lunes, 20 de junio de 2016

Testimonio, histórico de rechazo



Publicado en la Revista El Observador (Febrero del 2005)
Un sabio proverbio árabe dice que "la gente que sube como la palmera se cae como el coco". Así se ha de decir seguramente a la hora de justipreciar la caída del Alcalde Fernando Cordero. Sic semper tyranis/ Este es el destino de los tiranos. Ensimismado en su fatua vanidad, creíase predestinado a gobernar la ciudad por un cuatrienio más y seguro estaba de su triunfo, sin que faltasen -a fortiori- los corifeos adulones que incluso en editoriales de prensa declaraban sin ápice de rubor alguno, con Freddy Ehlers a la cabeza, que la suerte estaba echada: Cordero era el ungido.
Alea jacta est/ La suerte está echada... Contrari sensu, lo que no imaginaban ni el burgomaestre ni sus tiralevitas era mas bien que -tal como Julio César en la Roma Imperial, al cruzar el Rubicón en la Guerra de las Galias- la suerte estaba echada pero en sentido contrario: La prepotencia y el autoritarismo se pagan caro y el pueblo cuencano dijo basta a quien más le ha infamado en toda su historia.
Y por ello, los 52.000 votos que Fernando Cordero obtuvo frente a casi 100.000 sufragios de Marcelo Cabrera representan para los anales de la historia comarcana un testimonio histórico de rechazo nunca antes visto en una contienda electoral local.
Sucia campaña electoral.
Pero la última campaña electoral del burgomaestre Cordero se caracterizó tanto por la fastuosidad y la opulencia como por la violencia y el uso de medios ilícitos para ganar la confianza popular tan venida a menos con el pasar de los años. El gasto electoral fue sobrepasado notablemente de los límites que la ley permite aunque se pretenda hacernos creer todo lo contrario. De nada sirvieron las obras faraónicas de última hora realizadas sin planificación y la permanente campaña desinformativa que ciertos medios de comunicación venían haciendo para favorecer a Cordero. Los cuencanos, según reflejaban las encuestas más serias, inclinaban -in crescendo- sus intenciones de voto por el candidato de la alianza 12 – 17 y la brecha crecía día a día haciendo perder los estribos a Fernando Cordero.
Espionaje electrónico y telefónico.
En efecto, movido de la desesperación montó una campaña sucia al mejor estilo de Abdalá Bucaram. Se colocó en forma clandestina una antena en el Palacio Municipal para interceptar los teléfonos de la oposición con un radio de acción de 200 metros a la redonda pero la SUPTEL, al detectar la ilegal instalación, procedió a retirar dicha antena. Con la ayuda de Geovanny Orellana y Freddy Castro, dos funcionarios municipales de la Oficina sin papeles y el Departamento de Informática, instalaron un programa de manipulación remota en la computadora de la Vicealcaldía para vigilar todos los movimientos del Alcalde encargado.
Pasquines.
Con la colaboración de Jorge Verdugo, funcionario de ETAPA, y otros que se mantienen en el anonimato, se empezaron a enviar desde las computadoras de esta empresa y el municipio, numerosos pasquines electrónicos para atacar a personajes de la oposición. La inmoral actuación de Verdugo llegó al paroxismo cuando utilizando la computadora de su propia compañera de Relaciones Públicas en ETAPA y aprovechando que ésta salió de vacaciones, se infiltró en su correo electrónico para enviar desde allí tan infamantes mensajes. Descubierto el pasquinero, lo despidieron de la empresa municipal pero Fernando Cordero que paga bien a sus devotos lo trasladó secretamente como empleado de ETAPA TELECOM.
Los denuestos y ofensas a los adversarios estaban a pedir de boca. Los ataques a Radio "La Voz del Tomebamba", a sus propietarios y periodistas no se hicieron esperar. Los libelos difamatorios eran distribuidos por debajo de las puertas de las casas de los cuencanos. La destrucción clandestina de la propaganda adversaria en altas horas de la noche fue el denominador común de la campaña sucia del burgomaestre.
Los graffitis injuriosos en contra de la periodista Martha Cardoso aparecían por las paredes de la ciudad. Y no satisfecho con ello, buscó el apoyo de los jefes Departamentales más cuestionados del Municipio, quienes violando la Ley que les prohibe participar en campañas electorales, publicaron en la prensa local, un manifiesto intitulado "Para la honra de Cuenca", en el que sin escrúpulo alguno llegaron a hacer público el pasquín electrónico infamante que circulaba en contra de la destacada periodista.
La oprobiosa publicación fue comandada por Eugenio Lloret Orellana quien, sin ser periodista titulado se hace pasar por Licenciado en periodismo, arrogándose un título, conjuntamente con la ciudadana mexicana Pilar Gutiérrez Niebla, quien usurpa las funciones de un periodista profesional en el municipio, demostrando ser rastreros, desleales y zascandiles. ¿Qué puede esperarse de alguien que escribía contra el Alcalde Cordero y después, de la noche a la mañana, cambió su discurso por haber hecho antesala en la Alcaldía a que éste le diese un puesto de Relacionador Público?. Según fuentes fidedignas, se sabe que los cerebros de esta campaña sucia han sido dos
personajes de dudosa reputación moral: Tarquino Orellana Serrano y Caupolicán Ochoa Neira con todo el grupo de tiralevitas con el que Fernando Cordero ha gobernado la ciudad como si fuese un feudo.
Manipulación de encuestas.
Queriendo confundir al electorado, Cordero contrató -coram populo- los servicios de Informe Confidencial que manipuló los sondeos de opinión y las encuestas para mostrar que el burgomaestre lideraba supuestamente las preferencias electorales como si con esto subiese ipso facto su popularidad para inclinar la balanza a su favor. La seriedad de la encuestadora quedó en entredicho, tanto más, cuando a fines de septiembre ya no pudo ocultar la verdad y prefirió no publicar la última medición permitida por la ley con el anodino argumento de que en el aeropuerto de Cuenca alguien robó las encuestas y no era posible difundir los resultados de la medición.
Pero la desesperación del burgomaestre fue expectacular, pues ni aún con todo este aparataje las cosas podían cambiar a su favor. Entonces -nadie sabe por recomendación de quién- contrató la consultoría de dos asesores nazis de nacionalidad española.
Los asesores recomendaron a Cordero armarse de un ejército de 170 jovencitos y señoritas a los que diariamente formaba en fila militar en los patios del local de campaña y les arengaba con gritos histriónicos de guerra: triunfo, triunfo, triunfo. Se cuenta que les obligaba a gritar varias veces: Viva Fernando Cordero! mientras pasaba revista a semejante tropa. Asimismo, les exhortaba a desgañitarse con las palabras: ganamos!, ganamos!, ganamos!, mientras besaban la bandera blanca de Nueva Ciudad, en un ceremonial que no tenía otro objeto que sugestionar subliminalmente a los muchachos para autoconvencerse de que Cordero es ya el Alcalde antes de salir diariamente a realizar campaña proselitista por su causa en los diferentes barrios, ciudadelas y parroquias rurales del cantón.
Al mismo tiempo, cada día los asesores escogían diferentes avenidas y redondeles de la urbe para instalar centenares de rostros de Fernando Cordero para que los conductores y peatones que circulan por las vías sean inducidos en forma subliminal a votar por él e inclusive hasta escogieron la montaña vecina a Turi para instalar un letrero gigantesco de letras fosforecentes que decía: "CORCHO".
Cuenta la Historia, que éste era el método utilizado por Hitler para que el pueblo germano pudiera llegar a amar la cruz o esvástica nazi como símbolo de identidad nacional socialista. El mentalizador de este tipo de propaganda era Joseph Paul Goebbels (1897 – 1945), Ministro de Propaganda e Información de Hitler, el cual creía que una
mentira repetida miles de veces se convierte en verdad y fue el autor de una gran campaña desinformativa para atacar a las comunidades judías y católicas de la Alemania nazi. Aunque el nazismo ha desaparecido, aún hay hoy en el mundo fieles seguidores que creen en sus nefandos métodos de manipulación de masas.
El tiempo nos da la razón.
Su aparatosa caída es la confirmación de que el tiempo nos ha dado la razón cuando sin temer a las asechanzas a las que nos tuvo acostumbrados hemos venido denunciando todas sus tropelías, sus trapacerías, sus irregularidades y desmanes.
Fernando Cordero nunca pudo refutar nuestras denuncias documentadas en el caso de los carriers telefónicos, en la Capitalidad Americana de la Cultura, en las denuncias de nepotismo, en las irregularidades de Autoparque, en el perjuicio del Concierto de Juan Gabriel, en el negociado del Programa Mejora tu Barrio, en los casos de violación de las leyes, en las dolosas actuaciones de su hermano Felipe, Jefe de Compras de ETAPA y en tantos y tantos asuntos en los que cumplimos con nuestra misión periodística de informar con verdad y orientar a la opinión pública. El burgomaestre nunca buscó refutar un argumento y esclarecer la verdad, sino que apuntó a descalificar nuestra labor intentando invalidar nuestras observaciones.
Ocaso de un ídolo de barro.
Las ideas mesiánicas de creerse predestinado para el gobierno de la urbe, la arrogancia atrevida, la fatua vanidad y reluctante orgullo, hacen de Fernando Cordero un personaje que, al parecer, adolece de serios problemas de personalidad. Tanto es así que, -entre ciertos médicos cuencanos- circula el rumor de que después de la estrepitosa caída, el Alcalde se encuentra al momento con ayuda sicológica.
En el último acto organizado con motivo de la inauguración de la Plaza de la Cultura; tres niños hermanos, se prrsentaron con carteles, pidiendo al alcalde saliente Fernando Cordero Cueva, que devuelva el empleo a su padre, quien meses atras fue cancelado por el burgomaestre, sin ninguna justificación. Una vez más, Cordero, atenta contra los derechos humanos...!

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