito electoral en 2017. No habrá cama pa’ tanta gente. En tales apuros, la posibilidad de sacarse de en medio a posibles rivales internos está anclada a una eventual denuncia por corrupción. Por ello, algunas de las denuncias de los últimos tiempos en contra de funcionarios del gobierno han sido filtradas desde las propias filas verde-flex.
4. Es mejor curarse en salud. Un último año de virtud puede servir de referencia para lo que puede venir luego de una derrota en 2017. Aparecer como adalides de la lucha contra la corrupción puede borrar toda sombra de duda sobre la apatía fiscalizadora que han mantenido todos estos años. Apostar a la amnesia y a la novelería colectivas no es mala estrategia. Al menos para un grupo de asambleístas que quieren seguir en la arena política.
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. El viejo adagio cae como anillo al dedo para la cruzada moralizadora de Alianza PAÍS. ¿Qué hacen o qué han hecho frente a los escandalosos casos denunciados desde inicios del gobierno? Bastaría con que exigieran que se hagan públicas las cuentas de la cooperativa de ahorro COOPERA, en Azuay, para demostrar que en efecto buscan transparencia respecto de los patrimonios sospechosos.
¿O será que solo buscan transparencia a la carta?
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