Mauricio Gándara Gallegos
Martes,
3 de marzo, 2015
Caballitos de
Troya
Del poema
homérico de la guerra de Troya, en la que los griegos, simulando una retirada,
dejaron abandonado en la playa un caballo de madera que los troyanos,
ingenuamente, llevaron al interior de sus murallas, sin percatarse de que al
interior del caballo estaban soldados griegos que abrirían las puertas para que
sus compatriotas penetraran a conquistar Troya, ha quedado la expresión que
titula este artículo para el caso cuando alguien introduce en el campo que no
domina una fuerza que lo conquiste o lo sabotee. Eso intenta el gobierno del
Ecuador cuando pretende que quien ha sido su dócil presidente de la llamada
Corte Constitucional sea designado miembro de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. El propio presidente ecuatoriano visitó en Costa Rica la sede
de la Corte, y con una generosidad propia de los tiempos de la bonanza
petrolera abrió el camino empedrándolo con oro, con la donación a la Corte de
un millón de dólares. El asunto es de una terrible gravedad: el presidente de
la Corte Constitucional ecuatoriana que ha negado peticiones de ciudadanos
ecuatorianos, si estos llegan a apelar a la Corte Interamericana, se
encontrarían con que entre los jueces que deben resolver su apelación está
quien antes sentenció en su contra. Es decir, ¡juez de la instancia
ecuatoriana; juez de la instancia internacional de apelación! La renovación
parcial de jueces de la Corte Interamericana, en los difíciles momentos que
vive la región, es de una gran trascendencia. Para conseguir que su candidato
triunfe, el Gobierno deberá obtener en la OEA una mayoría de votos. Por
supuesto que obtendrá los votos de los países que le son afines en su posición
contraria a los organismos de derechos humanos, y, sobre todo, a la Comisión
Interamericana. La Cancillería ecuatoriana ha realizado múltiples
peregrinaciones para tratar de disminuir los poderes y recursos económicos de
los organismos que le son incómodos, y, señaladamente, de la Comisión que
trabaja por la Libertad de Expresión. Al ganar influencia en la Corte, que es
organismo de última instancia, pretenderá influenciar, también, las actuaciones
de la Comisión Interamericana cuyas recomendaciones no atiende. El Gobierno
quiere cerrar el círculo y controlar todas los tribunales, nacionales e
internacionales. Es esta Corte Constitucional la que decidió que las reformas
constitucionales que permiten la reelección indefinida sean resueltas por la
Asamblea, en clara violación de la misma Constitución y negándole al pueblo el
decidir sobre esta reforma. Es esta Corte la que en connivencia con el Consejo
Electoral tiene de Herodes a Pilatos a los ciudadanos que demandan una consulta
popular sobre la reelección indefinida. El único patrón de conducta de esta
Corte, que inconstitucionalmente se constituyó en Corte Constitucional, es
complacer al Gobierno. El presidente de esa Corte quiere estar, ahora, en la
Corte Interamericana, constituida, fundamentalmente, para defender a las
personas contra los abusos de los gobiernos. La maniobra es tan burda que creo
levantará una gigantesca ola de protesta nacional e internacional.
Por si
fuera poco, ahora tenemos al interior del país un segundo caballo de Troya: en
contravención al artículo 17, numeral 3 de la Constitución que prohíbe la
concentración en pocas manos de los medios de comunicación, el Gobierno,
mediante la argucia de modificar una disposición meramente reglamentaria, ha
favorecido la concentración en manos de un empresario extranjero –que, además,
emplea testaferros– de numerosos y diversos medios televisivos, radiales y,
ahora, inclusive escritos, luego de la compra del diario independiente El Comercio;
el favorecido –quién sabe sujeto a qué condiciones– es hoy, luego del Estado,
el más poderoso comunicador. Los medios independientes quedan aún más reducidos
y continuarán bajo el implacable control de este tribunal especial que es la
Secom.
En Venezuela,
en Cuba, en Argentina, en Ecuador, y otros países, se requiere urgentemente de
jueces que defiendan los derechos humanos contra la represión de los gobiernos.
(O)
En
Venezuela, en Cuba, en Argentina, en Ecuador, y otros países, se requiere
urgentemente de jueces que defiendan los derechos humanos contra la represión
de los gobiernos.
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